Cada gran clásica tiene su emoción, su particularidad, su esencia. Todas tienen algo que las hace únicas. Pero la París-Roubaix, que se disputa el domingo, es distinta a todas las demás. Con sus tramos de adoquín, con la fervorosa devoción de los amantes al ciclismo, con la extrema dureza de una carrera de un día maratoniana con una inmensa historia tras de sí. Porque en cada adoquín, cada vez peor asfaltado, deliberadamente mal conservado, conservado como si no pasara el tiempo de forma voluntaria para conservar la esencia de la prueba, hay historia viva del ciclismo. Épica. Por algo lo llaman el Infierno del Norte. Por algo el amor que despierta esta locura, esta insensatez a lomos de una bicicleta que cada año por estar fechas unos kamikazes emprenden por caminos de cabras empedramos, no tienen parangón en el ciclismo.
Hay carreras, unas pocas tan sólo, en las que la grandeza de la prueba está por encima de la participación, por encima de la coyuntura en la que llegan, por encima de todo lo demás. La París-Roubaix es la París-Roubaix. Y lo será siempre. Está por encima de quienes la organizan o la corren. Es la París-Roubaix. Es el tercer monumento de la temporada, el más rompedor, el más apasionante, el más duro, el más disparatado. Ese desafío al paso del tiempo, ese portazo a la modernidad y a los avances, esa despiadada dureza a la que deben enfrentarse los corredores. Es el Infierno del Norte. Nada se equipara a él. Su grandeza no viene dada por el palmarés o la participación puntual. Es al revés. Es esta carrera criminal la que otorga grandeza a sus supervivientes, qué decir a sus ganadores.
Diremos más. Este año el Tour de Francia pasará por algunos tramos de pavé de la París-Roubaix. Y en un error que roza el sacrilegio, algunos medios hablan de que esta clásica, esta prodigiosa carrera de un día, adelantará algunos de los tramos del Tour de Francia. Nada de eso. Es el Infierno del Norte el que trasfiere algo de su grandeza a la Grande Boucle. No al revés.
Serán 27 tramos este año con más de 50 kilómetros de pavé entre todos ellos. Como siempre, están numerados en orden inverso. El 1 es el último que se atravesará el último. Arenberg, en el kilómetro 158 de carrera, con sus 2,4 kilómetros de pavé o el Carrefour de l´Abre, con 2,1 kilómetros, son algunos de los tramos míticos de una prueba que se presenta este año, como siempre, como no puede ser de otra forma, apasionante.
Tramos de pavé de la París-Roubaix 2015
Nº Tramo Km.
27 | 98,5 | Troisvilles to Inchy | 2,2 |
26 | 105 | Viesly to Quiévy | 1,8 |
25 | 108 | Quiévy to Saint-Python | 3,7 |
24 | 112,5 | Saint-Python | 1,5 |
23 | 120,5 | Vertain to Saint-Martin-sur-Écaillon | 2,3 |
22 | 130 | Verchain-Maugré to Quérénaing | 1,6 |
21 | 133,5 | Quérénaing to Maing | 2,5 |
20 | 136,5 | Maing to Monchaux-sur-Écaillon | 1,6 |
19 | 149,5 | Haveluy to Wallers | 2,5 |
18 | 158 | Trouée d’Arenberg | 2,4 |
17 | 164 | Wallers to Hélesmes | 1,6 |
16 | 170,5 | Hornaing to Wandignies | 3,7 |
15 | 178 | Warlaing to Brillon | 2,4 |
14 | 181,5 | Tilloy to Sars-et-Rosières | 2,4 |
13 | 188 | Beuvry-la-Forêt to Orchies | 1,4 |
12 | 193 | Orchies | 1,7 |
11 | 199 | Auchy-lez-Orchies to Bersée | 2,7 |
10 | 204,5 | Mons-en-Pévèle | 3 |
9 | 210,5 | Mérignies to Avelin | 0,7 |
8 | 214 | Pont-Thibaut to Ennevelin | 1,4 |
7 | 220 | Templeuve (Moulin-de-Vertain) | 0,5 |
6 | 226,5 | Cysoing to Bourghelles | 1,3 |
6 | 229 | Bourghelles to Wannehain | 1,1 |
5 | 233,5 | Camphin-en-Pévèle | 1,8 |
4 | 236,5 | Carrefour de l’Arbre | 2,1 |
3 | 238,5 | Gruson | 1,1 |
2 | 245,5 | Willems to Hem | 1,4 |
1 | 252 | Roubaix | 0,3 |
Sobre la participación, debemos comentar de entrada lo mismo que hicimos en la previa del Tour de Flandes. No estarán ni Fabian Cancellara ni Tom Boonen, por sendas caídas. Pero sí estarán todos los demás grandes clasicómanos, empezando por Niki Terpstra (Etixx-Quicl Step), ganador de la edición del año pasado. Para él será una cita especial, pues intentará revalidar el triunfo y resarcirse de las críticas recibidas por su actitud en el Tour de Flandes, donde dio relevos a Alexander Kristoff (Kathusa), el ciclista del momento y sin duda gran candidato a la victoria de nuevo. Un tercer gran candidato, quizá el que llega con una motivación mayor, pues será su último gran reto antes de abandonar Sky y centrarse en el ciclismo en pista, es Bradley Wiggins. El corredor británico, todo un ganador del Tour de Francia, sorprendió a propios y extraños con su formidable rendimiento en la edición pasada del Infierno del Norte y quiere marcharse en lo más alto del podio. Le acompañará Geraint Thomas como otra baza para el Sky.
Sep Vanmarcke (LottoNL-Jumbo) es otro ciclista a seguir en las grandes clásicas. Lo mismo puede decirse de Peter Sagan (Tinkoff-Saxo) y, después de su asombroso quinto puesto en el Tour de Flandes, del jovencísimo Tiesj Benoot (Lotto-Saudal). John Degenkolb (Giant-Alpecin) es otro corredor con aspiraciones en la París-Roubaix, al igual que Greg Van Avermart (BMC).
La carrera se podrá seguir por Eurosport y por Teledeporte. Mañana los amantes del ciclismo tenemos un plan, de los mejores.
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