Quintana y Schachmann ganan antes del parón por el coronavirus

C'est fini. Ayer se disputó la séptima etapa de la París-Niza, la última de la carrera francesa tras la suspensión de la octava, que debía disputarse hoy, que fue también el último día de ciclismo en mucho tiempo. No sabemos exactamente cuánto, ni importa demasiado porque ahora lo prioritario es vencer la coronavirus. Tardaremos lo que haga falta en volver a ver ciclismo, a sentir esa emoción de los ataques, las tácticas, los sprints. Es una de las muchas cosas que echaremos de menos en estos días en los que toca poner en suspenso nuestra vida para luchar contra este enemigo invisible. Lo lograremos y todo lo mejor de la vida, incluido el ciclismo, volverá antes o después. 


La decisión de los organizadores de la París-Niza de no suspender la carrera, salvo su última etapa, ha sido una irresponsabilidad. Todos hemos subestimado el riesgo de esta pandemia, pero mientras en todo el mundo se suspendía cada gran concentración de personas, la carrera francesa seguía disputándose. No es comprensible que no se tomara la decisión de suspender la prueba antes. Algunos equipos se retiraron, pero la carrera siguió. 

La etapa de ayer, de montaña, la ganó Nairo Quintana, quien definitivamente vuelve a sonreír. Le ha sentado extraordinariamente bien el cambio de equipo. En Arkea-Samsic está mostrando su mejor versión y la de ayer es ya su quinta victoria, tras ganar el Tour de la Provence, más una etapa y el Tour de los Alpes, más una etapa

La general se la llevó Maximilian Schachmann, que resistió en la jornada montañosa de ayer. Le acompañaron en el podio Tiesj Benoot y Sergio Higuita. Fue, pese a todo, un buen de ciclismo, que nos deja con ganas de más. Pero eso será ya cuando hayamos vencido al coronavirus. Lo lograremos. 

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