Valverde, quinto en la general tras Roubaix


Se esperaba que la etapa de hoy del Tour de Francia fuera trascendente y así ha sido. Un día dantesco, muy exigente y, lamentablemente, con caídas y pinchazos por doquier. Una jornada decisiva en el rumbo de esta carrera, en la que John Degenkolb (Trek) ha vuelto a la senda de la victoria después del calvario que ha pasado el corredor alemán tras ser atropellado mientras entrenada en España. Con el triunfo de hoy, Degenkolb entra en la lista de ganadores de etapa en las tres grandes vueltas. Uno de esos triunfos que celebra todo amante del ciclismo, por lo mal que lo ha pasado en los últimos meses, por lo que tiene de justicia poética, de muy merecida recompensa a su sufrimiento. El alemán, muy emocionado, no ha podido articular palabra ante las cámaras en meta. 

La victoria de Degenkolb, que se ha impuesto a Greg Van Avermaet, más líder, y a Yves Lampaert, con quienes llegó a meta en cabeza, ha sido sólo una de las muchas noticias que deja la jornada. Y, sin duda, la más alegre y unánimemente celebrada. La más triste llegó mucho antes, antes incluso de los primeros tramos de adoquín, cuando Richie Porte sufrió una caída que le obligó a poner pie a tierra y abandonar la carrera. Muchos ciclistas tienen historias de amor y odio con el Tour, en las que es el corredor el que pone el amor y la carrera, exigente y cruel en ocasiones, la que le hace la vida imposible a aquel. Pero en pocos casos esta relación parece tan tóxica y maldita como en el del ciclista australiano del BMC. Cuanto más en forma llega a la carrera, más contrariedades sufre. Cuanto más firme candidato parece, más le persigue el infortunio. Una pérdida sensible para el Tour, el enésimo episodio de la traumática relación de Porte con la ronda gala. 

Porte no ha sido el único favorito en sufrir caídas y pinchazos, pero sí el único que ha tenido que retirarse de la carrera, igual que tristemente ha tenido que hacer José Joaquín Rojas, del Movistar. Tampoco ha sido un buen día para Romain Bardet, tercero el año pasado en el Tour y el más serio candidato a ganar la carrera que ha tenido el ciclismo francés en muchos años. El corredor del Ag2r lo ha pasado muy mal y ha ido casi toda la etapa a remolque. Ha mostrado mucho carácter de campeón y un coraje a prueba de bombas. Tanto es así que incluso cuando logró contactar con el grupo delantero se vio con fuerzas para demarrar fugazmente, como diciendo “aquí estoy yo”, reivindicándose. Pero le duró poco la alegria, porque volvió a sufrir un pinchazo que le hizo perder tiempo. De nuevo, aunque visiblemente enfadado y disgustado, no perdió los nervios y esperó para integrarse en el grupo de Mikel Landa, que venía cortado por culpa de una caída a unos 35 kilómetros de meta en la que hizo el afilador mientras bebía agua. 

El corredor vasco del Movistar ha sido otro de los favoritos que lo ha pasado mal hoy, pero que ha mostrado mucha determinación y capacidad para reponerse de su caída y ha salvado el día. Tanto él como su equipo, que reaccionó a la perfección a su caída, deberían salir hoy reforzados de la etapa, aunque es cierto que Landa parecía muy dolorido del hombro. Mañana es día de descanso y a Landa le vendrá especialmente bien. Apenas se dejó un puñado de segundos en meta, aunque llegó a perder más de un minuto, en parte gracias a que Movistar paró a todos sus corredores salvo a Alejandro Valverde y Nairo Quintana, que se mantuvieron en todo momento en el grupo de cabeza, y en parte también gracias a que hubo un cierto parón en el grupo de los favoritos, cuando ya se supo que la etapa sería cosa de los tres ciclistas de cabeza. Peter Sagan lo intentó, con más corazón que cabeza, igual que lo hicieron Philippe Gilbert (otro que se ha ido al suelo unas cuentas veces) y Bob Jungels, dando presencia al Quick-Step en esta especie de mini París-Roubaix. Pero el caballo se les había escapado. 

Hasta Chris Froome, sin problemas hoy salvo una caída que sufrió lejos de meta, atacó en la parte final, cuando vio que Bardet se había vuelto a descolgar. Pero el grupo de favoritos fue a tirones, lo que benefició a Landa. Al final, Landa sólo perdió siete segundos en meta, es decir, nada. La única contrariedad son las posibles consecuencias físicas de su caída, de la que el Movistar irá informando en las próximas horas. Pero ha sido una etapa excelente para el conjunto telefónico, en especial para un Alejandro Valverde inmenso, siempre en las posiciones delanteras, protagonista de la etapa, inmenso sobre los adoquines, y ya quinto clasificado de la general

El Movistar dijo que iba a decir tras la etapa de hoy quien sería su líder en la carrera. En principio, la decisión era entre Quintana y Landa, y en principio así será, pero de momento el hombre más fuerte del conjunto telefónico en este Tour está siendo Valverde. El murciano está a 1:31 de Van Avermaet y aventaja en 11 segundos a su compañero de equipo Landa y en 1:19 a Quintana. Las ruedas de prensa del día de descanso de mañana serán muy interesantes. Lo más importante ahora es que Landa no tenga lesiones serias por su caída. Otro aspirante que ha sufrido mucho hoy es Rigoberto Urán, que ha sufrido una caída y ha perdido casi un minuto y medio con los favoritos. 

También merecen una mención especial hoy en un día mítico de ciclismo los miembros de la fuga del día, que se fue desmembrando a medida que avanzaba la etapa. Los diez valientes  fueron Omar Fraile (Astana), Thomas De Gendt (Lotto-Soudal), Patrick Tolhoek (LottoNL-Jumbo), Jérôme Cousin, Damien Gaudin y  Lilian Calmejane (Direct Energie), Chad Haga (Sunweb), Olivier Le Gac (Groupama-FDJ), Reinhardt Janse van Rensburg (Dimension), y Nicolas Edet (Cofidis).

El atrevimiento de estos diez ciclistas, la victoria tan justa de Degenkolb, la solidez del líder Van Avermaet (hasta que llegue la montaña, claro), el poderío de Valverde, la garra de Landa y Bardet... Momentos clave de un apasionante día de ciclismo que, con sus virtudes y sus defectos, con sus riesgos innegables, ha sido espectacular. Existirá siempre el debate sobre la cl conveniencia del pavés en el Tour y todos tendrán sus razones. Pero tras el recital ciclista de hoy, esta réplica de la París-Roubaix en el mes de julio, cuesta negar su atractivo y lo mucho que aporta a la ronda gala, aunque también le quite, por ejemplo, a uno de sus favoritos, Porte, que no cayó en el adoquín, cierto, pero sí a causa de la tensión extra de este tipo de etapas. Con sus pros y sus contras, nadie podrá hoy ha sido un día grande de ciclismo, el que ha relanzado definitivamente la emoción de este Tour  que mañana descansa y el martes tiene su primer contacto con la montaña. 

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