Asgreen sorprende al pelotón


Dinamarca al poder en este Tour de Francia que domina con mano de hierro Jonas Vingegaard y cuyo compatriota Kasper Asgreen se ha adjudicado hoy el triunfo de etapa. Tras el paso por los Alpes, la jornada de hoy era propicia para los velocistas pero, claro, dado que un único corredor, Jasper Philipsen, ha dominado hasta ahora las llegadas masivas en la carrera francesa, el resto de equipos de los hombres rápidos le han dejado a su formación, el Alpecin, toda la responsabilidad de dar caza a los fugados. Y, a veces, sólo a veces, la fuga gana al pelotón. Hoy ha sido una de esas ocasiones especiales. 


Formaron la fuga del día en un primer momento Campenaerts, Abrahamsen y Asgreen. A ellos se unió después Eenkhoorn, quien por cierto fue intimidado por Philipsen cuando atacó a falta de 80 kilómetros de meta. Fue una escena impresentable que haría bien en explicar el maillot verde de este Tour y su equipo en su conjunto. Al más puro estilo Armstrong, Philipsen intimidó de malas formas al corredor del Lotto Dstny. Lo dicho, una acción más que incomprensible y muy, muy fea. 


Los  cuatro fugados se han entendido bien y han logrado sorprender al pelotón. La de hoy es la segunda victoria de la temporada de Asgreen y la primera de su equipo, el Soudal-Quick Step, en este Tour, después de haberla buscado por tierra, mar y ahora; sobre todo, con un Julian Alaphilippe que ha vivido en fuga durante buena parte de la carrera. Triunfo que necesitaba mucho el equipo belga. 


Aunque los fugados han acaparado la atención hoy, el Jumbo-Visma ha vuelto a ser noticia. Primero, claro, porque el pelotón sigue digiriendo el abrumador dominio de Jonas Vingegaard en el que va a ser su segundo Tour de Francia vencido ante Tadej Pogacar. El danés declaró ayer a los medios que no toma ninguna sustancia ilegal y que comprende las dudas en torno al ciclismo por los errores y el dopaje del pasado, pero que él no toma nada que no daría a su hija, que está limpio y que no tiene nada que ocultar. El líder del Tour también contó a los medios que cree que la estrategia de Pogacar, de lanzar muchos ataques en cada etapa de montaña, revelaba en el finde cierta inseguridad por parte del esloveno. Claramente, el danés le ha ganado la partida con claridad de forma meritoria. Hoy, por cierto, se ha vuelto a ver sonreír a Pogacar en el pelotón, saludando a cámara. Ya ha dicho que el sábado intentará buscar un triunfo de etapa y ha reiterado su agradecimiento a todo su equipo, en especial a Marc Soler, que ha hecho un trabajo excelente para su líder.


El otro gran nombre propio del día ha sido el de Wout Van Aert, que está acostumbrado a dar ejemplo encima de la bicicleta y que hoy lo ha hecho también fuera de las carreteras. El ciclista belga, que ha rozado la victoria de etapa pero que este año no ha podido lograrla, y que ha vuelto a ser un gregario fiel de Vingegaard, dejó claro antes de empezar el Tour que lo abandonaría cuando su mujer, embarazada de ocho meses, lo necesitara porque estuviera a punto de dar a luz. Hoy no ha tomado la salida porque ha decidido que debe estar con ella dada la inmediatez del parto. Bravo por él. Se va con la satisfacción del trabajo bien hecho, pero más allá de cuál sea la situación de carrera y de que su líder tenga ya más que sentenciado el Tour, es digno de elogio que Van Aert anteponga ver nacer a su hijo y estar con su mujer a la carrera, porque la vida está siempre por encima del trabajo y porque el nacimiento de un hijo no tiene ni punto de comparación con ganar una etapa en el Tour o con lo que sea que pueda aportar el trabajo. Un trabajo en el que Van Aert disfruta y con el que se gana más que bien la vida, pero trabajo al fin y al cabo. La vida está ahí fuera y hace muy bien en actuar en consecuencia. Bravo por él. 





Mañana,  nueva etapa que invita a los fugados a probarlo, sobre todo, después de lo visto hoy. 

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