Mikel Landa, lanzado al Giro

Se le está poniendo cara de próximo ganador del Giro de Italia a Mikel Landa. Al corredor vasco del conjunto Sky le queda muy bien el color morado de vencedor del Giro del Trentino, carrera que se adjudicó ayer. Y no le ha de quedar peor la maglia rosa de la ronda transalpina. Landa ganó con una exhibición de clase en la segunda etapa de la carrera, que concluía en un puerto de segunda categoría. Su ataque le sirvió para llevarse la victoria parcial y para situarse como líder de la carrera. Sacó 35 segundos a Vincenzo Nibali, su excompañero en el Astana y máximo rival, sobre el papel, para el Giro. 

Tocaba entonces defender el liderato. Y lo logró Landa. Descartado Nibali, que aún no está en su mejor versión, el Astana cedió a Tanel Kangert el papel de buscar derrocar al ciclista vasco. El corredor estonio puso en apuros a Landa. Primero, ganando la tercera etapa, aunque el líder soportó bien todas las embestidas. Llegaba Landa como primero en la general a la última jornada. Ante sí, la ocasión de adjudicarse su primera carrera por etapas. Como principal rival, Kangert. El estonio volvió a atacar una y otra vez. Pero el ciclista del Sky respondió a cada movimiento. Neutralizó cualquier intento de rebeldía. Mantuvo el tipo. Y acabó ganando el Giro del Trentino, un paso más adelante en su carrera. 

La progresión de Landa está siendo de manual. Sigue avanzando hacia el futuro esplendoroso que le corresponde por su talento y su pasmosa facilidad para ganar. Lo lleva en la sangre. Y tiene el gen de los campeones. Esa sed de triunfos. Esa capacidad de ponerse en forma. Y su fabulosa gestión de las expectativas. No parece dudar ante la presión que, cada vez con más fuerza, ha de sentir. Porque es mucho el peso que tiene encima. El de las altas esperanzas que todo el mundo tiene puestas en él. Empezando por él mismo, claro, que comprobó el año pasado que puede plantar cara  a los más grandes corredor del pelotón. Que él está en ese grupo de elegidos. 

El ciclista alavés de 26 años está llamado a ser el sucesor de los Contador, Valverde y Purito Rodríguez. Y, de momento, soporta con enorme habilidad esa presión. Él va a lo suyo. Paso a paso. Sin prisa, pero sin pausa. En Astana no le podían garantizar ser líder este año en ninguna gran vuelta, estando como está la formación kazaja dominada por la bicefalia italiana de Nibali y Aru, por lo que decidió cambiar de aires. Tuvo varias ofertas, entre ellas, una del Movistar. Se decantó por el Sky. El conjunto británico le garantizaba ser jefe de filas en el Giro. Y allí, dentro de poco más de dos semanas, se enfrentará a su próximo gran reto. Su victoria en el Giro del Trentino le sitúa como favorito máximo para la corsa rosa. Y él sostiene que, en efecto, esta carrera ha sido "un buen entrenamiento" para la primera grande de la temporada. 

Su palmarés es el propio de quien tiene mucho más gloria por delante. Ganador de una etapa de la Vuelta a Burgos, en el equipo de casa, el Euskaltel-Euskadi. En 2014, ya en el Astana, ganó una etapa en el Giro del Trentino, la carrera donde se coronó ayer como vencedor final. El año pasado fue su temporada de máximo esplendor, hasta la fecha, claro. Una etapa de la Vuelta al País Vasco, un tercer puesto en el Giro de Italia, más dos victorias de etapa y la sensación, por momentos de que era el más fuerte de la carrera, sólo que atado de pies y manos por no perjudicar a su líder, y una etapa en la Vuelta a España, donde se desentendió de su líder para ganar una memorable jornada de ciclismo en Andorra, pero que después se entregó a él y fue clave en el triunfo final de Aru. 

Se presenta apasionante el Giro de este año. Antes, mañana mismo, turno para el cuarto monumento del año, la Lieja-Bastoña-Lieja. Mañana por la mañana, la previa de la gran clásica donde Valverde buscará repetir su hazaña de la Flecha Valona

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