Dumoulin se exhibe el día del adiós de Contador

Cuando, año tras año, descubrimos tras repasar cada décimo de la lotería de Navidad que no nos ha tocado nada, si acaso la pedrea, nos contentamos con que ya habrá más suerte en el sorteo del niño. Algo similar ocurre cada temporada con los corredores que, por distintas circunstancias, no han conseguido sus objetivos en el Tour. Generalmente, por caídas, infortunios y problemas de salud. Alberto Contador comenzó este Tour con mal pie, yéndose al suelo el primer día y el segundo, y lo ha terminado antes de tiempo. El ciclista del Tinkoff ha atacado de salida, como a la desesperada, buscando un último intento, probando a dinamitar la carrera. Pero no ha podido. Se ha desfondado y después, tras varios viajes al coche auxiliar, ha decido poner pie a tierra. El abandono de Contador hurta a la ronda gala de un ciclista llamado a ser gran animador de la carrera, pero a la vez asegura su presencia en la Vuelta, un aliciente excepcional para la carrera española. 

Tras el abandono de Contador, más decepcionante por el hecho de que podría haber intentado más ataques desde lejos como el inicial de hoy que porque realmente tuviera opciones para la general, la carrera sigue su curso, pues nunca se detiene. Tras el ciclista de Pinto ha atacado Valverde, quien siempre está al servicio del Movistar y roza la perfección. La jugada no ha salido, porque por detrás el todopoderoso Sky se reorganizó rápido tras la ascensión a la Bonaigua, y fue el propio corredor murciano (el corrector me lo cambia siempre a murciano, lo que no parece una mala sugerencia para hablar de Valverde) quien abortó su intento. Fue efímero, pero al menos de intentó. El equipo telefónico también ha buscado la victoria de etapa, con Anacona y Herrada en la fuga del día, junto a corredores de mucho nivel como Pinot, o Majka, ya habituales de las escapadas en cada jornada de montaña, y los dos candidatos más claros a ganar la clasificación de la montaña. También estaba Rui Costa, que ha sido segundo en la general. Todos aquí en Oporto, donde paso unos días de vacaciones, desean que este segundo puesto no sea un anticipo de lo que ocurra esta noche en la final de la Eurocopa. 

Pero junto a ellos estaba Tom Dumoulin. El corredor holandés que asombró y fascinó a todos en la pasada edición de la Vuelta Ciclista a España, revelándose como un hombre vuelta, sigue creciendo. Acudió al Giro, con las cronos como objetivo, y descartándose a sí mismo como favorito a la victoria final. Se vistió de rosa el primer día, tras ganar la etapa prólogo. Tampoco se irá de vacío del Tour, donde también ha decidido dar un paso atrás en sus aspiraciones a la general y otorgarle el mando del equipo Giant-Alpecin a Warren Barguill. Es de esperar que Dumoulin, el corredor que tanto recuerda a Indurain en su descomunal dominio en las cronos y en su capacidad de resistir, vuelva a disputar la general de grandes vueltas. Pero, de momento, sin presión, no pierde el tiempo. 

Dumoulin ha entrado en la fuga del día, la etapa pirenaico más exigente de este Tour, la tercera seguida. No eran buscadores de gloria sin expectativas reales precisamente sus compañeros. Y los ha dejado a todos. Inteligente, como siempre. Parece llevar un ordenador en la cabeza. Astuto, imperturbable, genial. Ha atacado en el momento justo, cuando sus compañeros de fuga, donde también estaba Dani Navarro, tenían un momento de duda. Justo antes de empezar la ascensión final a Ordino Arcalís. En ese terreno de falso llano, antes de comenzar la subida, atacó. Hizo su contrarreloj. Y a partir de ahí, dio un recital de su su gran especialidad: resistir. Pocos corredores sufren tan bien como él. Gestionó el tiempo. Y ganó la etapa, otra victoria que engrandece la carrera de un corredor que habrá de dar un paso adelante en el futuro. 

El espléndido triunfo de Dumoulin ha precedido a los movimientos en el grupo de favoritos, que han provocado la primera gran selección entre los hombres fuertes de la carrera. Cinco corredores parecen estar un escalón por encima del resto. Por supuesto, al frente de todos ellos, Chris Froome. Tras pillar desprevenidos a todos en la jornada anterior, atacando en la bajada, el corredor británico lo ha probado hoy varias veces en Ordino, pero no ha logrado descolgar a Quintana. El colombiano del Movistar se ha soldado a la rueda de Froome, como si fuera atacado con una cuerda invisible a la bicicleta de Froome, como si fuera su sombra. Por momentos, parecía que Quintana era el líder que se defendía de los ataques de sus rivales y Froome, uno de los aspirantes a quitarle tiempo. Pero es justo al revés

El jefe de filas del Movistar está tan fuerte como siempre, o incluso más, mientras que Froome se encuentra sólido, pero no exultante. No ha podido irse solo para dar un nuevo golpe a la carrera, lo cual es significativo. El hecho de que Quintana haya resistido a todos los ataques de Froome es una buena señal, aunque el corredor colombiano sabe bien que el Tour no se gana sin atacar. En cuanto al líder de la carrera, que sigue de amarillo con unos pocos segundos de ventaja sobre sus principales rivales, llega a, primer día de descanso con menos sensación de superioridad abrumadora que en ediciones anteriores de la Grande Boucle. Va bien, muy cómodo, y con un equipo de otra galaxia, pero no da esa sensación de ser intocable que transmite habitualmente. 

Quienes sí han atacado a Froome, y además más de una vez, han sido Dan Martin y Richie Porte. Este último, que abandonó las filas del Sky, donde escoltaba a Froome, para probarse como jefe de filas de un equipo en las grandes vueltas, está mostrándose en forma y con valentía. Es verdad que, hasta ahora, la regularidad no es su fuerte. Pero de momento el corredor australiano muestra cada día que cree en sus opciones. Igual que Dan Martin. Nunca antes habíamos visto al corredor irlandés del Etixx-Quick Step tuteando así a los grandes favoritos a ganar el Tour. Ha sido el gran animador de la carrera, y ha llegado a meta junto a ellos, aunque al final le ha pasado factura su hiperactividad en la ascensión a Ordino, y ha cedido algunos metros. 

El quinto en discordia, el más inesperado, el más joven, ha sido Adam Yates, uno de los dos gemelos británicos del Orica-GreenEdge. Sin hacer ruido, sin grandes excesos, Yates ha entrado junto a los candidatos a ganar el Tour en las etapas pirenaicas. Por su edad, no está claro que el corredor del conjunto australiano sea capaz de mantenerse en este excepcional nivel hasta el final del Tour, pero de momento entra con pleno derecho en el grupo de los cinco ciclistas más fuertes de lo que va de Tour. Muy cerca de ellos, aunque hoy ha cedido tiempo, está Joaquim Rodríguez, que va a por la general. El Tour llega a su primer día de descanso, que será mañana, con todo por decidir y apenas 16 segundos de diferencia entre el primer y el segundo clasificado. 

Los diez primeros clasificados de la carrera están en un minuto de distancia. Yates es segundo a 16 segundos. A 19" está Dan Martin; a 23", Nairo Quintana; a 37", Joaquim Rodríguez; a 44", Romain Bardet; Bauke Mollema, a 44"; Sergio Luis Henao, a 44"; Louis Meintjes, a 55" y Alejandro Valverde, a 1:01. Aru está a 1:23 y Porte, a 2:10. Un Tour precioso, aunque sin Contador, donde da la sensación de que habrá mucha más igualdad que en ediciones pasadas, lo cual siempre es una muy buena noticia para la carrera francesa. 

Comentarios