Vuelve el mejor Kwiatkowski

Las clásicas ciclistas son una buena demostración empírica de la teoría de la evolución de Darwin, que sostiene que sólo sobreviven las especies más fuertes, las que tienen capacidad de adaptarse a las dificultades, de amoldarse a un entorno adverso. Eso es justo lo que hacen los corredores en estas pruebas de un día que nos retrotraen al ciclismo de otro tiempo, incluso en carreras jóvenes como la Strade Bianche, que volvió a ofrecer ayer un espectáculo descomunal, el más hermoso de lo que va de temporada. La lluvia acompañó a los corredores, dejando la escena de sus piernas, sus maillots y hasta sus cascos embarrados, su mirada exhausta, su carrera por la supervivencia. Un día glorioso de ciclismo que culminó con la certificación del regreso triunfal de Michal Kwiatkowski a su mejor versión. 


El corredor polaco ganó el año pasado el E3 Harelbeke, y en 2015 se impuso en una etapa de la París-Niza y en la Amstel Gold Race. Pero ayer vimos al Kwiatkowski de 2014, el que deslumbró a todos los amantes del ciclismo, el que nos llevó incluso a tomarle prestado el mote de caníbal al legendario Eddy Merckx para ver qué tal le sentaba a este ciclista polaco portentoso sin techo conocido, capaz de exhibirse contra el crono, de resistir con los mejores en la montaña y, por supuesto, de ganar clásicas como la carrera de las carreteras blancas, que también venció aquel 2014. 

Tres años después, allí donde, en parte, comenzó su historia como ganador nato, el corredor del Sky volvió a lucirse. Y su vuelta es una de las mejores noticias posibles para el ciclismo, necesitado de héroes, de corredores que desequilibren las carreras, que las destrocen, que persigan su objetivo como sabuesos hambrientos. Y eso hizo ayer Kwiatkowski en la Strade Bianche. Fue el más fuerte y lo demostró reiteradamente. Suyo fue el mérito de provocar el corte definitivo, suyas fueron las piernas que echaron abajo la escapada inicial y, finalmente, suyo fue el demarraje a unos 15 kilómetros de meta que le permitió vencer en solitario y llegar el primero a la infrahumana rampa que da acceso a la ciudad antigua de Siena, donde culmina esta formidable prueba. 

Antes del triunfo inapelable de Kwiatkowski, presenciamos una batalla sin cuartel, con muchos de los corredores llamados a disputarse la victoria, y algún que otro invitado de lujo, dando batalla sin cuartel. Y eso que la retransmisión televisiva comenzó con malos presagios, la retirada de Peter Sagan, uno de los hombres a seguir siempre, hasta en los entrenamientos. Abandonó la prueba el eslovaco y nunca sabremos qué habría ocurrido con él en liza, pero, aunque a Sagan siempre se le echa de menos, los corredores que siguieron disputando la clásica nos hicieron casi olvidarlo a ratos. Fue una carrera trepidante. 

Seis corredores habían formado la escapada inicial del día: Thibaut Pinot (FDJ), Quentin Jauregui (AG2R-La mondiale), Truls Kolsaert (Astana), Simone Andreetta (Bardiani-CSF), Jose Goncalves (Katusha), Mattia Frapporti (Androni Giocatolli-Sidermec). De ellos, Pinot (colosal y atrevido en esta nueva faceta suya, desconocida, en las clásicas), Jauregui (con mucho futuro por delante), Kolsaert (sólido como una roca) y Gonçalves (luchador incansable), fueron los que más soportaron en cabeza. 

Pero, por detrás, llegaban todos los astros del cielo clasicómano. Encabezados por Kwiatkowski y siguiendo por Greg Van Avermaet, quizá el máximo favorito de salida; Tim Wellens, que mostró una fortaleza inmensa ayer; Luke Durbridge; Zdenek Stybar; Tiesj Benoot (todo el futuro de las clásicas corriendo por sus piernas) o Tom Dumoulin (enorme en su nuevo papel de hombre fuerte, también, en carreras de un día). 

Se sucedieron los ataques, los intentos por sorprender a los rivales. Detrás de esos movimientos, casi siempre, Kwiatkowski. Decidido a ir a por la victoria son mirar atrás. El polaco formó un cuarteto de cabeza junto a Wellens, Van Avermaet y Stybar, los más fuertes del día. Pura selección natural, puro darwinismo. No quería compañía el corredor del Sky, quien atacó y los dejó a todos. Abrió hueco, hasta llegar a ese punto maravilloso e impreciso en el que, de repente, la carrera tiene un ganador claro, salvo sorpresa mayúscula. Y ganó, sí, ganó en solitario. Y celebró con rabia, con energía, con radiante felicidad, su triunfo. Segundo fue Van Avermaet y tercero, Wellens. Y celebramos todos los amantes del ciclismo el regreso de Kwiatkowski, uno de esos ciclistas llamados a marcar una época en este deporte. Y frotándonos las manos también por todas las clásicas que quedan por delante

Hoy, cambio de tercio, comienza la París-Niza. En un rato, compartimos aquí una previa de la carrera, en la que Alberto Contador y Richie Porte parten como favoritos. 

Clasificación
1    Michal KWIATKOWSKI    POL    SKY    27    4:42:42
2    Greg VAN AVERMAET    BEL    BMC    32    +15
3    Tim WELLENS    BEL    LTS    26    +17
4    Zdenek ŠTYBAR    CZE    QST    32    +23
5    Tom DUMOULIN    NED    SUN    27    +1:26
6    Luke DURBRIDGE    AUS    ORS    26    +1:26
7    Christopher JUUL JENSEN    DEN    ORS    28    +1:29
8    Tiesj BENOOT    BEL    LTS    23    +2:20
9    Thibaut PINOT    FRA    FDJ    27    +2:23
10    Scott THWAITES    GBR    DDD    27    +2:52
11    José GONÇALVES    POR    KAT    28    +3:10
12    Quentin JAUREGUI    FRA    ALM    23    +4:05
13    Fabio FELLINE    ITA    TFS    27    +4:05
14    Luis León SANCHEZ    ESP    AST    34    +4:41
15    Stefan KÜNG    SUI    BMC    24    +5:31
16    Vegard Stake LAENGEN    NOR    UAD    28    +5:41
17    Gianni MOSCON    ITA    SKY    23    +5:55
18    Ondrej CINK    CZE    TBM    27    +6:22
19    Edvald BOASSON HAGEN    NOR    DDD    30    +8:15
20    Truls KORSÆTH    NOR    AST    24    +8:15

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