Dumoulin defenderá su maglia rosa en el Giro

Los aficionados al ciclismo llegamos al final del año algo tocados, por la noticia del resultado anómalo en un control antidopaje a Chris Froome en la Vuelta a España. Por ejemplo, preparamos los artículos de lo mejor del 2017 que estamos a punto de despedir y no sabemos, ciertamente, si incluir al corredor británico y su hito de ganar Tour y Vuelta el mismo año entre lo más relevante o no. Sencillamente porque no sabemos si es verdad, porque la duda se cierne sobre el ciclista del Sky. Desearíamos que no fuera así. Nada nos duele más que ver revivir a fantasmas que creíamos ya enterrados. Pero tristemente es así. Mientras decidimos qué hacemos con Froome en los artículos de resumen del año que publicaremos los próximos días, agradecemos poder hablar de ciclismo y nada más, de deporte, de lo que nos espera en 2018, por más que sepamos que la próxima temporada estará condicionada por el caso Froome. 


Y para hablar de ciclismo nos ayuda otro corredor que, además, también aparecerá, sí o sí, en esos artículos de resumen del año, puesto que ha ganado el Giro de Italia y el Mundial contrarreloj esta temporada. Tom Dumoulin ha decidido defender su título en la corsa rosa, según publicó ayer la prense neerlandesa. El corredor del Sunweb tenía decidido acudir al Tour de Francia, así que no sabemos si hará doblete, como Mikel Landa, por ejemplo, o si renunciará a la ronda gala. De momento, su anuncio es una buena noticia para la carrera transalpina, que falte la hacen, porque la tensión en Oriente Medio por la decisión de Donald Trump de reconocer a Jerusalén, de donde partirá el Giro en 2017, como capital de Israel, ha inquietado a los organizadores de la prueba. Y también, claro, ha sido un mazazo para la carrera italiana el positivo de Froome, quien era el mayor aliciente de la carrera. 

Dumoulin asentó su victoria el año pasado en su arrollador dominio en la contrarreloj. A lo Indurain, destrozó a sus rivales en las cronos, mientras que resistió con fuerza en la montaña. Incluso superó problemas ajenos a lo estrictamente deportivo, un apretón en mal momento para él que a punto estuvo de costarle la victoria. Pero resistió y se impuso, por delante de Nairo Quintana y Vincenzo Nibali. Después, paró y decidió centrarse en el Mundial de crono, donde se vistió de arcoíris

El corredor holandés ya dejó claro que esperaría a conocer el recorrido del Giro para tomar una decisión sobre su presencia en la carrera. La prueba tiene pocos kilómetros contrarreloj, la etapa inicial en Israel, de 9,7 kilómetros, y otra de 34,5 kilómetros en la crono final. Hay mucha montaña, algo que el ciclista del Sunweb supo afrontar ya este año. Su éxito dependerá mucho de sus rivales, pero sin duda Dumoulin, quien ya estuvo a punto de ganar una grande en la Vuelta de 2016, ha demostrado definitivamente este año que es un hombre a tener en cuenta siempre en las grandes vueltas. Su presencia en el Giro mejora automáticamente la carrera italiana, porque aporta además un perfil distinto al del resto de favoritos, de Indurain del siglo XXI, de resistir en montaña y machacar en contrarreloj, de saber sufrir. Y, de paso, es una excusa para poder hablar de ciclismo y escapar un poco de los fantasmas y las malas noticias extradeportivas. 

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