Valverde conquista el mundo


Alejandro Valverde Belmonte conquistó su primera medalla en un Mundial de ciclismo hace 15 años. Hoy, seis medalla mundialistas y 121 victorias profesionales después, el ciclista murciano se ha proclamado campeón del mundo en Innsbruck. Era lo único que le faltaba para redondear un palmarés impecable, el del mejor corredor español de todos los tiempos, al menos, el más completo. Valverde es admirado por aficionados al ciclismo españoles, por supuesto, pero no sólo. La veneración por el ciclista del Movistar no entiende de nacionalidades ni banderas. Igual que no sólo fueron eslovacos los que celebraron el oro de Peter Sagan los tres últimos años, hoy la alegría es compartida por todas las personas que admiran la excepcional trayectoria deportiva de Valverde, que a sus 38 años cumple un sueño y conquista el triunfo que le faltaba, el que le debía el ciclismo. 

El verano pasado, en la primera etapa del Tour de Francia, Valverde se fue al suelo. Fue una caída terrible, hasta el punto de que se llegó a temer con su retirada. A su edad, con una contrariedad así, existió el miedo eso a que el murciano, el Bala, Alejandro el Magno, el conquistador, colgara la bicicleta de la peor manera posible. Pero luchó, como siempre, y volvió a la normalidad, es decir, a ganar. A ganar en todos los terrenos, de febrero a octubre, en carreras de un día y en pruebas de tres semanas, en montaña y al sprint. Ahora sabemos que Valverde se retirará después de haber ganado el Mundial. Declaró Peter Sagan, otro de los admiradores de Valverde, que si él fuera el murciano, colgaría la bicicleta en caso de conquistar el arcoíris. Preguntado por estas palabras, el ciclista del Movistar se apresuró a decir que de eso nada, que él quería lucir el arcoíris, que ya tocaba. Y eso hará el próximo año, vestirá con orgullo la que ha sido la segunda piel de Sagan durante tres años seguidos. El eslovaco le ha entregado a Valverde la medalla de oro, con Óscar Freire, también tres veces campeón del mundo, otro admirador del murciano, registrando en su móvil el histórico momento. 

Tenía seis medallas mundialistas Valverde, dos platas y cuatro bronces. Había acariciado el arcoíris en Hamilton, en Madrid, en Salzburgo, en Valkenburg, en Florencia y en Ponferrada. Pero tuvo que llegar Innsbruck y un infernal recorrido para que Alejandro Magno sumara a su palmarés la única conquista que le faltaba. El palmarés de Valverde es impactante, con podio en las tres grandes vueltas, con cinco Flecha Valona, con cuatro ediciones de la Lieja-Bastoña-Lieja, tres Volta a Catalunya, dos triunfos en la Clásica de San Sebastián, 15 victorias de etapa en Giro, Tour y Vuelta. Valverde le saca once años a Romain Bardet, plata hoy. En su gigantesca carrera no ha perdido el hambre de victoria nunca y, a medida que sus rivales se iban retirando, él seguía ahí, en su segunda, tercera, enésima juventud, y sus rivales eran cada vez más jóvenes. Podían ser sus hermanos menores, luego sus hijos casi. Gigantesco Valverde. Excepcional. Legendario. Inmenso. Histórico. 

Está acostumbrado Valverde a cargar con el peso de la responsabilidad en las carreras. Está habituado a ser favorito. Hoy lo era. Más que nadie, más que nunca. Pero, lejos de sentirse presionado, sabía lo que tenía que hacer y estaba convencido de que hoy tenía una ocasión de resarcirse en los Mundiales. La selección española ha hecho un trabajo excepcional para él. Ha sido uno de esos días en los que los planes salen mejor de lo soñado. Todos los compañeros de Valverde estuvieron en su papel. Jonathan Castroviejo, David De la Cruz, Omar Fraile y Jesús Herrada respondieron a cada ataque de la selección italiana. Era uno de los equipos fuertes del día, igual que Francia, que estuvo impecable, dinamitando la carrera en la ascensión al Infierno final. Sólo un insuperable Valverde ha podido romper los esquemas de la selección gala, que fue la que desató las hostilidades en el momento clave de la carrera. Julian Alaphilippe no pudo seguir el ritmo de su compatriota Romain Bardet, quien se marchó hacia adelante junto a Valverde y al canadiense Michael Woods. 

A los tres se sumó en la parte final de la carrera el holandés Tom Dumoulin, agigantando su leyenda, resistiendo como siempre. Les dio caza tras un descenso colosal, pero llegó muy cansado. Se esperaban ataques de Bardet y Woods, puesto que ambos sabían que Valverde era el más rápido de los hombres de cabeza, pero no pudieron demarrar, quizá confiando en poder batir al Bala en el sprint final. Empeño inútil. Valverde lanzó el sprint prontísimo, pero él sabía lo que hacía. Y ha ganado. Ha conquistado el mundo en Innsbruck. Se ha vestido de arcoíris al fin. Hoy ha declarado que ya se puede retirar tranquilo, pero ha tranquilizado después a todos afirmando que él no se va, qué quiere lucir el maillot más bello del mundo ciclista. Las lágrimas de Valverde han sido hoy las de muchos amantes del ciclismo, españoles y no. Su carrera, incuestionable pasara lo que pasara hoy, se redondea con este Mundial que tanto merecía y tanto ha emocionado a muchos. Querer al ciclismo es querer a Valverde. Por eso el oro de hoy es de la España de Javier Mínguez, sí, pero es sobre todo del ciclismo. Ganó Alejandro Magno, conquistó el mundo.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Qué emoción!!!
Ninguna espalda mejor para suceder a Sagan con la túnica sagrada.
Grandísimo Valverde!!
Javier ha dicho que…
¡Por fin! ¡Por fin, el ciclista español más completo (el más grande sin duda es Indurain) de todos los tiempos tiene el Mundial, el jersey de campeón mundial, en sus espaldas! Es el mejor, el que más se lo merecía y después de tantos intentos, por fin, llevará un año este jersey. ¿Retirarse? Oscar Sevilla sigue ganado con 42 años... Es broma, no sabemos cuántos años le quedan a Valverde, pero sí sabemos que los que esté estará al máximo nivel.
Ah, y la gozada de verle con el jersey de campeón mundial, no nos la quitará nadie.
Alberto Roa ha dicho que…
Muchas gracias por comentar a ambos. Parece que mira a Tokio 2020... Veremos.