Greipel, Cancellara y los elementos


 El Tour de Francia es, por encima de todo, una carrera de obstáculos. Una sucesión de zancadillas, trampas, peligros, ataques, montañas, abanicos, sprints alocados, situaciones imprevisibles. Es lo que hace grande al ciclismo y lo que define a la centenaria carrera francesa. La etapa de hoy estaba diseñada para que el viento actuara y pusiera en dificultades a los corredores. Junto al dios Eolo ha aparecido la lluvia para ofrecer una apasionante y durísimo jornada de ciclismo (a veces cuanto peor lo pasan los corredores, más disfrutamos los aficionados, es una peculiaridad algo retorcida de este deporte sin igual). Ha habido de todo. Cambio de líder, favoritos perdiendo tiempo, pinchazos, caídas y una volata de las de foto finish. La jornada de hoy, totalmente llana pero de una inmensa dificultad, ha marcado muchas más diferencias que la intrascendente contrarreloj de ayer. 

Restaban cien kilómetros para el final de la etapas cuando se ha vivido el primer momento de máxima tensión de este Tour. Apareció el viento y Tinkoff-Saxo y Sky han roto el grupo provocando abanicos. No lograron entonces los equipos de Contador y Froome sorprender a ninguno de sus grandes rivales (sí se quedaron atrás Valverde y Joaquim Rodríguez, entre otros), pero la escena sirvió de aviso a navegantes. Esos nervios, esa tensión, ese animo por sacar las primeras diferencias y cobrarse alguna presa de caza mayor, serían la norma en lo que quedaba de etapa . Una jornada que comenzó con un pausado tramo neutralizado por las calles de Utrech, con parada para escuchar los himnos de Francia y Holanda incluida. Pero esa calma, que se vio también en los primeros kilómetros de carrera por la falta de pelea para formar la escapada del día, no iba a durar. Compusieron la fuga Quemeneur, Barta, Clement y Fonseca. 

 El viento volvió y con él el espectáculo, la tensión y el nerviosismo. A 50 kilómetros del final se ha vuelto a romper el gran grupo. Los Movistar quedaron en fuera de juego. Valverde y Quintana se vieron sorprendidos y todos los corredores del conjunto español se quedaron con sus líderes para intentar contener la hemorragia. Pintaba feo para los Movistar, a quienes acompañaron en la desgracia Thibaut Pinot, Vincenzo Nibali, Joaquim Rodríguez, Jean Cristophe-Peraud... Muchos gallos por detrás, una oportunidad de oro para que Contador y Froome hicieran sangre. Ni el Tinkoff ni el Sky se han cebado. Al equipo británico no se le ha visto al frente del grupo, mientras que la escuadra de Contador anduvo midiendo esfuerzos, en parte porque quería luchar por la etapa con Sagan y en parte porque querían reservar dada la poca entrega del resto de equipos. Les ha faltado ambición. 

El Lotto-Saudal, trabajando para su hombre rápido, André Greipel; el BMC, que metió a seis hombres en el corte delantero pero no a Rohan Dennis, quien perdió el maullar amarillo; y el Ettix-Quick Step, que tenía a Cavendish luchando por la general, a Kwiatkowski espléndido trabajando para sus líderes y a Tony Martín postulándose para la general, eran los equipos más potentes en ese grupo delantero. Al final la diferencia fue notable, de las que a veces no se consiguen en etapas de montaña, pero no catastrófica:1:27. Froome y Contador consiguen a la primera de cambios aventajar en más de un minuto a sus grandes rivales y también logran asestarles un golpe psicológico. En el grupo delantero también han entradoVan  Garderen y Rigoberto Urán. No es poca renta. Para todos los demás, hoy el día ha sido malo, aunque no tanto como podría haberlo sido. Por momentos parecía que podían desangrarse, pero al final han tenido rasguños. Serios, sí, mas no decisivos. 

En la lucha por la etapa Cavendish, cuyo equipo no supo aprovechar su superioridad numérica, no ha logrado hacer buenos los pronósticos que le daban como máximo favorito. El triunfo ha sido para André Greipel en un descomunal mano a mano con Peter Sagan. El compañero de Contador queda segundo, otra vez, como le pasó en reiteradas ocasiones la temporada pasada. En todo caso, el corredor eslovaco ha sido capaz de disputar la victoria de etapas pese a haber pinchazo a pocos kilómetros del final. Mucho mérito, a pesar de que no ha podido redondear un día muy positivo para el Tinkoff-Saxo, que ha sido ambicioso y ha exhibido solidez. 

El otro gran protagonista del día es Fabian Cancellara. Espartaco, que se quedo ayer muy cerca de ganar la crono, ha logrado entrar en el grupo delantero. Era otro de los duelos formidables que se presentaban en la parte final de la etapa, la lucha entre el suizo y el alemán Tony Martin por vestir el maillot amarillo de líder. Dos corredores poderosos del pelotón , dos gerifaltes, que diría aquel. Dos mitos. El ciclista helvético del Trek se ha metido en el sprint y ha acabo tercero,  suficiente para convertirse en el nuevo líder de la carrera. Vestido de amarillo llegará mañana Cancellara al muro de Huy, donde acaba la tercera etapa. Y la cuarta llega al pavé. La locomotora suiza consigue comandar el Tour tras una primera parte de la temporada aciaga por culpa de la caída que le impidió correr las clásicas. Genio y figura. Nadie en el mundo ciclista no se alegrará por ver a Espartaco de amarillo. Es una leyenda viva de este deporte. Mañana, lo dicho, tercera etapa de un Tour que no podía haber empezado más apasionante. 

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