Las claves del Mundial de Valverde

Los amantes del ciclismo comenzamos la semana con una sonrisa especial que no se nos borra de la cara y viendo una y mil veces el sprint final de ayer en Innsbruck en el que Alejandro Valverde se proclamó campeón del mundo. Tenemos la certeza de que será una de esas imágenes que recordaremos siempre, uno de esos recuerdos imborrables, de los que dan sentido a nuestra pasión por el deporte de la bicicleta, que tanto se parece a la vida. Valverde conquistó el arcoíris tras una carrera muy atractiva, marcada por esa ascensión final al muro que en la capital del Tirol llaman el infierno, con sobradas razones. 

Comenzó el día con una fuga numerosa que llegó a coger 17 segundos de ventaja, pero que en ningún momento inquietó al gran grupo. Las selecciones fuertes no escurrieron el bulto y fueron alternándose en la cabeza del pelotón. Dieron la cara, entre otras, Italia, Francia y España. Se tapó algo más Holanda, que después lanzo varios demarrajes, a cuenta de Sam Oomen y Steven Kruijswijk. Una de las claves de la victoria de Valverde fue la excelente estrategia de la selección español, que colaboró al frente del gran grupo para echar abajo la fuga, que en cualquier caso caería como fruta madura, y sobre todo para endurecer la carrera.

La consigna de Javier Mínguez parecía clara: saltar a cada ataque de un corredor de las selecciones más potentes, sobre todo, de Italia. Se movieron, entre otros, Dario Cataldo, Vincenzo Nibali y Damiano Caruso, y siempre, sin excepción, se pegó a su rueda algún hombre de la selección española, como Jesús Herrada, David de la Cruz u Omar Fraile. Todo bajo control. En cada demarraje importante estaba España. Atacaron Michal Kwiatkowski, Greg Van Avermaet y Rui Costa, entre otros, y España controló cada corte de forma ejemplar. 

La dureza de la carrera fue otra de las claves del triunfo. Corredores como Simon Yates se descolgaron de la batalla mucho antes de la parte decisiva, por la enorme exigencia del recorrido, uno de los más salvajes de cuantos se recuerdan en un Mundial. Valverde, corredor de fondo, resistió a la perfección mientras sus rivales iban cayéndose de la lucha por el arcoíris. 

El danés Michal Valgren tomó ventaja en la vuelta final al circuito, antes de empezar a afrontar las temibles rampas del Infierno. Entonces llegó otro de los momentos decisivos de la carrera, en el que Francia asumió la responsabilidad de la caza, con Thibaut Pinot, Romain Bardet y Julian Alaphilippe al frente. Ahí llegó la auténtica selección del día, el corte bueno. Sólo resistieron el ritmo del conjunto galo Gianni Moscon, Alejandro Valverde y Michael Woods. Francia era uno de los equipos a seguir y demostró por qué en el momento clave de la prueba. Paradójicamente, fue también ese arreón de Francia el que le jugó una mala pasada a la selección gala, ya que Pinot perdió contacto con el grupo delantero y poco después quien se descolgó fue Alaphilippe. 

La debilidad de Alaphilippe, el sucesor de Valverde, por sus muchas similitudes con el ciclista murciano, fue otra clave de la carrera. Sin duda, Alaphilippe, por su punta de velocidad, era el mayor rival de Valverde en ese grupo, el único que podía derrotarlo en un mano a mano. Cuando perdió contacto con el grupo, poco antes de que también se descolgara Moscon, Valverde tenía medio arcoíris en su mano. Pero, claro, faltaba rematar. Valverde, Woods y Bardet colaboraron, convencidos todos de que el español era el más rápido, pero decididos también a asegurarse que el reparto de las medallas quedaría entre ellos. Llegó otro rival desde atrás, el inmenso Tom Dumoulin, acostumbrado a sufrir en las subidas, a su ritmo, sin perder la cabeza, que recortó la distancia con el terceto delantero en el descenso. 

El corredor holandés, segundo en casi todo lo que ha corrido este año (Giro, Tour y crono del Mundial) llegó extenuado y no pudo lanzar un demarraje. Tampoco lo probaron Woods y Bardet, probablemente por falta de fuerzas. Y esa fue la clave final, ya que Valverde era claramente el más rápido en el sprint. Se lanzó muy pronto Valverde, temíamos que el final se le hiciera largo, pero él lo tenía controlado y entró en meta victorioso, oro al fin, arcoíris por pleno derecho. Valverde declaró, emocionado, que esta era la mejor victoria de su carrera. Lo dice alguien que tiene donde elegir, ya que ha logrado 122 triunfos, así que no le quitaremos la razón. 

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