Resumen del 2017 ciclista (III): Mundial y otras pruebas

Si Peter Sagan no hubiera ganado el Mundial de Bergen, esta cita hubiera pasado sin pena ni gloria, porque el recorrido no fue todo lo espectacular que deseábamos para ver un gran espectáculo. Pero ganó el eslovaco. Ganó el Mundial por tercera vez consecutiva, tras sus triunfos en Richmond y en Doha, e hizo así historia, porque se unió a la lista de corredores que han vestido tres años el maillot arcoíris, junto a  Alfredo Binda, Óscar Freire, Eddy Merckx y Rik Van Steenberger, pero es el primero en ganar tres años consecutivos. 


No se vio a Sagan prácticamente en todo el Mundial. Al principio, porque se tapó en el pelotón, supo guardarse como el máximo favorito que era. Y después, no se le vio literalmente, ni a él ni a nadie, porque se fue la señal de la carra, una lástima, porque el Mundial había sido hasta entonces un ejemplo de eficacia organizativa. Cuando se marchó la señal, Julian Alaphilippe y Gianni Moscon marchaban en cabeza, sin que se observara mucho entendimiento en el grupo de los favoritos. Pero cuando volvieron las imágenes, el grupo marchaba de nuevo compacto y llegamos a tiempo de presenciar, con las cámaras de meta, el mano a mano descomunal entre Sagan y Alexander Kristoff, quien buscaba proclamarse campeón del mundo en casa, pero tuvo que conformarse con la medalla de plata ante un Sagan dispuesto a hacer historia. 

Similar propósito tenía Tom Dumoulin, quien este año podría decir eso del Equipo A, "me encanta que los planes salgan bien". Porque brilló en el Giro, resistiendo a todos los envites de sus rivales, y se llevó el arcoíris en la prueba contrarreloj del mundial, ante Primoz Roglic y Chris Froome

Pero el ciclismo no sólo vive de las grandes vueltas, los monumentos y el Mundial. Como cada año, esta temporada vivimos con intensidad otras pruebas, como la Tirreno-Adriático, siempre espectacular la carrera de los dos mares, en la que se impuso Nairo Quintana, que estuvo acompañado en el podio final por un excepcional Rohan Denis y por Thibaut Pinot. Otro ciclista colombiano, Sergio Luis Henao, ganó la París-Niza, en la que Alberto Contador protagonizó uno de esos ataques que sólo él se inventa, a 50 kilómetros de meta, que a punto estuvo de servirle para ganar la prueba. El ciclista de Pinto acabó segundo, pero poco importó, porque la emoción de esa última etapa, que ganó David de la Cruz, fue sensacional. 

La clásica más importante de las que se disputan en España, la Clásica de San Sebastián, supuso una prolongación del arrollador dominio del Sky en el Tour, ya que Michal Kwiatkowski, con la ayuda de Mikel Landa, impuso su ley en Donosti, venciendo ante Tony Gallopin, Bauke Mollema y Tom Dumoulin. Casi nada. Alejandro Valverde ganó con inmensa autoridad la Volta a Catalunya e hizo lo propio en la Vuelta al País Vasco, por delante de Contador y de Ion Izaguirre. Otro de los mejores momentos del año fue la Strade Bianche, la clásica de las carreteras blancas, que en pocos años se ha convertido en una cita imprescindible de la primavera, en la que se impuso Michal Kwiatkowski

Mañana: Los 9 ciclistas del año. 

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