¿En qué falló el Movistar en el Tour?

El equipo Movistar logró subir el domingo al podio final de París, como vencedor de la clasificación por escuadras del Tour de Francia. También se lleva dos puestos en el top 10 de la clasificación general, con Mikel Landa y Nairo Quintana, y una victoria de etapa del corredor colombiano. Y, sin embargo, el papel del equipo telefónico en la ronda gala deja un sabor agridulce. Todo en la vida es cuestión de expectativas y el Movistar acudía al Tour a por todo, con aspiraciones gigantescas que no se concretaron en carrera. Se le está dando muchas vueltas a qué ocurrió, qué falló, pero puede que la respuesta sea sencilla: ni Landa ni Quintana estuvieron a la altura de los todopoderosos miembros del Sky, desde luego, pero tampoco de Tom Dumoulin y Primoz Roglic


Movistar acudía al Tour con equipo potente dispuesto a plantar cara al Sky y con dos líderes: Nairo Quintana, quien había sido ya podio de la ronda gala y cuya mayor aspiración es ganar algún día la Grande Boucle, y Mikel Landa, que venía de ser cuarto en la edición del año pasado, en la que sus opciones quedaron supeditadas al trabajo que tuvo que hacer para Chris Froome, del que era gregario en el Sky. Junto a ellos, compartiendo galones, o más bien siendo generoso con ambos y actuando de pegamento para que no estallara la convivencia en el seno del equipo, Alejandro Valverde. El murciano acompañó a Quintana en la temible etapa del adoquín camino de Roubaix y se filtró en multitud de fugas en las jornadas de montaña, mitad en busca de triunfos parciales, mitad como estrategia para después ayudar a Landa y Quintana en segundos ataques que, salvo excepciones, no llegaron. 

Una primera reflexión clara es que el equipo no ha fallado, el equipo en su conjunto. Valverde no podría haber hecho más por sus dos líderes. Y qué decir de la entrega absoluta de Andrey Amador, gigante en este Tour, y de Marc Soler, que ha brillado en su primera participación en la ronda gala. También Daniele Bennati e Inmanol Erviti colaboraron todo lo que pudieron. Es cierto que tener tres líderes en el equipo implica renunciar a clase media (los Izagirre o Jonathan Castroviejo) de mucho nivel, que te arrebatan otros equipos a golpe de talonario, sencillamente porque el presupuesto del Movistar con los sueldos de Quintana, Landa y Valverde no permiten mucho más. Pero no creo que el pinchazo de la escuadra española en este Tour responda a ello. 

La carrera empezó cruzada para Movistar. Primero, con una caída de Quintana al principio, que ya le alejó del resto de favoritos. Y después, con otra caída, ésta con más serias consecuencias, de Mikel Landa en la etapa del pavés, por un despiste del corredor vasco, que se fue al suelo mientras bebía agua. Landa arrastró dolores de espalda durante toda la carrera. No fue él, más que en la última etapa pirenaica, en la que lanzó uno de esos ataques kamikazes con tan pocas opciones de éxito como mucha capacidad de levantar a los espectadores de su asiento y hacerlos vibrar con un demarraje con aire a ciclismo añejo en el Tourmalet. Pero ni Quintana ni Landa ofrecieron su mejor versión. Es tan simple como eso. ¿Podría haber llegado más lejos el Movistar en este Tour si lo hubiera jugado todo a una carta? Es posible. ¿Convendría acudir con un único líder a la próxima edición de la carrera gala? Quizá. Pero la verdad es clara: llegada la hora de la verdad, ni Quintana ni Landa estuvieron con los hombres de cabeza. 

El Movistar no priorizó la clasificación por equipos sacrificando sus opciones de podio, como se le ha criticado, sino que se dio cuenta pronto de que tales opciones eran muy remotas. Sencillamente porque ninguno de sus dos líderes estaba en condiciones de lograrlo. Ante esa evidencia, el equipo no se rindió, intentó agitar la carrera tanto como pudo y extrajo petróleo, con esa etapa de Quintana. Coincido con el análisis de Eusebio Unzué: el resultado es decepcionante, pero nada se le puede reprochar al equipo, que hizo cuanto pudo. 

Ahora, Quintana, Landa y Valverde también comandarán al equipo en la Vuelta. Da la sensación de que será la última carrera que disputen los tres juntos. Claramente, el rendimiento del Movistar en el Tour no se puede achacar sólo o principalmente a la estrategia confusa de acudir con dos líderes, pero eso tampoco ayuda. Landa, que no tiene pelos en la lengua, explicaba en meta que no se había establecido una estrategia clara en el equipo y que cuando atacaba él o Quintana, simplemente se avisaban antes, durante la etapa, pero sin seguir un plan conjunto. Y eso no ayuda, aunque si ambos hubieran sido los más fuertes de la carrera, poco habría importado. Ahí está el ejemplo de la perfecta convivencia de Geraint Thomas y Chris Froome en el Sky. Cuando las piernas responden, las estrategias importan menos. 

No parece que el trío de líderes del Movistar vaya a correr muchas más carreras juntos, después de la Vuelta. En parte, porque los rumores sobre la salida de Quintana y de Landa no cesan. Algunos medios afirman que el equipo de los Emiratos se ha fijado en el colombiano, mientras que según L'Equipe, Astana estaría interesado en Landa. Uno de los dos podría no seguir en el Movistar el próximo año, porque ambos miran ya al Tour de 2019. Pero antes, su rendimiento en la Vuelta podrá ser decisivo, tanto para su continuidad en el equipo como para ese posible contrato con otra escuadra que ambos se estarían planteando. Parece que, como en la película, sólo puede quedar uno. 

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