¿Cómo convivirán Landa y Quintana en Movistar?

El mercado de fichajes, abierto hace apenas dos semanas, no deja de ofrecer noticias. El último movimiento de calado es la incorporación de Marcel Kittel al Katusha Alpecin, procedente del Quick-Step Floors. Antes de ello, Omar Fraile anunció su llegada a Astana, tras abandonar el Dimension Data, y Tony Gallopin confirmó que cambiará los colores del Lotto-Soudal por el del Ag2r. También correrán con un nuevo maillot la próxima temporada, entre otros, Gorka Izagirre (que se une a su hermano Ion en el Bahréin-Merida), Peter Kennaugh (que cambia el Sky por el Bora), Louis Meintjes (que pasa del equipo de Emiratos al Dimension Data), Rein Taaramäe (del Katusha al Direct Energie), Warren Barguil (del Sunweb al Fortuneo), Mikel Nieve (del Sky al Orica-Scott) y Alexander Kristoff (del Katusha al equipo de Emiratos). Pero, sin duda, el fichaje más comentado es el de Mikel Landa por Movistar, que era un secreto a voces que el equipo telefónico ha confirmado esta semana.

La llegada del ciclista vasco al Movistar supone el fichaje del mejor corredor español en vueltas por etapas al único equipo español en el World Tour. Un movimiento excelente para el equipo y para el ciclista, que ha firmado por dos temporadas. Desde el punto de vista del aficionado español es el fichaje más ilusionante en mucho tiempo, porque con ningún ciclista se tiene tan claro como con Landa que es un potencial ganador del Tour de Francia y porque, dada la ausencia de equipos españoles en la élite, es casi un milagro que una de las grandes estrellas del país corra en un equipo de casa. 

Esto no significa que el fichaje no abra interrogantes. Landa dejó claro en el Tour que no quería volver a trabajar para nadie en una gran vuelta, porque considera haber demostrado sobradamente que es capaz de ser un jefe de filas solvente para pruebas de tres semanas. En principio, su llegada a Movistar no le garantiza poder cumplir su promesa de no volver a ser gregario de otro líder. El equipo telefónico ha tenido en los últimos años a Nairo Quintana como jefe de filas indiscutible en la ronda gala. El ciclista colombiano fue segundo en el Tour en 2013 (su primera participación) y 2015, y tercero en 2016. Aunque este año, tras ser segundo en el Giro, no ha estado a la altura y ha terminado duodécimo, sigue teniendo como objetivo central ganar el Tour. Y es lógico que así sea. Se lo ha ganado con creces, pese a las dudas de este año, culpa en parte de una planificación de la temporada mejorable. Ayer, Quintana dejó claro en Twitter que correrá el Tour con Movistar en 2018.

Quintana y Landa tienen la misma edad, 27 años, por lo que su convivencia a largo plazo se antoja complicada, por no decir imposible. Ninguno de los dos renunciará a su sueño del Tour, y ello pasa por ser el líder de su equipo sin tener al lado a alguien que pueda hacerle sombra. Sólo parecen quedar dos opciones: una hipotética salida de Quintana rumbo a otro equipo tan pronto como este año (se rumorea intensamente con su marcha a Astana) o que Landa sea líder del Movistar en el Giro el próximo, para asumir el rol de candidato al Tour ya en 2019, fomentando la competencia interna entre los dos líderes, algo que, bien gestionado, puede ser positivo para ambos.

Respecto a la posible salida del ciclista colombiano, el equipo dirigido por Eusebio Unzué lo ha desmentido en varias ocasiones. Parece claro que la relación del Movistar con su líder no atraviesa por su mejor momento. Malos entendidos, roces con el entorno de Quintana y la decepción de ver que el escalador no progresa tanto o tan rápido como se esperaba parecen ser las razones detrás de este cierto malestar. La pelota está en el tejado de Quintana, a quien debe de hacerle poca gracia el fichaje de Landa, quien antes o después querrá liderar al Movistar en el Tour. 

La opción de que Landa posponga a 2019 su asalto a la carrera francesa no es descabellada, aunque cuando se ficha a un ciclista de su clase es, el 99% de las veces, para intentar ganar el Tour, que sigue siendo la carrera más mediática del mundo, la más importante para cualquier equipo con aspiraciones en las vueltas de tres semanas. A Landa le apasiona el Giro y tiene una espina clavada con la corsa rosa, después de verse frenado para ayudar a su líder en 2015 y de ser el más fuerte en la carrera este año, pero sin poder disputar la general por culpa de una caída que provocó una moto mal aparcada. La opción de Landa en el Giro, y quizá en el Tour como segunda opción del equipo, que de paso le quitara presión a Quintana, puede estar encima de la mesa para 2018. Sería, quizá, la última oportunidad en el Tour para el colombiano en la escuadra española, a la que la presencia en sus filas del segundo del Giro de este año le otorga una presencia mediática colosal al otro lado del Atlántico, algo nada desdeñable para una firma como Telefónica. 

Queda una última pieza del puzzle por encajar: Alejandro Valverde. El ciclista murciano sigue recuperándose de la tremenda caída que sufrió en el Tour. Aunque en un promer momento nos temimos lo peor, el bravo corredor podrá volver a las andadas la próxima temporada, afortunadamente. Veremos qué rol asume en el equipo. Hasta ahora, su convivencia con Quintana ha sido impecable y ha demostrado una profesionalidad ejemplar, ejerciendo de gregario para el colombiano. Con la llegada de Landa, habría tres gallos en el mismo corral. Se podría optar por la opción salomónica, bendito problema, de que cada uno de ellos fuera líder en una de las tres grandes (Landa al Giro, Quintana al Tour y Valverde a la Vuelta, por ejemplo), pero es un encaje de bolillos complicado. El tiempo dirá. En cualquier caso, interrogantes al margen, el fichaje de Landa es una noticia excepcional para Movistar y para el aficionado medio al ciclismo en España, que verá a su gran esperanza de futuro con el único equipo español en primera división.

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