Además de clarificar mucho la general, el paso por los Alpes ha reducido de forma amplia la nómina de velocistas de este Tour. Marcel Kittel y Mark Cavendish llegaron fuera de control en la etapa con final en La Rosière, mientras que Fernando Gaviria, André Greipel y Dylan Groenewegen se retiraron en la durísima jornada de ayer camino de Alpe d’Huez. Peter Sagan quedaba como el máximo favorito para las pocas volatas que restan en la ronda gala. El eslovaco no tenía presión alguna, con dos triunfos de etapa ya, a diferencia de Arnaud Demare, que aún no sabe lo que es ganar este año en la carrera francesa. Por eso, el equipo del esprinter galo, el Groupama FDJ, se ha puesto al frente del gran grupo para impedir a los escapados llevar lejos su aventura.
Los cuatro valientes que han desafiado al gran grupo, Thomas de Gent (el hombre que vive en fuga), Tom Skully, Dimitri Claeys y Michael Schär, no llegaron a tener más de tres minutos de ventaja con el pelotón. Schär es el que más tiempo aguantó en cabeza, pero el gran grupo no les permitió nunca soñar con un triunfo de etapa. Demasiados intereses por detrás, en un día más bien relajado para los hombres fuertes de la general. Además del equipo de Demare, también el Trek de John Degenkolb y el Bahrein Merida de Sony Colbrelli se pusieron a tirar del gran grupo, con los equipos de los favoritos preocupados por llevar en la parte delantera del pelotón a sus líderes para evitar sustos.
Cazado Schär, todavía quedaba tiempo para un último intento. Lo probó Philippe Gilbert, valiente y con mucha fuerza, pero su propósito era más bien imposible. El gran grupo llegaba ya lanzado y ni siquiera un rodador como el belga podía desafiar la lógica del pelotón. En la llegada masiva se impuso Sagan con enorme poderío, reforzando su liderato en la clasificación de la regularidad, e imponiéndose ante Alexander Kristoff y Arnaud Demare. También intentó meterse en el sprint Degenkolb, pero el ganador de la etapa de Roubaix no tuvo opción. Sagan suma su tercera etapa en este Tour y su octavo triunfo de la temporada. En sus declaraciones en meta, como siempre, Sagan habló de su victoria como si fuera lo más sencillo del mundo. Contó que la etapa de hoy ha sido perfecta para todos: para él, porque ha ganado otra etapa, y para los favoritos, porque necesitaban un día más relajado después de las tres etapas alpinas. Los que no estarán tan contentos son los otros velocistas supervivientes de esta ronda gala, que nada pueden hacer ante el dominio del imparable Sagan.
El Tour sigue dándole vueltas a lo ocurrido en Alpe d’Huez. No al golpe de autoridad del Sky, que también, sino sobre todo a los excesos de una minoría de energúmenos que no respetó a los ciclistas y puso en riesgo su integridad, como se demostró con la caída de Vincenzo Nibali que le ha obligado a retirarse de la carrera. La baja del ciclista italiano es muy sensible. Se pierde a un corredor siempre valiente y animador de las carreras por culpa de una aglomeración descontrolada de público y por actitudes inaceptables de unos pocos. La organización del Tour de Francia debe tomar nota de lo ocurrido y hacer autocrítica. Es imposible controlar al 100% los riesgos, porque hay más tontos que botellines y nunca se podrá evitar que haya descerebrados que acudan a puertos a beber y faltar el respeto a los ciclistas. Pero algo se debe hacer para reducir ese riesgo al mínimo.
No es tolerable lo que ocurrió con Nibali, gravísimo, ni tampoco la agresión a Froome de un tipo, afortunadamente ya detenido. Alpe d’Huez atrae a amantes del ciclismo y también a gentecilla que no entiende lo más mínimo de este deporte. No se puede tolerar que la actitud despreciable de unos pocos haga que un puerto mítico del Tour se asocie a actitudes inaceptables en vez de las gestas de los ciclistas, centro de este deporte y de esta bendita locura que es el Tour. Algo se debe hacer, no sé si estudiar vallar toda la ascensión o reforzar la seguridad en cada tramo, pero no se pueden repetir escenas como las de ayer. El ciclismo no es esto, no puede serlo.
Mañana etapa de montaña por el Macizo Central y con final en Mende, tras subir un puerto de cuarta, otro de tercera y dos de segunda.
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