El Tour Down Under prescinde de las azafatas

El Tour Down Under no tendrá azafatas en los podios. Y nos parece buena idea a quienes defendemos la igualdad y estamos en contra del machismo. La medida ha tenido reacciones de todo tipo. Muchas más críticas de las que uno podría imaginar en pleno siglo XXI, ante este reducto machista. La utilización de mujeres (siempre de un determinado estilo y una vestimenta concreta, con un canon de belleza muy marcado, elegidas exclusivamente por su atractivo físico y de no más de 30 o 35 años) en podios de ciclismo, pero también en otros deportes, como las mujeres que sujetan el paraguas de los motoristas, por ejemplo, es algo que debería generar un debate. Porque significa convertir en objetos a las mujeres. Porque están ahí sólo por su belleza, porque se transmite una idea inadecuada a las jóvenes (no hay mujeres más bajas de lo que establece el canon, ni con más peso del "aceptable"). 



Mikel Landa ha hecho unas declaraciones valientes sobre la decisión del Tour Down Under. Valientes porque, como digo, sorpredentemente, muchas reacciones a la decisión de la carrera australiana de no contar con azafatas en el podio han defendido este tic machista, en lugar de aplaudir la medida. "El corredor vasco ha expresado bien lo que pienso sobre este tema. "Las azafatas en los podios sobran, es como tratarlas como objetos, infravalorarlas", explica en El Correo. Y sigue: "Aquí es una costumbre arraigada y nadie se atreve a dar el paso, pero hay que admitir que poner ahí arriba a mujeres elegidas por ser guapas y tener buen cuerpo no es la mejor imagen que se puede dar de ellas". 

Lo dicho, totalmente de acuerdo. El machismo en el deporte no sólo se aprecia en la cuestión de las azafatas. En los últimos Juegos Olímpicos tuvimos numerosos ejemplos del distinto tratamiento que se da a los deportistas hombres y a las mujeres. De ellos no se habla nunca de sus parejas, ni se hacen listas de los más sexys, ni se remarca que compaginan la paternidad con sus carreras. De ellas, claro, sí. Son tics, actitudes de micromachismo, falta de igualdad, que se deben ir removiendo. Por eso, la decisión de la carrera australiana va en la buena dirección. 

Hace unas semanas, Ainara Hernando, que es una de las personas que mejor escribe de ciclismo en España, publica en su blog de Ciclismo a fondo un artículo en el que defendía la presencia de azafatas en las carreras. Lo llamó ¿Azafatas sí, azafatas no?, pero bien podría haberse titulado Azafatas sí. Porque su postura es clara desde la primera línea y porque, al parecer, no encontró a nadie del pelotón contrario a esta práctica. Habló con varias personas del mundillo para reafirmar su idea inicial. Desde el respeto absoluto, y desde la admiración a la labor profesional de Hernando, no puedo estar más en desacuerdo con su artículo. 

En su entrada en el blog recoge declaraciones sensatas del ministro de deportes australianos. “No tiene mucho sentido que el gobierno pague a las azafatas del podio al tiempo que financia tratamientos psicológicos para ayudar a las chicas jóvenes con trastornos provocados por su imagen corporal", indica. Exacto. No somos conscientes de la imagen que lanzamos, de cómo inyectamos en vena un canon de belleza determinado, de cuántas veces la presencia de las mujeres en los medios, en el deporte o en la publicidad está condicionada a su físico, como objetos, como adornos. Y del daño que eso hace a tantas jóvenes. 

En ese artículo se recopilan multitud de argumentos contrarios a la decisión del Tour Down Under. El primero, claro, que no se le pone una pistola en la cabeza a las azafatas para hacer su trabajo, que nadie les obliga. Sólo faltaría. Pero ese no es el tema. Tampoco obliga nadie a las modelos que anuncian perfumes semidesnudas, por ejemplo. Pero eso no anula la necesidad de abrir un debate sobre la imagen de la mujer que estamos lanzando en nuestras sociedades. Se dice, y es verdad, que son puestos de trabajo. Pero también las empresas tabacaleras o de bebidas alcohólicas generan mucho empleo y no por ello vamos a dejar de denunciar los efectos negativos del tabaco y el alcohol sobre la salud, ¿no? También se recuerda que en algunas carreras femeninas hay azafatos. Pero la igualdad debería ser por arriba, no por abajo. Lo ideal es acabar con la utilización de las mujeres por su cuerpo, por su presencia física, no cosificar también a los hombres. Evidentemente, defender estas ideas no significa que quien opine lo contrario o piense diferente se convierta en machista o antifeminista. 

También se explica en el citado artículo que las azafatas se encargan de organizar las ceremonias del podio, de estirar el maillot de los ganadores o coordinar a las autoridades. De acuerdo. Esto, naturalmente, no es una crítica a las mujeres que trabajan de azafatas. Pero, ¿de verdad es imprescindible ir en tacones, cumplir a rajatabla un determinado patrón de belleza e ir vestidas con generosos escotes y vestidos cortos para organizar el podio? ¿Tienen que ser modelos las que coordinen la ceremonia del podio? ¿Y no pueden ser hombres o mujeres que se salgan del canon de belleza establecido? ¿No pueden entregar los trofeos otras personas? ¿En serio alguien puede sostener que las azafatas están ahí para organizar el podio y no exclusivamente por su aspecto físico? 

Lo relevante del debate abierto por el Tour Down Under va mucho más allá de las azafatas. Habla de la imagen de la mujer en los medios. De su utilización como objeto. De cómo tantas veces se utiliza a las mujeres por su físico. De los tics machistas de esta sociedad. Por eso es valiente y necesaria la medida de la carrera australiana. Hace unos años, cuando el torneo de tenis de Madrid decidió cambiar los estudiantes de las escuelas de tenis por modelos para ser recogepelotas en los partidos de máxima audiencia, hubo una gran polémica. Porque eran evidentes las razones por las que se tomaba esa medida. Porque suponía cosificar a las mujeres. Hoy, unos años después, hay organizadores que van en la dirección contraria. Y es alentador que así sea. Estamos en el año 2017. Ya es hora de ir dejando atrás reductos machistas. 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Tienes razón, deberías ser coherente y renunciar a tus privilegios heteropatriarcales.

En los blogs de ciclismo la abundancia de hombres sobre mujeres es enorme, eso es discriminatorio y machista, ya que es una realidad que en prensa ciclista la inmensa mayoría de gente que escribe son hombres, dentro de un mundo que excluye a la mujer y fomenta su opresión en la sociedad actual.

Deberíamos adoptar cuotas de género para que las mujeres escriban más blogs ciclistas a la vez que prohibimos el exceso de redactores masculinos, como por ejemplo tú.
Alberto Roa ha dicho que…
Hola, muchas gracias por leer y comentar. Sin duda, la presencia del deporte femenino en los medios de comunicación es escasísima y el tratamiento, muy desigual. El debate sobre las mujeres en los medios de comunicación es muy necesario, sin duda. Por ejemplo, un hombre veterano nunca tiene problemas para presentar un informativo en televisión, mientras que no es tan frecuente ver a mujeres mayores en ese puesto. Por otro lado, como bien sabes, es libre y gratuito para cualquier persona abrir un blog. Lo importante, creo, es debatir sobre la necesaria (y aún inexistente) igualdad real entre hombres y mujeres. Un saludo y muchas gracias de nuevo.
Anónimo ha dicho que…
En respuesta al primer comentario, creo que no se ha enterado bien de qué va el tema. No va de si hay más mujeres ciclistas o más periodistas que escriban de ciclismo. Trata de que se usa a la mujer como mero adorno en los pódiums, una situación que no se da en el ciclismo femenino (es decir, no hay hombres de buen ver entregando trofeos ni ramos de flores a las ganadoras de la etapa).