Vuelta para Quintana, podio para Chaves

Nairo Quintana se aseguró ayer su segunda gran ronda etapas, pero fue su compatriota Johan Esteban Chaves quien animó con valentía la última etapa de la Vuelta Ciclista a España más colombiana en décadas. El corredor del Orica-BiceExchange atacó de lejos y puso la guinda a una carrera apasionante en la que hemos visto instantes  de ciclismo en su esencia más pura, demarrajes atrevidos, a todo o nada. Paradójicamente, Chaves arrebató al corredor más osado de esta Vuelta, Alberto Contador, el tercer puesto en la general. Los dos ciclistas que han protagonizado sendas cabalgadas portentosas por las que será recordada esta edición de la ronda española, se batieron en duelo por el último puesto del podio. El corredor colombiano acabó imponiéndose en la batalla por un puñado de segundos. 



El atrevimiento del conjunto australiano fue lo mejor de la etapa de ayer, con final en el Alto de Aitana. Antes, Chris Froome lo había intentado. El corredor británico del Sky lleva años arrasando en el Tour, con el poderío autoritario de quién es muy superior al resto, pero cautivando en la Vuelta, donde muestra su cara más humana. No tiene el corredor nacido en Kenia la menor necesidad de acudir a la ronda española, pero lo hace. Y no para pasearse o hacer turismo, sino para luchar por la victoria con todas sus fuerzas. Es el Froome aguerrido, el que no está rodeado por una guardia petroriana tan apabullantes como en el Tour ni es tan abrumadoramente superior al resto, el que más fascina, el que revela su grandeza. En el Tour aplasta, en la Vuelta enamora

 El ciclista británico lo probó casi desde la salida. Agitando el gran grupo, enviado corredores por delante, atacando en descensos, como en Peyresourdes, donde dio el primero golpe anímico y de segundos a Quintana en el Tour. Pero el corredor colombiano del Movistar, sereno, imperturbable, aguantó toda las embestidas. Aferrado a su maillot rojo, caminando con paso firme hacia su segunda gran vuelta, no cedió al empuje de Froome, quien cumplió ayer su promesa, con más corazón que piernas, de buscar el adelantamiento hasta el final. 

Además del duelo por el tercer puesto, donde Contador esperó ayer una colaboración del Movistar que no llegó, y de las luchas entre Froome y Quintana, la etapa tuvo un tercer punto de interés, la propia lucha por el triunfo parcial. Se había reservado una última bala en la recámara Luis León Sánchez, probablemente el ciclista que con más ahínco ha buscado un triunfo parcial en esta Vuelta. Pero el murciano de Astana se irá de vacío salvo que sorprenda hoy en las calles de Madrid. Fue cazado por Darwin Atapuma, Mathias Frank y el joven Pierre Latour, quien finalmente se llevó la victoria en un mano a mano con el corredor colombiano del BMC, que quería redondear la jornada gloriosa para el ciclismo de su país con una etapa.

Un cuarto duelo que ofreció la emocionante jornada de ayer fue la disputa por la general de la montaña entre Ellisonde y Omar Fraile, ambos en la fuga del día. Por un punto, el corredor del Dimension Data consiguió ayer asaltar el liderazgo de esta clasificación secundaria. Es su segundo año como mejor de la montaña, segunda ocasión en la que este combativo corredor subirá con todos los honores al podio final en Madrid enfundado en el maillot blanco a puntos azules de mejor escalador. 

Las dos primeras batallas, las más apasionantes, se resolvieron de forma dispar. Quintana resistió cada envite de Froome. El ciclista del Sky, quien jamás se resigna, intentó descolgar a Quintaba reiteradamente en la dura subida final a Aitana, pero sin resultado. El corredor colombiano, imponente, se soldaba a su rueda y le dejaba claro que su empeño era inútil, que no había fisura alguna en el rocoso líder de la carrera. Al final de la etapa, ya con la carrera totalmente decidida y con Froome desfondado por sus ataques continuos, Quintana le esprintó al ciclista británico en un gesto feo, totalmente innecesario, por el que el corredor del Movistar se disculpó

La más apasionante fue la batalla por el tercer puesto del podio, donde sí cambió el status quo, porque Chaves asaltó este puesto de honor. El Orica ha dado una lección de táctica en esta carrera. Ayer, mandó por delante a Damien Howson. Después impuso un ritmo duro en el gran grupo. El ataque de Chaves estaba cantado y acabó llegando a casi 50 kilómetros de meta. Sorprendió a Contador. El ciclista del Tinkoff no respondió al demarraje. Después, cuando su distancia llegó al medio minuto, empezó a tirar del grupo, pidiendo la colaboración del Movistar en compensación por el papel decisivo en la victoria final de Quintana que tuvo el ataque de Contador camino de Formigal, que dejó KO a Froome. Pero no llegó esa ayuda, ni debió Contador confiar en ello. Para cuando el Tinkoff detuvo a Trofilov, que marchaba en la escapada, para ayudar a reducir distancias con Chaves, ya era tarde. Se marchaba el podio. La última esperanza para Contador era intentar aprovecharse del esperado acelerón de Froome, pero cuando llegó no pudo seguir su ritmo. 

El ciclista que más ha agitado esta Vuelta, el autor de la obra maestra que marcó un antes y un después en la carrera, se marcha de vacío, sin entrar en el podio ni llevarse ni siquiera una etapa. Es un magro resultado, posiblemente injusto. Pero quien le ha desalojado del podio lo ha hecho con otro movimiento valiente. Y, como tenemos dicho ya, el resultado no lo es todo. Y las emociones despertadas importan tanto o más que lo más victorias. Contador ha engrandecido el ciclismo en esta Vuelta. Sin premio, sí, pero con el reconocimiento de todo aquel observador desapasionado de la carrera, que le debe reconocer al pinteño, afinidades al margen, que él fue quien cambió el sino de la prueba.

Ayer, José Joaquín Rojas abandonó la carrera tras una aparatosa caída que Pío ser mucho peor, pues cayó por debajo de un quitamiedos. Aun así, tuvo una fractura abierta de tibia. Las imágenes que compartió el ciclista murciano en Twitter son escalofriantes, aunque casi se podría decir que tuvo suerte, pues los guardarraíles son auténticas cuchillas. 

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