Sky sofoca la rebelión alpina




Parecía que la etapa de hoy iba a repetir el mismo guión que la de ayer, con Sky anestesiando la carrera e imponiendo un ritmo exigente que desincentivara a sus rivales a atacar, pero el Movistar y Tom Dumoulin tenían otros planes. Esta vez los rivales del todopoderoso equipo británico sí plantaron cara al Sky y se rebelaron en los Alpes contra la escuadra comandada por Chris Froome y Geraint Thomas, más fuerte aún que su jefe de filas. Lo de hoy no ha sido un paseo para el Sky, que ha tenido que pelear para sofocar la rebelión, pero sí ha sido un recital. Es el equipo más fuerte de la carrera, con mucha diferencia, y hoy lo ha demostrado. Thomas se ha puesto líder de la carrera y además se ha llevado el triunfo de etapa, acabando con el sueño de Mikel Nieve, quien venía de la escapada del día y ha acariciado la victoria. Pero nada ha podido hacer el corredor vasco del Mitchelton-Scott. 

Lo de hoy ha sido un gigantesco golpe de autoridad del Sky, no tanto por la victoria de etapa, ni por situar a sus dos hombres más fuertes primero y segundo de la general, ni por el tiempo que han sacado al resto. Es, sobre todo, el golpe psicológico, el poderoso mensaje que lanza a sus rivales: no hay nada que hacer, desistid, perded toda esperanza. Ayer nadie contestó al dominio del conjunto británico, mientras que hoy sí ha habido una revuelta contra su dominio, pero de nada ha servido. Lo probó de lejos, atrevido, el Movistar, a quien se le puede recitar aquello que canta Sabina, “que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no falta la pena”. El conjunto español puso a Daniele Bennati y a Andrey Amador a endurecer la carrera, antes del ataque de Alejandro Valverde. El corredor murciano, que llegó a ser líder virtual de la carrera, saltó del gran grupo y alcanzó a su compañero Marc Soler, debutante en el Tour, que se había filtrado en la escapada numerosa del día. 

Hicieron camino al andar Valverde y Soler, con un extraordinario trabajo del ciclista catalán en servicio del murciano. Llegaron a tener dos minutos de ventaja sobre el grupo de los favoritos. Fue un movimiento atrevido, jugando con las distintas bazas del equipo. Pronto que se vio que otros equipos querían sumarse a la fiesta. Vincenzo Nibali, siempre competitivo, mandó a sus compañeros del Bahrein-Merida Franco Pellizoti y Domenico Pozzovivo para marcar un ritmo exigente al frente del grupo de hombres fuertes de la carrera en la ascensión al Cormet de Roselend. En el descenso de ese puerto atacó con valentía Tom Dumoulin, impulsado por su compañero del Sunweb Soren Kragh Andersen. La de hoy, además de una etapa excepcional que demuestra que las jornadas de montaña cortas son las más espectaculares, ha sido un ejemplo claro de que el ciclismo es un deporte de equipo, con muchas estrategias. 

Dumoulin abrió camino y llegó a la altura de Valverde y Soler justo cuando éste reventaba tras su magnífico trabajo. El corredor holandés pidió colaboración al ciclista del Movistar, pero Valverde negaba con la cabeza. No estaba claro si era porque no podía más o porque no quería ayudar a un rival serio en la general. Pero al rato el corredor murciano perdió contacto con Dumoulin, despejando las dudas: no podía más. El ciclista holandés del Sunweb aceleró y fue adelantando a corredores que formaban parte  de la escapada del día, arañando tiempo a sus rivales para la general. Pero el Sky no se descompuso, todo lo contrario. Como siempre, siguiendo un guión perfectamente trazado, todos los gregarios de Froome y Thomas tiraron del grupo, cumpliendo el plan previsto: Jonathan Castroviejo, Michal Kwiatkowski y compañía impusieron el ritmo deseado por los líderes del conjunto británico. Todo volvía a su ser. Cuando los hombres fuertes del Sky se quedaron sin compañeros en cabeza quien atacó fue Geraint Thomas, quien ya por entonces era claramente líder virtual de la carrera. 

Thomas fue muy fuerte, tanto que amenazó con arrebatarle la victoria de etapa a Nieve, algo que ocurrió finalmente. Chris Froome aceleró un poco más tarde, después de varios demarrajes sin excesiva convicción y con nulo éxito de Nairo Quintana y Romain Bardet. El ciclista colombiano del Movistar dejó claro quién es el lider del conjunto español con más fuerzas, porque Landa se descolgó del grupo de los favoritos y ha sufrido mucho. En meta ha declarado que le ha dolido la espalda desde el primer puerto de la etapa, por culpa de la caída sufrida el día del adoquín. Mucho antes se habían descolgado Ilnur Zakarin, Rigoberto Urán y Adam Yates, descartados de la lucha por la general. 

Sí mantuvieron el pulso los dos lideres del LottoNL- Jumbo, Steven Kruijswijk y Primoz Roglic, igual que Vincenzo Nibali y Romain Bardet. Todos ellos, junto a Quintana, no se pudieron de acuerdo para intentar minimizar los daños del recital del Sky. Al final, Thomas les sacó 59 segundos y Froome, 37 segundos. Las diferencias en la general son ya serias, sobre todo, visto el abrumador dominio del Sky y su contundente forma de sofocar la rebelión alpina. Thomas es líder con 1:25 sobre Froome, 1:44 sobre Tom Dumoulin, 2:14 sobre Vincenzo Nibali, 2:23 sobre Primoz Roglic, 2:40 sobre Steven Kruijswijk, 2:56 sobre Mikel Landa, 2:58 sobre Romain Bardet, y 3:16 sobre Nairo Quintana y Dan Martin. 

La lucha por la general, claramente dominada por el Sky, ha convivido con la batalla por la etapa de los componentes de la fuga. Otra vez, una escapada muy numerosa, con corredores como Warren Barguil, Dani Navarro, Damiano Caruso, Romain Sicard, Julian Alaphilippe, Tejay Van Garderen, Thomas De Gent, Serge Pauwels, Jesús Herrada, Gorka Izagirre y Rein Taaramäe, entre otros. 

La etapa ha sido tan exigente que varios corredores, entre los que está Marcel Mittel, han llegado fuera de control. 



Mañana, duodécima etapa, la más dura de las que forman este tríptico alpino, con final en Alpe d’Huez, tras el paso por la Madeleine, Lacets de Montvernier, la Croix de Fer. 

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