Fabian III de Siena

"He puesto mi marca en Siena para siempre", dijo ayer Fabian Cancellara tras conseguir en la ciudad italiana su tercera victoria en la Strade Bianche, la que le da derecho a dar nombre a un tramo de sterrato de la hermosa clásica transalpina por las carreteras blancas de la Toscana. Como un emperador, va Cancellara conquistando territorios, sólo que con su portentosa fortaleza, su astucia y su sangre fría como armas. Igual que un conquistador que comanda a sus ejércitos y cuya leyenda es tan grande que infunde sensación de derrota en sus rivales. Miedo. Pánico a sus cualidades. Respeto reverencial a su poderío. "No me avergüenza perder ante Cancellara", declaró Zdenek Stybar, ganador de la edición del año pasado y segundo ayer, primero de los mortales. Perder ante Cancellara, Espartaco, la locomotora suiza, quizá la más grande leyenda viva del ciclismo en activo, entra dentro de lo probable. De lo inevitable, casi. 

2016 será la última campaña del ciclista del Trek. Y este término, campaña, parece en efecto el más adecuado para definir lo que va de temporada. Porque es la última sucesión de batallas vencidas con majestuoso porte e incuestionable dominio sobre sus rivales. Las últimas conquistas del emperador. Sus últimos duelos. Homenajes allá donde va. Como los generales romanos que ponían su nombre a las villas sometidas, él nombra ahora a tramos de pavé. E inscribe su glorioso nombre en el palmarés de muchas de las mayores pruebas deportivas. Cada primavera ciclista dentro de cinco, diez, quince años, se le nombrará como el mito que es, como el corredor insuperable que decidió colgar la bicicleta en 2016 en plena forma, venciendo allá donde va. 

Ayer se impuso con enorme autoridad, con aplastante lógica, como si en el fondo todo el mundo supiera de antemano que no existía otro desenlace posible, en la Strade Bianche, que volvió a regalar los mejores momentos de ciclismo desde que ha empezado la temporada. Es Fabian III de Siena, el insaciable. Con porte imponente, con el control constante de la situación y toda la corte a sus pies. De ordeno y mando, imponiendo su ley con aplastante autoridad. Incuestionable. Irrebatible. Ya solo su nombre predispone a la rendición de los adversarios, ni digamos ya con su porte encima de la bicicleta. Se sabe que la hipótesis de la victoria, remota, sería una hazaña frente a él.  Y que la derrota no es tal. Porque, ante Espartaco, es lo más posible. 

Carlos I de España y V de Alemania, emperador con el mayor poder que nunca antes un hombre tuvo sobre la tierra,  se retiró al monasterio de Yuste en los años finales de su vida. Abdicó del reinado y se pasó a una vida más tranquila, con sus relojes.  Algo así es, en el fondo, una retirada deportiva. El punto final a una trayectoria llena de victorias, escrita con letras doradas y jalonada de momentos de gloria. Una vida deportiva impactante, insuperable. Este año quiere irse con triunfos de todas las carreras que él contribuyó a engrandecer. La de ayer es su tercera victoria de la temporada, tras una exhibición en solitario en el Trofeo Serra de Tramuntana y la contrarreloj en la Vuelta al Algarve

Pero sus grandes objetivos están más adelante. Los monumentos, por supuesto. Ambiciona el conquistador llegar a los cuatro triunfos en el Tour de Flandes y en la París-Roubaix. Palabras mayores. También buscar vestir la maglia rosa del Giro, única túnica sagrada de líder que no ha alcanzado en una gran vuelta. Y todo lo que se le ponga por delante. Ayer entró en el cuarterto de cabeza cuando se rompió la carrera y se formó el corte bueno. Mucha calidad ahí delante, pues al corredor suizo del Trek le acompañaban Zdenek Stybar, vencedor en Siena el año pasado, su compañero de equipo en el Etixx-Quick Step Gianluca Brambilla y un Peter Sagan decidido a honrar el maillot arcoíris en cada carrera, aunque hasta ahora se le agotan las fuerzas en el tramo final de las carreras. 

Cancellara aceleró el ritmo en ese cuarteto. Dio caza a Brambilla atacando en el imponente muro de entrada a Siena, la última trampa de una carrera de supervivencia en la que tuvieron que superar antes los corredores más de 50 kilómetros por el sterrato. Se pegó a su rueda Stybar. Pero flotaba en el aire. Se veía venir. Era incuestionable. No había forma de torcerle la mano al destino. Iba a ganar Cancellara. Por supuesto. Iba a conquistar su tercera Strade Bianche. Jugó muy bien sus bazas el Etixx-Quick Step. Lo intentó hasta que reventó Sagan. Pero era Cancellara y tenía una cita con la gloria. Con la puntualidad de un reloj suiza, Espartaco llegó a esa cita. Y venció. Claro. Puso Siena a sus pies. Otra vez. 

Clasificación 
1    Fabian CANCELLARA    SUI    TFS    04:39:35
2    Zdenek STYBAR    CZE    EQS    0
3    Gianluca BRAMBILLA    ITA    EQS    4
4    Peter SAGAN    SVK    TNK    13
5    Petr VAKOC    CZE    EQS    34
6    Greg VAN AVERMAET    BEL    BMC    37
7    Diego ULISSI    ITA    LAM    41
8    Tiesj BENOOT    BEL    LTS    41
9    Lars Petter NORDHAUG    NOR    SKY    41
10    Alejandro VALVERDE BELMONTE    ESP    MOV    50
11    Jakob FUGLSANG    DEN    AST    52
12    Brent BOOKWALTER    USA    BMC    01:53:00
13    Jay MCCARTHY    AUS    TNK    02:02:00
14    Daniel OSS    ITA    BMC    02:02:00
15    Vincenzo NIBALI    ITA    AST    02:02:00
16    Giovanni VISCONTI    ITA    MOV    02:22:00
17    Bob JUNGELS    LUX    EQS    02:24:00
18    Gianni MOSCON    ITA    SKY    02:25:00
19    Matteo TRENTIN    ITA    EQS    02:25:00
20    Michal KWIATKOWSKI    POL    SKY    02:25:00

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