¿Cómo cambiarán las carreras con un ciclista menos por equipo?

Novedades para la próxima temporada. Los organizadores de carreras, un mundo que es prácticamente un duopolio entre ASO, empresa responsable del Tour de Francia y de la Vuelta Ciclista a España, y RCS, organizador del Giro de Italia, ha acordado reducir el número de corredores por prueba. Es una noticia celebrada por los amantes al ciclismo, una medida que llevaban tiempo reclamando no sólo los aficionados, sino también los propios corredores. Los primeros, porque esperan mayor espectacularidad. Los segundos, porque entienden que así se aumenta su seguridad en carrera. Ambos tienen razón y parece una medida correcta y celebrada por todos, pero quizá los amantes del ciclismo estemos elevando demasiado las esperanzas con este cambio. 


En las tres grandes vueltas, las únicas en las que había nueve ciclistas por escuadra, los equipos tendrán a partir de este próximo año ocho corredores. En el resto de carreras, el número de efectivos por conjunto se reduce de ocho a siete. Fue la decisión más importante acordada hace unas semanas por la AIOCC (Asociación Internacional de Organizadores de Carreras Ciclistas), RCS Sport, Flanders Classics y ASO

Los dos argumentos empleados por los organizadores de carreras ciclistas suenan lógicos. En primer lugar, destacan que pretenden "mejorar las condiciones de seguridad de los corredores, para que el pelotón sea menos invasivo en unas carreteras que cuentan con más cantidad de mobiliario urbano". Garantizar la seguridad al 100% de los corredores es imposible, pero resulta muy positivo que al fin los organizadores tomen nota de que deben extremar las precauciones. No será una reducción drástica del pelotón, apenas 20 o 22 corredores menos por prueba (uno por equipo), pero algo es algo. Es una primera medida que satisface las reclamaciones, legítimas y comprensibles, de los ciclistas, que son los artistas imprescindibles en esta historia, con cuya opinión no se suele contar. 

El segundo motivo de la medida es buscar más espectáculo y competitividad en las carreras. Y aquí, de nuevo, suena razonable el argumento, aunque nadie puede pretender que sólo por esto, por eliminar un ciclista por equipo, vamos a evitar controles absolutistas de carreras por parte de un equipo como la que exhibió el Sky en el Tour de Francia este año. Pero sí es una medida acertada, porque sin duda hará más difícil a los equipos controlar las carreras, en especial, las que no son las tres grandes, pues sólo habrá siete ciclistas por conjunto. 

Por tanto, es un cambio sensato, que debería tener consecuencias positivas. Por algo se llevaba mucho tiempo reclamando esta medida. Pero no conviene tampoco disparar las expectativas. Ni esto va a suponer una transformación radical del ciclismo actual, que tantas veces adolece de falta de valentía y de arrojo a la antigua usanza, ni tampoco va a mejorar sensiblemente la seguridad de los corredores en carrera. Los incidentes con las motos de carrera vistos en varias pruebas, por ejemplo, o los errores de señalización de bolardos en otras, no habrían causado menos daños en el pelotón si este tuviera 20 componentes menos. Lo relevante es vigilar todos esos factores para intentar que los ciclistas, los actores más importantes y los más vulnerables en este deporte, reduzcan al máximo sus riesgos. 

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