Contador, el adiós de un gigante

Las estadísticas dicen que Alberto Contador, que se retirará cuando termine la Vuelta a España, es uno de los ciclistas más laureados del pelotón internacional, con siete grandes vueltas en el palmarés (Tour de Francia de 2007 y 2009, Giro de Italia de 2008 y 2015, y Vuelta a España de 2008, 2012 y 2014). Los datos cuentan que el ciclista de Pinto suma 67 victorias como profesional, desde su debut en 2003. Entre esos triunfos, dice su palmarés, hay victorias de etapa en las tres grandes rondas por etapas y también en carreras como París-Niza, Vuelta al País Vasco, Vuelta a Castilla y León, Vuelta a Burgos, Vuelta a Suiza, Tour de Romandía, el campeonato de España contrarreloj, Critérium du Dauphiné, Tirreo-Adriático o Vuelta al Algarve. Pero los datos no recogen la emoción despertada por Contador. No aparece en ninguna estadística cómo hizo vibrar el ciclista de Pinto con su fulgurante irrupción en el Tour de 2007, donde ganó como mejor joven, entre otras cosas, porque ganó la carrera. Ni de si gesta camino de Fuente Dé. Nada dice su palmarés de su afición por detonar las grandes vueltas en la parte final de su carrera, agitando las pruebas como nadie. Ni rastro de sus ataques desde lejos, de su concepción añeja del ciclismo, de su actitud aguerrida, siempre al ataque. 


El palmarés de un ciclista no está directamente relacionado con lo que ha hecho sentir a los aficionados. Contador ha ganado mucho, muchísimo, pero ha transmitido aún más. Y de él recordaremos más su valentía sin límites, su atrevimiento casi kamikaze, de la parte final de su carrera, cuando ya no era el corredor dominador de antaño, que sus victorias arrolladoras. Porque Contador ha sido el mismo siempre, al ataque, con ese ritmo saltarín sobre la bicicleta, sin contenerse en el pelotón más tiempo del necesario, sin dejar de buscar sorprender y construir monumentos al ciclismo. Pero ha sido aún más auténtico cuando no se le veía súper que cuando arrasaba. 

La trayectoria de Contador ha sido una carrera de obstáculos desde el principio. Vivió una situación límite en 2004, cuando sufrió un cavernoma cerebral mientras disputaba la Vuelta a Asturias. Fue un problema grave de salud del que se recuperó por completo y del que salió con una gran cicatriz en la cabeza, como recuerdo de su supervivencia. Después no le han faltado obstáculos en sus propios equipos, como la difícil convivencia con Lance Armstrong cuando el estadounidense regresó al pelotón, o como las continuas faltas de respeto de su jefe hasta el año pasado, el excéntrico y malhablado millonario Oleg Tinkoff

También, por supuesto, está su positivo por clembuterol, una sustancia prohibida, en 2010. Él culpó a un solomillo, pero el suceso le costó varias victorias, como el Tour de 2010 y el Giro de 2011. Él siempre defendió su inocencia y, aunque las cantidades halladas en su sangre no mejoraban el rendimiento de nadie, desde ese momento no pocos se alejaron del corredor, algo comprensible, dado el grado de indignación con el dopaje existente en el pelotón internacional. Lo cierto es que Contador volvió a ganar tras aquel positivo y volvió a ser el de siempre. 

Con el Tour de Francia, Alberto Contador ha mantenido una relación de amor odio. Allí fue donde se destapó como el gran vueltómano, al triunfar en 2007 y repetir victoria dos años después. Sus enfrentamientos con Andy Schleck y sus arrancadas en las jornadas montañosas de la ronda gala quedarán para el recuerdo. Pasados los años, la suerte no acompañó a Contador en el Tour, con caídas constantes. Alguna temporada, como en 2015, no llegó a la carrera francesa con la mejor forma posible, pues ese año venía de ganar el Giro de Italia. Pero nunca dejó de atacar. Esta misma temporada, él fue el autor del ataque más relevante de la Grande Boucle, cuando se fue junto a Mikel Landa para reventar la carrera. Nunca dejó de intentarlo. El Tour, la carrera que le dio todo, le terminó dando también la espalda, pero él jamás perdió su espíritu combativo. 

La relación del ciclista de Pinto con la Vuelta a España es más idílica aún que con la ronda gala. El ciclista de Pinto, que se retirará cuando termine la edición de esta año de la prueba española, suma tres triunfos en la general (2008, 2012 y 2014). Además, allí protagonizó su mayor gesta, cuando en una etapa camino de Fuente Dé en 2012 puso patas arriba la carrera, que hasta entonces dominaba con mano firme Joaquim Rodríguez. Aquella hazaña es quizá la más hermosa exhibición del corredor de Pinto en su intensa trayectoria. Una obra de arte. 

Contador es un ciclista de otro tiempo, de los que no entienden del control y el conservadurismo. Él ha ido escribiendo su propia leyenda de ciclista al ataque, de corredor valiente que no negocia nada. Por eso, era imposible que no se enamorara del Giro de Italia. En 2008 llegó a él casi de rebote, por la prohibición a su equipo de entonces, el Astana, para correr el Tour. Aprovechó para hacer doblete (Giro-Vuelta) y para caer rendido a los encantos de la corsa rosa, a la que regresó, para ganar, en 2011 (aunque este triunfo se le retiró por el positivo del año anterior en el Tour) y 2015. Esta última fue su gran victoria en una carrera de tres semanas, en la que se impuso a Fabio Aru y a Mikel Landa. 

El ciclista de Pinto, que ha vestido de rojo en la Vuelta, de amarillo en el Tour y de rosa en el Giro, dejará cuando cuelgue la bicicleta al terminar la próxima edición de la ronda española un palmarés prodigioso, pero sobre todo un recuerdo imborrable de su espíriru indomable, de su forma de entender el ciclismo. Tenía la opción de continuar otra temporada con el Trek, donde ha vuelto a sonreír tras la difícil convivencia con Tinkoff en su equipo anterior. Pero quiere irse siendo competitivo. Intentó hasta el último momento colgar la bicicleta en su propio equipo, pero no cuajaron las negociaciones con posibles patrocinadores. Lo seguirá probando, aunque ya retirado. Además de sus victorias y, sobre todo, de su osadía, Contador debe ser reconocido en su adiós por levantar un equipo junior y una fundación ciclista, donde devuelve al deporte de la bicicleta parte de lo que el ciclismo le ha dado. 

Por último, dejamos aquí una selección de crónicas de algunas de las grandes gestas de Contador en su carrera. No están todas, entre otras cosas porque este blog echó a rodar en 2010, e incluyo alguna entrada de mi otro blog, el de actualidad, para crónicas anteriores. 

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