Hindley y Vingegaard desarman a Pogacar


Llegaron los Pirineos al Tour y con ellos llegó el espectáculo. Qué fantástica etapa nos han regalado hoy los corredores. Todos los ataques y toda la emoción que no tuvimos ayer han llegado hoy a raudales en la quinta etapa de la Grande Boucle. Ha sido un día portentoso de ciclismo, a fuego desde la salida, con demarrajes y alternativas constantes. Jai Hindley ha ganado la etapa y se ha puesto líder para recordar que es un ganador del Giro de Italia, alguien a tener en cuenta. El australiano se ha invitado a la fiesta de la general y ha entrado por la puerta grande. Esto no va de dos ciclistas, Hindley tiene mucho que decir. El otro gran triunfador del día ha sido Jonas Vingegaard, quien con un solo ataque ha dejado sin capacidad de reacción a Tadej Pogacar en la Marie Blanche. El esloveno queda ahora en una situación en la que necesita recuperar tiempo y reponerse anímicamente del golpe recibido hoy. 


Tras constantes ataques, se formó finalmente una escapada numerosa y de calidad formada por 36 corredores: Van Aert, Hindley, Buchmann, Ciccone, Tejada, Berthet, Madouas, Benoot, Juanpe López, Haig, Alaphilippe, Gall, Campenaerts, Grossschartner, Konrad, Burgaudeau, Daniel Felipe Martínez, Delaplace, Paret Peintre, Houle, Van Gils, Pedersen, Asgreen, Mühlberger, Jorgenson, Soler, Fraile, Urán, Neilands, Coquard, Træen, Laporte, Cavagna y Jensen. La primera fuga de la fuga la formaron Van Aert, Pedersen (que se descolgó cuando la carretera empezó a empinarse) y Campenaerts. A 77 kilómetros de meta el grupo perseguidor dio caza a Van Aert y a Campenaerts. 


Muchos nombres propios de corredores destacados en esa fuga, pero dos claves por encima del resto: la valiente táctica del Bora para meter a Hindley en la lucha por la general y la inclusión en esa escapada de dos ciclistas del Jumbo-Visma de Vingegaard (Van Aert y Benoot). El movimiento del Bora, que también metió en la fuga a Buchmann, fue muy atrevido e inteligente. Quizás Hindley no sea capaz de plantar cara en el mano a mano a Vingegaard y Pogacar (quizás, sólo quizás), así que se fue hacia adelante para poner en aprietos a los dos máximos favoritos. Le ha salido redondo: etapa en solitario tras un ataque sólido en el último puerto y liderato en la general. Mañana partirá de amarillo como firme candidato a ganar esta carrera. 


En parte por la presencia de dos corredores del Jumbo-Visma en cabeza, el equipo neerlandés se desentendió por completo de las labores de caza. Toda la responsabilidad la asumió el equipo UAE de Tadej Pogacar, que incluso mandó parar a Marc Soler. Hindley es tan peligroso para Vingegaard como para Pogacar, pero fue el UAE, que pierde el maillot amarillo que hasta ahora llevaba Adam Yates, el que tiró del grupo en todo momento. Ese esfuerzo ha sido en balde por lo que pasó después, por ese demarraje imparable de Vingegaard que ha desarmado a Pogacar. Hoy la derrota ha caído del lado del UAE, que había empezado el Tour feliz con el triunfo de etapa de Yates en Bilbao y las bonificaciones que arañó Pogacar. Hoy ha quedado claro que a base de bonificaciones no le valdrá para batir a Vingegaard.  


La estrategia del Jumbo-Visma parecía de entrada algo extraña. ¿Qué hacía Van Aert en cabeza cuando en ese mismo grupo marchaba un rival serio para su líder Vingegaard? Lo cierto es que el desenlace de la etapa le dio la razón al equipo neerlandés. Hoy todo le ha salido a pedir de boca. Van Aert llegó incluso a tirar de su líder cuando se descolgó del grupo de cabeza. Luego hizo lo propio Kuss hasta que en la subida a Marie Blanche, la última del día con la cima a 20 kilómetros del final, Vingegaard atacó con una fuerza descomunal. Y entonces saltó la sorpresa porque Pogacar no fue capaz de responder el demarraje del danés. Ni siquiera pudo hacer la intención. No, no fue una estrategia, no es que se estuviera controlando, es que no podía. Vingegaard empezó a abrir hueco y en meta le sacó más de un minuto. 


Por supuesto, el resto de candidatos al podio también se han dejado un tiempo precioso. Han sido diferencias significativas, sobre todo por la altura de carrera en la que estamos. El Tour queda precioso y no ha hecho más que empezar. Ahora Hindley aventaja en 47 segundos a Vingegaard, en 1:03 a Giulio Ciccone (otro de los ciclistas que ha sacado petróleo de su presencia en la fuga de hoy), en 1:11 a Buchmann, en 1:34 a Adam Yates y en 1:40 a Pogacar, que pasa a ser sexto en la general. Completan el top 10 Simon Yates (a 1:40), Mattias Skjelmose, Carlos Rodríguez (sensacional hoy) y David Gaudu, los tres a 1:56. Mikel Landa pasa a ser decimocuarto a 3:13.


¿Y ahora qué? Hindley ha dejado claro que viene aquí a ganar el Tour. Venció el Giro del año pasado y se quedó a pocos segundos de hacer lo propio en la corsa rosa en 2020. Es un ciclista sólido que sabe regularse en carreras de tres semanas. Claro que, de entrada, parecía un escalón por detrás de Vingegaard y Pogacar, pero el australiano va en serio y después de lo de hoy, vestido además de amarillo, intentará mantenerse en la lucha. Sin duda, de hoy sale muy, muy reforzado Vingegaard. El ciclista danés, que defiende el título, ha mostrado hoy una solidez apabullante. No ha necesitado más que un ataque para descolgar a Pogacar sin paliativos. Ha dado una imagen de fortaleza y dominio de la prueba deslumbrante. Y ahora, claro, la gran incógnita es saber si Pogacar simplemente ha tenido un mal día o si es que Vingegaard le tiene tomada la medida al esloveno. En cualquier caso, a poco que esté bien y pueda recuperarse de lo de hoy, nadie duda de que Pogacar correrá al ataque y eso es una noticia estupenda para el Tour. No lo descartaría en absoluto. 


Por cierto, también merecen ser citados en esta crónica los corredores que mas han sufrido, como Fabio Jakobsen, dolorido por la caída de ayer, que lo pasó mal desde la salida. Morkov se quedó con él para darle calma y llevarlo de vuelta al pelotón, pero en el Soudet se tuvieron que quedar junto a él otros tres compañeros para ayudarle a evitar el fuera de control. Lo logró y llegó a meta a más de media hora de Hindley. En días gloriosos de montaña también hay que acordarse de los velocistas que sufren de lo lindo para terminar y esperar a sus oportunidades. 



No tardaremos en salir de dudas sobre el estado de forma real de Pogacar, el nivel del dominio de Vingegaard y la capacidad de Hindley de seguir en la pomada. Mañana se afronta otro etapón pirenaico, mucho más duro que hoy, con las ascensiones al Col d’Aspin, el Tourmalet y Cauterets. 






Quien también ha salido más que reforzada hoy de la etapa en el Giro Donne ha sido Annemiek Van Vleuten, intocable una vez más. La corredora neerlandesa ha ganado la etapa vestida de rosa, por lo que es más líder de la carrera. En la subida final el DSM hizo la marcha pensando en las opciones de Juliette Labous, pero Van Vleuten volvió a imponer su ley. 


Lamentablemente, en la general no aparece ya Antonia Nierdermaier, que venía de ganar la etapa de ayer y era segunda en la general, por culpa de una caída muy aparatosa a falta de 30 kilómetros para el final. Una verdadera pena. Es joven y tendrá ocasión de estar en la pelea de las grandes vueltas en el futuro. Ahora Van Vleuten tiene una ventaja de 3:03 con Veronica Ewers y de 3:39 sobre Juliette Labous. Toda la emoción que no tiene la lucha por la primera plaza sí la tiene la búrlala por el podio, ya que Gaia Realini está a sólo 20 segundos de Labous, Mavi García a 39 segundos, Enrica Magnaldi a 42 segundos, Cecilie Uttrup Ludwig a 1:31 y Ane Santesteban a 1:57. 

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