El culebrón del Astana continúa ofreciendo nuevos capítulos alarmantes. No logramos sacudirnos del fango de las sospechas de dopaje y, muy a nuestro pesar, las dudas sobre el conjunto kazajo son la noticia de este invierno ciclista. Es muy preocupante lo que se conoce en torno al equipo dirigido por Alexander Vinokourov en el que milita, entre otras grandes estrellas, el último ganador del Tour de Francia, Vincenzo Nibali. Por si los cinco positivos en la estructura del Astana (tres en el conjunto continental y dos en el de primera categoría) fueran poco escándalo, ahora aparece el siniestro doctor Michele Ferrari para embadurnar aún más este asunto.
Según La Gazzetta dello Sport, este tipo, inhabilitado de por vida, sinónimo de dopaje, de trampas y de la época más oscura del ciclismo, tuvo relación con Astana el año pasado. En concreto, el diario italiano afirma, citando un extenso informe de la fiscalía de Padua, que el doctor Ferrari acudió a la concentración que mantuvo Astana en noviembre de 2013 en Montecatini. La información indica que Ferrari habría estado en ese stage y que existirían fotografías que lo demostrarían. El informe de la fiscalía contiene 550 páginas sobre una presunta red de blanqueo de capitales y dopaje que implicaría a decenas de deportistas y al propio doctor Ferrari.
El médico ha negado con rotundidad que esa visita a la concentración de Astana se produjera. Hasta donde yo sé, y mientras escribo estas líneas (martes a las ocho de la mañana) el conjunbto kazajo no ha hablado sobre esta presunta conexión. Evidentemente, que el doctor Ferrari estuviera en la concentración del equipo o incluso que haya fotos de él en el lugar donde se realizó no significa automáticamente que el médico inhabilitado de por vida estuviera ofreciendo sus servicios al Astana. Pero, en las actuales circunstancias, con la inevitable y gigantesca sombra de la duda acechando al equipo, el conjunto kazajo debería aclarar cuanto antes esta posible relación con uno de los personajes más siniestros de cuantos ha conocido el ciclismo en los últimos años.
Ferrari, como digo, niega la noticia del medio italiano. "Me veo en la obligación, muy a mi pesar, de negar una vez más el último bulo de los medios de comunicación respecto a mi presencia ('durante la noche', o incluso a plena luz del día, si se prefiere) en la concentración del Astana en Montecatini el año pasado en noviembre", afirma en una nota de prensa. Eso sí, Ferrari recuerda que "hasta hace unos años entrené a algunos de los ciclistas de Astana, incluidos Vinokourov: nunca ha sido un secreto, nunca ocultamos nada, asistí a concentraciones en los que había muchos otros corredores, todo a plena luz del día". Y, por último, echa más barro a la actualidad ciclista señalando a la Unión Ciclista Internacional (UCI): "curiosamente Teide o St. Moritz, en ese entonces ubicaciones 'sospechosas' según la definición de la propia UCI, ahora se han 'limpiado' y son más populares que nunca entre los ciclistas y equipos por encima de toda sospecha".
En principio será mañana, día 10, cuando la Comisión de Licencias de la UCI anunciará su decisión sobre los equipos que aún no tienen confirmada su licencia para el próximo año. La presencia de Astana en el World Tour está en el aire. Tendría difícil justificación que el equipo kazajo mantuviera su licencia de primera división del ciclismo mundial. Creo que es importante no dejarse llevar por los rumores o las sospechas, pero tanto como eso lo es ver la realidad, por dura que sea. Y lo cierto es que en la estructura de Astana ha habido cinco casos de dopaje y que ahora la fiscalía de Padua investiga la posible vinculación del siniestro doctor Ferrari con el equipo. Todo ello mientras Alexander Vinokourov, foco de muchas de las dudas que genera el equipo por su pasado turbio, continúa al frente del mismo. Una vez más, el gran damnificado de todo esto es el ciclismo. Porque, sí o sí, impacta y preocupa ver al equipo del ganador del Tour de Francia envuelto en este sucio asunto que se enreda aún más ahora que sale a la palestra un médico inhabilitado de por vida por ser la viva imagen de la trampa y el dopaje durante años en este deporte.
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