Contador da sus últimas pedaladas en China

El poderoso caballero del que ya hablaba Quevedo hace siglos llevó ayer a varias de las estrellas del pelotón internacional hasta China, donde disputaron el Critérium de Shangai. Con la temporada ya concluida, Chris Froome, Rigoberto Urán, Warren Barguill, Marcel Kittel, Michal Kwiatkowski y Greg Van Avermaet, entre otros, se dejaron ver durante el circuito de tres kilómetros por la calle de la ciudad china. Junto a ellos estuvo Alberto Contador. Últimas pedaladas. Despedida definitiva de El Pistolero de Pinto. Adiós de un ciclista de leyenda al que se echará de menos el próximo año, porque su retirada supone también de algún modo el fin de una era. 


Ganó el critérium al sprint Chris Froome, el hombre todopoderoso de este año, ganador de Tour y Vuelta, vestido con el maillot amarillo de la ronda gala. Cuarto fue Contador. La clasificación es lo de menos. Se trataba, básicamente, de hacer caja. Y de intentar introducir el ciclismo profesional en el gigante asiático, un mercado enorme y de extraordinario crecimiento, con dinero a espuertas. No han cuajado demasiado los últimos intentos de la UCI por implantarse en China, pero el ciclismo, igual que otros deportes, lo sigue intentando. 

Se trataba de eso y también, claro, de despedir a Alberto Contador. El ciclista que nunca se rindió. El que atacaba siempre que tenía una oportunidad, o siempre que se la inventaba en cualquier tachuela, en cualquier rincón. El corredor que tenía un palmarés colosal, pero que será recordado por su osadía. Se rememorarán mucho más sus ataques y su forma de despertar emociones que sus triunfos. El ciclismo no va de números. Importan mucho más las sensaciones, la pasión, la tensión. Por eso, no son los Tours ni los Giros ni las Vueltas de Contador lo que más pesa en el recuerdo del ciclista español, sino su atrevimiento, su forma de entender el ciclismo. 

A diferencia del coronel de la novela de García Márquez, Contador sí tiene quien le escriba. Lo tuvo siempre, porque él mismo fue el encargado de escribir su leyenda, de labrarse una historia de corredor siempre al ataque, de ciclista que se divierte poniendo patas arriba la carrera. Pocos ciclistas se han preocupado tanto como él por alimentar a un personaje, el del corredor indomable, el del ciclista que brillaba cuando era el más fuerte, pero que enamoraba sobre todo cuando no lo era, cuando tenía que buscar estratagemas reventando las carreras en cualquier lugar inesperado. Eso que ahora llamamos el relato, y que tanto cuidó Contador. Él tuvo claro siempre que en el Olimpo del ciclismo no sólo están los corredores con mejor palmarés (entre los que se encuentra) sino también los ciclistas que fascinaban y emocionaban a los espectadores (y él en eso ha sido único). 

Chris Froome, siempre generoso e impecable, tuvo ayer palabras cariñosas hacia Contador. Dijo que le echará de menos, pero sólo en parte, porque es un rival incómodo. "Animó tanto las carreras en los últimos años que el público echará de menos verlos en las pruebas", declaró el corredor británico sobre el español. Contador, para ser fiel a sí mismo hasta sus últimas pedaladas, lo probó en el critérium chino hasta el final. "Fue mi última carrera y realmente me he divertido. Intenté atacar, atacar y atacar", dijo. Y así se resume toda su carrera. "Intenté atacar, atacar y atacar". Genio y figura. 

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