Groenewegen sorprende a Gaviria y Sagan

A los ciclistas les gustan tan poco las etapas llanas maratonianas como a los aficionados, que esperan siempre más emoción, más intensidad. Cuesta entender que haya etapas tan largas como la de hoy en el Tour, con más de 230 kilómetros. Al pelotón no le gusta; a los amantes del ciclismo, tampoco; y a quienes no son aficionados, mucho menos. No decimos, por supuesto, que los velocistas no deban tener sus oportunidades. Una buena volara es uno de los mejores espectáculos que regala el ciclismo. Pero jornadas tan interminables y maratonianas como esta tienen poco sentido y su interés, desde luego, no es deportivo. En muchas ocasiones, las etapas tan largas sólo se explican porque es la única forma de unir dos localidades interesadas en acoger la salida y la llegada de una etapa en grandes vueltas. El pelotón ha rodado hoy con lentitud (para ellos, claro), y la etapa ha terminado unos 40 minutos después del horario previsto. Cuando los no aficionados nos hacen rabiar a los amantes del ciclismo diciendo que echan buenas siestas con el Tour cada año, piensan en etapas como esta. Afortunadamente, son las menos. 


La etapa no ha estado exenta de cierto interés, claro. Merecen respeto los dos únicos corredores que desafiaron la lógica del pelotón en este tipo de etapas, que dice que el desenlace será sí o sí al sprint. Tal era la apatía en el gran grupo que las dos fugas del día estuvieron compuestas por un único ciclista: Yoan Offredo, del Wanty, primero; y Laurent Pichon, del Fortuneo, después. Pero poco podían hacer contra un pelotón con los mejores velocistas del mundo. 

Antes de que llegara el sprint se vivieron otros dos momentos relevantes. El primero, un corte causado por el viento en el que se sorprendió a Dan Martin, y el segundo, el sprint bonificado en el que el líder, Greg Van Avermaet, sumó tres segunditos más para ampliar su ventaja en la general. 

Llegó el sprint final y hubo sorpresa. Todo hacía indicar que asistiríamos al desempate entre Fernando Gaviria y Peter Sagan, ambos ganadores de dos etapas en lo que va de carrera. Pero entre medias se coló Dylan Groenewegen, que batió al colombiano y al eslovaco, y que mandó callar al cruzar la meta, como queriendo silenciar posibles críticas pasadas al corredor holandés del LottoNL-Jumbo. 

Mañana, en principio, más de lo mismo. A pesar de que es el día de la fiesta nacional francesa, el Tour no ha reservado esta vez para el 14 de julio una jornada montañosa, sino que será más bien llana, de 181 kilómetros. En principio, nueva jornada destinada al sprint, antes de la etapa clave del domingo con el esperado y temido adoquín. 

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