Froome se acerca al Olimpo del Tour


El ciclismo, como todas las cosas importantes en la vida, es cuestión de emociones, qué importan mucho más que los resultados. El final del Tour de Francia del año pasado nos dejó una sensación más bien fría. Apenas tuvo emoción la pasada edición de la ronda gala. Este año, aunque el ganador ha sido el mismo, todo ha sido diferente. Ha sido la carrera más difícil para Chris Froome, que suma su cuarto Tour de Francia y llama a las puertas del Olimpo de la carrera más importante del mundo. Está a un Tour (casi nada) de Eddy Merckx, Bernard Hinault, Jacques Anquetil y Miguel Indurain, ganadores de cinco ediciones de la carrera. El navarro es el único que los ganó seguidos. 

El último día en París es una fiesta, con la llegada a los Campos Elíseos como homenaje al ganador y, en general, a todos los supervivientes de la carrera. No es otra cosa distinta a una prueba de supervivencia esta carrera, que plantea tres semanas de máximo esfuerzo y más de 3.500 kilómetros de recorrido. Las emociones que ha transmitido este Tour han sido mucho mejores que las del pasado porque se ha visto a Froome más humano, que no zanjó la carrera hasta la contrarreloj final. También porque ha sido el Tour de la irrupción definitiva de una generación de corredores llamados a protagonizar el ciclismo en los próximos años. Como Romain Bardet, segundo otra vez en la general, o Mikel Landa, cuarto y, para casi todo el mundo, el ciclista más fuerte de este Tour, supeditado permanentemente a Froome. Pero también Warren Barguil, Lilian Calmejane, Michael Matthews, Primoz Roglic o el ganador en la etapa de hoy, el holandés Dylan Groenewegen, del LottoNL-Jumbo. 

Ha sido también el año del dominio arrollador de Marcel Kittel en los sprints (cinco victorias), del inesperado segundo puesto en la general final de Rigoberto Urán, del ataque colosal de Alberto Contador de la mano de Landa para dinamitar la carrera, de las desgraciadas caídas de Alejandro Valverde e Ion Izagirre en la etapa inicial, de la expulsión de Peter Sagan tras una maniobra polémica en un sprint, de la decepción de Nairo Quintana, de los ataques permanentes de Thomas de Gent... Muchas emociones, mucha tensión. Mañana repasaremos lo que ha sido de sí este Tour, por supuesto, el Tour del poderío del Sky. No ha sido el mejor Tour de Froome, pero sí lo ha sido (o casi) de su equipo, con Kwiatkowski, Kyrienka, Nieve y el propio Landa a su servicio. 

Termina el Tour, no la temporada ciclista. El sábado, sin ir más lejos, se disputa la Clásica de San Sebastián. Y falta menos de un mes para que empiece una Vuelta a España a la vendrán Froome, Nibali y quizá Contador. Sigue la fiesta, aunque el Tour es el Tour y mañana después de comer muchos sentiremos que nos falta algo sin etapa de la Grande Boucle. 

Comentarios