A golpe de micrófono

Cuenta Pedro Delgado en las páginas finales de A golpe de micrófono que se decidió a escribir este libro en el que narra anécdotas y vivencias de sus años como comentarista de carreras ciclistas cuando en 2013 vio muy difícil poder seguir con su labor en TVE por cuestiones presupuestarias. Como recordarán, Delgado estuvo a punto de no poder comentar el Tour hasta que, a última hora y cuando el exciclista tenía ya listas las maletas para irse de vacaciones con su familia, según cuenta en el libro, Carrefour decidió patrocinar su presencia en pantalla, lo que salvó a una voz ya clásica de las transmisiones deportivas en la cadena pública. Un comentarista, como todos, con sus virtudes y sus defectos, pero que despierta un gran cariño en buena parte de los aficionados. Cariño heredado de sus gestas deportivas y también debido a su carácter extrovertido al micrófono, lo que ayuda siempre a hacer más llevaderas las etapas más anodinas en las que nada pasa. El libro es muy entretenido, el sentido de humor de su autor (la obra está escrita en colaboración con el periodista José Miguel Ortega y el prólogo lo firma Carlos de Andrés)  se traslada a las páginas de la obra. 

Hay muchos aspectos reseñables del libro, que creo divertirá a todos los aficionados al ciclismo, en especial a los acostumbrados a seguir las carreras (cada vez menos, eso es cierto) por la cadena pública. Quiero quedarme en este artículo con alguno de ellos. En primer lugar, precisamente, la sensación de nostalgia por una época en la que TVE emitía muchas más pruebas ciclistas. El propio Pedro Delgado muestra su tristeza por que la cobertura televisiva de nuestro deporte haya caído tanto en los últimos años. A día de hoy, cuando la televisión pública emite ya sólo el Tour, alguna que otra carrera de Aso y la Vuelta a España, casi parece de un mundo de fantasía lo que cuenta Delgado en el libro sobre sus primeros años como comentarista en TVE, en los que además de las grandes vueltas (dos de ellas, pues los derechos del Giro los compró el canal público en contadas ocasiones) también narraba carreras de una semana por España. Cuenta incluso Pedro Delgado que, cuando le ofrecieron ser comentarista de TVE el año en el que había decidido colgar la bicicleta, él al principio temió no poder descansar por la gran cantidad de pruebas que emitía la cadena pública. Lamentablemente, eso es pasado, un pasado glorioso que vemos muy lejano. Y es triste. Porque, indudablemente, un pilar fundamental para la sostenibilidad de las carreras es que estas puedan ser emitidas por televisión. Los costes y la crisis han llevado a un apagón televisivo de muchas pruebas que, en gran medida a causa de aquel, han tenido que echar el cierre o verse muy reducidas. 

Da envidia aquel tiempo en el que la televisión pública emitía muchas más pruebas ciclistas. Alguna vez he escrito aquí, creo, de Eurosport. Estoy abonado a Eurosport Player, sistema mediante el cual por cuatro euros al mes puedes seguir la programación de este canal, el que más ciclismo emite con mucha diferencia, a través del ordenador. Es un sistema magnífico y gracias al cual uno puede seguir la temporada ciclista y, además, deleitarse con los comentarios de Eduardo Chozas, un sabio de este deporte que a mí me encanta como comentarista desde los tiempos en los que acompañaba a José María García en sus inolvidables retransmisiones radiofónicas. Pero es un canal privado y que la inmensa mayoría de la temporada sólo pueda verse mediante un canal de pago o buscándose la vida por Internet, indudablemente, hace un muy flaco favor al ciclismo, porque lo que ayuda a despertar el interés del gran público es que en canales en abierto, y a ser posible de máxima audiencia (mejor La 1 que Teledeporte) emitan pruebas ciclistas. Posiblemente, la situación de crisis en la que vive TVE no permita muchos más despliegues, pero es inevitable recoger aquí esa sensación de nostalgia por un tiempo pasado al leer las vivencias de Pedro Delgado en sus primeros años como comentarista del canal público. Pasa de comentar carreras de una semana a narrar las grandes vueltas desde el estudio. 

Otro pilar del libro son, sin duda, las anécdotas que cuenta el autor. Carlos de Andrés, narrador de ciclismo de TVE y compañero de Pedro Delgado en las cabinas desde que Pedro González falleció (antes seguía las carreras en la moto), escribe en el prólogo que la obra es muy divertida y eso que él ha "censurado" alguna que otro anécdota porque, explica, siempre debe quedar algo en el terreno personal. La más divertida de todas es cuando Delgado engaña a su compañero de transmisiones y simula estar afónica justo el día en el que TVE iba a emitir íntegra la etapa reina de la Vuelta 2004 con final en Calar Alto. La noche anterior, cuenta Delgado, Carlos de Andrés se va pronto a la cama para estar despejado de cara al duro día de trabajo que se presenta y él se queda algo más disfrutando de la noche. A la mañana siguiente, justo hasta el momento en el que comienza la retransmisión en directo, Perico le hace ver a su compañero que está afónico y, por tanto, tendrá que hacer frente a la larga transmisión en solitario. 

También son curiosas las anécdotas que cuenta sobre las dificultades para hallar los hoteles en varias etapas del Tour de Francia así como la discutible calidad de algunos alojamientos en el país galo. Por ejemplo, cuenta que una vez les tocó hacer noche en una especie de albergue donde, por usar el mismo eufemismo que emplea Delgado, hay mujeres que se dedican al oficio más antiguo del mundo. O aquella otra vez en la que las camas no tenían ni sábanas. En cuestión de alojamiento, explica el exciclista, la Vuelta gana al resto de grandes carreras. 

Junto a las curiosidades de sus vivencias como comentarista deportivo (al capítulo de la nostalgia añadiremos esos programas radiofónicos nocturnos que hacía la Ser, emisora con la que Delgado colabora desde 1988, en teatros de las ciudades por donde pasaba la Vuelta a España) se encuentran reflexiones del autor sobre el momento actual y pasado de este deporte. Así, de su mano el lector revive grandes momentos recientes de la historia de este deporte como el pique entre Armstrong y el Pirata Pantani en el Tour de Francia o la victoria de Carlos Sastre en la ronda gala. También cuenta con detalle el Tour de 2006, cuando fue el propio Delgado quien le propuso a Óscar Pereiro atacar en el descenso de una etapa de montaña para sacar diferencias. Me gustan mucho los capítulos que el autor dedica al Giro de Italia y a las clásicas (incluidos Mundiales y Juegos Olímpicos), pues capta la esencia y la particularidad de esas pruebas. 

Inevitablemente, Delgado habla también del dopaje. Cuando narra los Tour de Armstrong pasa de puntillas por su confesión, pero es porque después le dedica un capítulo entero ("Lance Armstrong: de héroe a villano (too good to be true"). En él cuenta el autor su estupefacción por la confesión del corredor estadoundiense y el golpe que supuso para el ciclismo. Había pasado todos los controles, pero aun así estuvo engañando durante todos estos años, lo que indudablemente reabre todas las dudas sobre el sistema de detección del dopaje de aquella época. Es muy crítico Delgado con el tratamiento mediático que se da a la cuestión del dopaje, asociada rápidamente al ciclismo y mediante una sospecha generalizada y una presunción de culpabilidad para los ciclistas a pesar de que han aceptado estar localizados permanentemente y someterse a análisis a cualquier hora y por parte de hasta cuatro organismos diferentes. 

A golpe de micrófono. Las peripercias de un ciclista de élite reconvertido en periodista deportivo es, en resumen, un libro muy entretenido en el que aunar la afición por la lectura con el amor al ciclismo. En este sentido, es muy agradable para los aficionados a este deporte el florecimiento en los últimos años de muchas editoriales que apuestan por libros sobre ciclismo. Esta obra está editada por la editorial Contra. También tenemos, entre otras, a Cultura Ciclista, Libros de Ruta o Libros del KO. Variedad y calidad para poder disfrutar del ciclismo y de la lectura. Ahora que se acercan las Navidades, un buen catálogo el que ofrecen todas estas editoriales para escribir la carta a los Reyes Magos. 

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