Así será el Giro de Italia 2019

Después de que el Tour de Francia desvelara la semana pasada el recorrido de su próxima edición, ayer fue el turno del Giro de Italia. Si la ronda gala volvió a reducir a su mínima expresión los kilómetros contrarreloj de la prueba, en un recorrido antiFroome, o proBardet, el Giro ha hecho más o menos lo contrario, incluyendo tres cronos, quizá, con la voluntad de convencer al corredor británico nacido en Kenia de volver a revalidar la maglia rosa el próximo año. 


Bolonia acogerá la salida de la próxima edición del Giro, que estará plagada de guiños a la historia de la carrera y a la historia de Italia. Comenzará la corsa rosa con una crono de 8,2 kilómetros, que no será el clásico prólogo, ya que los dos últimos kilómetros son en cuesta, con una pendiente media superior a los 9 kilómetros, así que se marcarán las primeras diferencias. 

La segunda etapa, de 200 kilómetros, recordará a Bartali y al periodista Indro Montanelli en el 110 aniversario de su muerte. Una jornada rompepiernas. La tercera  jornada, dedicada a Leonardo Da Vinci al cumplirse 500 años de su muerte, parece claramente propicia para los velocistas, mientras que la cuarta termina algo cuesta arriba. La quinta etapa, mucho más corta, de 140 kilómetros, también es adecuada para los hombres rápidos. La sexta etapa, con final en San Giovanni Rotondo, de 233 kilómetros, tiene un final más duro. El recorrido de la séptima etapa, con final en L'Aquila, también tiene un perfil escarpado. El Giro aprovecha para recordar a las víctimas del tremendo terremoto que sacudió aquella zona hace diez años. 

El segundo fin de semana de carrera ofrecerá una etapa rompepiernas el sábado, con final en Pesaro, y una contrarreloj individual de 34,5 kilómetros en San Marino. Tampoco será una crono llana, ni mucho menos, ya que sus últimos 12 kilómetros pican claramente hacia arriba. 

Los ciclistas entrarán en la segunda semana de carrera sin haber disputado una etapa de montaña, algo poco frecuente en el Giro. El martes 21 de mayo, tras el primer día de descanso, llega una etapa llana, de nuevo, propicia para los velocistas, y lo mismo puede decirse de la undécima etapa, que se disputa al día siguiente. El escenario de la carrera cambiará en la etapa 12, con final en Pinerolo tras un recorrido montañoso muy exigente que recordará una hazaña de Coppi hace 70 años. La siguiente etapa también será montañosa y, además, ofrece el primer final en alto, en Cresolo Reale. También habrá montaña en las etapas 14 y 15. La primera, corta, de apenas 131 kilómetros, de constante subidas y bajadas, con la que el Giro se apunta a las apuestas de las grandes carreras por jornadas explosivas. Al día siguiente, la etapa tendrá 237 kilómetros, con varias ascensiones en la parte final. No será un final cualquiera, ya que se recorrerá el tramo de desenlace del Giro de Lombardía

Después llegará el segundo día de descanso del Giro, que los corredores harán bien en aprovechar, pero sin confiarse ni relajarse, porque al día siguiente espera la indiscutible etapa reina del Giro: 226 kilómetros por los Alpes. Se terminará en Ponte di Legno, tras subir el Passo della Presolana, la Croce di Salven, Passo Gavia y Mortirolo. Palabras mayores. Martes 28 de mayo. Pidamos el día libre en el trabajo con tiempo. 

Al día siguiente, más montaña, con final en el Estadio de Biatlón de Anteservela, sede de los Mundiales de los deportes de invierno en 2020. Al día siguiente la etapa será larga, de 220 kilómetros, pero para los corredores será un respiro, porque no habrá subidas tras las dos jornadas montañosas de los días anteriores. Al siguiente, la etapa 19 ya, más montaña, la penúltima ocasión para los escaladores, una jornada que encadena cuatro puertos. Pero la dureza de verdad queda reservada para el sábado 1 de junio, la penúltima etapa, en los Dolomitas. 151 kilómetros con final en San Martino di Castrozza. Y el último día, contrarreloj individual de 15,6 kilómetros en Verona para decidir un Giro que se presenta apasionante y más equilibrado que el Tour. 

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