Pantani, el inolvidable Pirata

La figura del siempre recordado Marco Pantani no puede dejar de estar presente en el Giro del centenario. El corredor italiano, conocido como El Pirata, enamoró a los amantes del ciclismo como pocos. Sus ataques, su genialidad, su osadía, su espíritu indomable. El final de su carrera, entre sospechas de dopaje, depresión y la adicción a la cocaína que terminó costándole la vida, no anula la emoción despertada por este bravo escalador, que fue el primer italiano en ganar un Tour de Francia en más de tres décadas, y que es el último corredor que ha hecho doblete Giro-Tour en una misma temporada, en el año 1998. 


El debut de Pantani en la corsa rosa fue accidentado, ya que tuvo que abandonar en 1993. Pero un año después dio muestras ya de su clase, al quedar segundo en la general y llevarse dos triunfos parciales. No regresó a la corsa rosa hasta el Giro de 1997, tras un largo periodo de rehabilitación por un accidente sufrido en la Milán-Turín. Ese año, El Pirata se vio obligado a poner pie a tierra en la ronda italiana, después de que se cruzara en su camino un gato. Se recuperó a tiempo de luchar por el Tour de aquel año, en el que terminó tercero y ganó dos etapas. 

1998 fue su gran año, el más glorioso de su carrera deportiva, la temporada perfecta. Ganó con autoridad el Giro, donde se llevó además dos victorias parciales y la clasificación de la montaña. Sacó 1:33 en la general a Pavel Tonkov y 6:51 a Giuseppe Guerini

De aquel Giro se recuerda, sobre todo, el recital de Pantani subiendo Plan di Montecampione, donde acababa la 19º etapa de la carrera. Pantani era el líder, pero él tenía más presión para atacar que el segundo, Tonkov, pues el corredor ruso era un consumado especialista contra el reloj, y la última etapa del Giro era una crono. Pantani atacó nada más empezar el puerto, pero Tonkov se pegó a su rueda. Cada demarraje del Pirata era respondido por el coredor del Mapei. Al final, Pantani impuso un ritmo tan salvaje que dejó descolgado a Tonkov y se adjudicó virtualmente la carrera. Logró resistir en la contrarreloj final y se llevó el Giro. 

Ese año, para redondear su proeza en la corsa rosa, Pantani también ganó el Tour de Francia, por delante de Jan Ullrich. Asentó la victoria en su poderío en la montaña. Especialmente, en la etapa con final en Les Deux Alpes, donde le metió nueve minutos al ciclista alemán. También ganó otra etapa. 

El Giro de 1999 parecía encaminado a otro recital de Pantani, pero acabó pasando a la historia como la ronda en la que comenzó su declive. El ciclista italiano iba líder de la prueba y había ganado cuatro etapas cuando fue descalificado por un elevado nivel de hematocrito en sangre, indicio de dopaje por EPO. El Pirata siempre negó que hubiera hecho trampas y nunca se recuperó del todo de aquel episodio. Volvió a correr un año después, donde ganó dos etapas en el Tour de Francia, una, en Mont Ventoux, escapado junto a Lance Armstrong. El estadounidense le dejó ganar, pero él, indomable como siempre, negó que fuera así y no le perdonó el gesto a Armstrong. Ganó una etapa más en la ronda francesa de aquel año, su último gran triunfo como profesional. 

Pantani se retiró y cayó en una depresión. En 2004, apareció muerto en un hotel en Rimini, un triste final para uno de los corredores más deslumbrantes y geniales de la historia reciente del ciclismo, el siempre recordado Pirata. 

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