La Justicia da la razón a Ezequiel Mosquera

La justicia deja de ser justa cuando se dilata en exceso en el tiempo. Pocos casos confirman de forma más clara esta afirmación como el de Ezequiel Mosquera, corredor que concluyó segundo en la Vuelta Ciclista a España y cuyos resultados fueron anulados por un positivo en  hidroxietil starch, una sustancia que no es ilegal, pero que puede ser empleada como enmascarador de otras sustancias dopantes. Aquel positivo arruinó la carrera deportiva de Mosquera, que luchó por salvar su buen nombre, pero que terminó tirando la toalla. El ciclista alegó que la sustancia hallada en su cuerpo "no está prohibida en caso de uso intramuscular u oral" y de la también que "todos los estudios científicios demuestran que no sirve para mejorar el rendimiento deportivo",. Como destacaba Mosquera,  "no está considerada como sustancia dopante", sólo si se administraba por vía intravenosa. 

Ayer, la Audiencia Nacional dio la razón a Ezequiel Mosquera. Sin duda, esta sentencia judicial no tendrá ni una mínima parte de la repercusión que tuvo la noticia de su positivo. Pasa siempre en estos casos, en especial en algunos medios. Los casos de dopaje abren páginas de diarios, pero las noticias de exoneraciones de corredores van a la sección de breves, si acaso. Mosquera decidió llevar su caso a la justicia ordinaria para reclamar daños y perjuicios. Como decimos, el hidroxietil sólo es considera una sustancia dopante si se administra por vía intravenosa. La Real Federación Española de Ciclismo (RFEC) sancionó al corredor gallego porque no pudo demostrar la procededencia de esa sustancia. Ya saben. A diferencia del resto de los mortales, para los ciclistas rige la presunción de culpabilidad y no de inocencia. En cualquier proceso judicial, es la acusación la que debe demostrar la culpabilidad del encausado. En el ciclismo, desde hace tiempo, es justo al revés. De entrada, el corredor es sospechoso, culpable. Y es él quien debe mostrar que es inocente. Hasta ese grado de perversión nos ha llevado el exceso de celo para intentar escapar de fantasmas, errores y trampas del pasado. 

No soy precisamente un experto en cuestiones judiciales y no convendría extraer como conclusión de esta sentencia de la Audiencia Nacional que Mosqueda queda limpio de polvo y paja. No sé si se puede llegar tan lejos. Es decir, a la justicia ordinaria no le compete esclarecer si un ciclista se ha dopado o no, sino determinar, en este caso, si el proceso seguido contra él ha vulnerado sus derechos o ha causado daños y perjuicios contra él. Es importante aclarar esto. Por ejemplo, cuando el Supremo obligó a la Vuelta a devolver a Heras su victoria en la edición del 2005 lo hizo "por defectos de forma" en el proceso seguido contra él, lo cual no significa necesariamente que no se dopara. 

Pero, precisamente por eso, por las distintas competencias de la justicia deportiva y de la ordinaria, creo que este caso nos deja dos lecciones. La primera, muy evidente, que no habrá forma de resarcir a Mosquera del daño causado por esta sanción. El corredor gallego firmó por el Vacansoleil tras brillar en aquella Vuelta de 2010 en la que fue segundo tras Nibali y en la que logró la victoria de etapa en la primera ocasión en la que la ronda española llegó a la Bola del Mundo. Creo que es importante tener en cuenta esta cuestión. Mucho, demasiado tiempo después de la aparición de aquella sustancia en los controles a Mosquera la Justicia le ha dado la razón. Lo dicho, la Justicia deja de ser justa cuando se dilata tanto.

Desde el desconocimiento sobre cuestiones judiciales, creo que la otra gran conclusión que nos deja este caso es que la justicia deportiva, en especial la reglamentación antidopaje en el ciclismo, excede en varios aspectos lo que permite la justicia ordinaria. Hablaba antes de la presunción de inocencia, principio rector de todo sistema judicial que se precie de serlo. Pues bien, en este caso de Mosquera, como en tantos otros (recuerden el clembuterol de Contador) se exige a los corredores demostrar su inocencia, cuando, evidentemente, en cualquier juicio es justo al revés. Este caso nos vuelve a demostrar que en la lucha contra el dopaje se están traspasando fronteras que, cuando se llevan a los tribunales ordinarios, se anulan. A tener en cuenta. 

Mosquera no reaccionó ayer a la anulación de la sanción por dopaje. Según leemos en distintos medios que citan a la agencia Efe, el corredor gallego dijo que está "cansado, fatigado y harto de un proceso que, con la ley en la mano, nunca tendría que haber pasado". La sentencia de la sección sexta de la sala contencioso-administrativo de la Audencia Nacional obliga a devolver a Mosquera su segundo puesto en la Vuelta 2010 y su victoria en la etapa de la Bola del Mundo. 

El ciclista gallego podría haber vuelto a competir en 2013, pasados los dos años de sanción, pero decidió colgar la bici. En una entrevista de junio concedida a la agencia Efe Mosquera declaró que "fui un poco iluso pensando que todo se arreglaría para bien, que es a lo que te agarras y que te ayuda a entrenar durante un año. Al final, digamos que no es dejar la bici de golpe. Vas viendo que va a ser que no". Queda la sensación de que se ha sido injusto, mucho, con él. Y también la idea de que es poco comprensible que la justicia deportiva vaya más allá que la ordinaria hasta el punto de pervertir algunos de sus principios fundamentales

Comentarios