Los mejores del año (II): Tadej Pogacar

 

El Tour de Francia de este año se presentaba como un duelo entre dos grandes bloques: el todopoderoso Ineos, dominador absoluto de la carrera los últimos años, que contaba además con el vigente ganador, Egan Bernal, y con el vencedor del Giro del año pasado, Richard Carapaz; frente al Jumbo-Visma de Primoz Roglic, Wout Van Aert, Sepp Kuss y compañía. No es que nadie contara con Tadej Pogacar para ganar el Tour, entre otras razones, porque ya el año anterior había quedado tercero en la Vuelta, donde se llevó tres etapas. Pero no era el gran favorito. No lo era al comienzo y tampoco lo era, desde luego, el penúltimo día, cuando llegó con 57 segundos de desventaja respecto a Roglic a la cronoescalada en La Planche des Belles Filles. El resto es historia. 

En la crónica de aquel día, de aquel histórico 19 de septiembre, contábamos que, en principio, la única emoción aparente del día era la lucha por la tercera plaza del podio, que terminó llevándose Richie Porte ante Miguel Ángel López. Pero no parecía estar en riesgo el maillot amarillo de Roglic, que llegaba con 57 segundos de ventaja sobre Pogacar, el joven talentoso que con 21 años iba a subir al podio de París, tras haber ganado además dos etapas. ¿Qué más podía pedir? Todo, lo quería todo. 

En las imágenes previas al comienzo de la crono, cuando los ciclistas estaban haciendo rodillo, llamó la atención ver a Pogacar escuchando música, tranquilo, casi haciendo bromas, sonriendo, mientras que Roglic estaba serio, muy concentrado. Pogacar, un talento descomunal, no aparentaba estar nervioso. Sólo tenía que salir y hacer la mejor crono posible. No tenía nada que perder. Intentarlo. Soñar en grande. ¿Por qué no? En el primer punto intermedio, Pogacar le quitó 13 segundos a Roglic. Bueno, pensamos todos, estará regulándose el líder. Pero no. La diferencia iba creciendo y creciendo. A mitad del recorrido ya parecía que la hazaña podría ocurrir, algo nunca visto en el Tour desde la edición de 1989, nueve años antes de que Pogacar naciera. 

En la ascensión a La Planche des Belles Filles, ya por siempre ligada en la historia del Tour a la gran hazaña de Pogacar, se culminó la gesta del ciclista esloveno. No terminaba de creérselo Pogacar. Puede que sólo cuando Roglic le abrazó para darle la enhorabuena tomó conciencia de lo que había hecho. Acababa de ganar el Tour de Francia y, además, con una de esas hazañas que ocurren de década en década. Un final de película. Al día siguiente, Pogacar lució su maillot amarillo y su sonrisa por las calles de París. Soberbio. Descomunal. Histórico. 

Además de su Tour y sus tres triunfos de etapa, Pogacar también sumó este año la general y dos etapas de la Volta a la Comunitat Valenciana, una etapa del UAE Tour y el campeonato de Eslovenia de contrarreloj. Pero, más allá de sus victorias, tras ganar el Tour intentó volver a ser protagonista. Como con aquel ataque alocado en el Mundial o su presencia en algunas de las grandes clásicas, como la Lieja-Bastoña-Lieja, donde quedó tercero. ¿Y en 2021, qué? No tiene límites la ambición de Pogacar, tampoco su talento. El tiempo dirá. 

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