Vingegaard y Pogacar, igualdad extrema antes de la última semana


Nunca antes en la última década y supongo que muy pocas veces a lo largo de la historia del Tour dos ciclistas han llegado con una diferencia tan escasa, apenas diez segundos, a la semana final de la carrera. La distancia de tiempo es exigua, pero es que además la sensación de igualdad extrema y de ir ambos al límite que ofrecen Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar hacen imposible señalar a un favorito. Es un hecho que el danés mantiene el maillot amarillo y que el esloveno no está siendo capaz de descolgarlo, o no al menos de sacarle un tiempo sustancial, con sus constantes ataques. El último, hoy mismo, que Vingegaard ha podido cortar de raíz. Hoy los dos han entrado en paralelo en meta, como queriendo mostrar de forma aún más nítida lo igualados que están, el inmenso espectáculo que nos están regalando en este Tour para la historia. 


Puede ganar cualquiera de los dos este Tour, sin duda. Queda montaña y queda la contrarreloj del martes. Cada día, cada instante, cada segundo de bonificación pueden ser decisivos. Eso y, por supuesto, la gestión de los esfuerzos, la extenuación que los dos arrastran. Están aguantando un pulso legendario, colosal, pero los dos son humanos aunque no lo parezcan y cuánto más salvaje es la batalla entre ambos más posibles es que alguno de los dos reviente o tenga un mal día. Y un mal día, dadas las circunstancias, puede ser determinante. Sólo un día pido Vingegaard descolgar de verdad y hacer sufrir a Pogacar, lo mismo que a la inversa. El resto de jornadas montañosas el suyo ha sido un pulso muy reñido en el que Pogacar ha ido recortando tiempo segundo a segundo con demarrajes muy cerca de meta y gracias a las bonificaciones, pero sin poder mostrarse claramente superior al corredor del Jumbo-Visma en ningún momento. 





La contrarreloj del martes, pese a ser tan corta, de 22,4 kilómetro, puede resultar determinante. Porque en el mano a mano entre ambos en la montaña la igualdad es absoluta y en esta lucha contra el reloj puede hacer algo más de diferencias. Será la prueba del algodón, cada uno luchando contra sí mismo, poniéndose a prueba, llevándose al límite. Nada quedará sentenciado el martes, porque quedará montaña por delante y suficiente terreno para que el duelo se prolongue hasta el final, pero sí será crucial. Estamos acostumbrados a que el Tour tenga un claro dominador y poder disfrutar de un duelo así de igualado y con dos corredores que siempre parecen ir al límite es un auténtico privilegio. 


La crono del día después de la última jornada de descanso, que los corredores disfrutarán mañana, también se antoja muy importante en la lucha por el podio, donde hoy Adam Yates le ha recortado 18 segundos a Carlos Rodríguez. El español sigue tercero y cuenta con una ventaja de 19 segundos con Adam Yates, 1:17 con Jai Hindley -que hoy ha vuelto a sufrir-, y ya casi cuatro minutos con Sepp Kuss. Pello Bilbao sigue séptimo en la general y Guillaume Martin ha logrado entrar en el top 10 gracias a estar en la fuga del día. 





Al contrario de lo que ocurrió ayer, hoy el Jumbo-Visma dejó claro desde el comienzo de la etapa que sí permitiría la formación de una escapada. De hecho, lanzó por delante a Wout Van Aert. También el Emirates de Pogacar metió adelante a Marc Soler. Aunque no hay por qué renunciar a nada, de alguna forma los equipos de los dos hombres más fuertes de ls carrera daban a entender así que hoy sería un día de cierta tregua entre ambos. Terminó en tablas. Julian Alaphilippe, que no se puede una en este Tour y está mostrando una admirable combatividad, y Alexey Lutsenko, formaron la primera fuga del día. En su persecución saltaron Martin, Landa, Van Aert, Barguil, Burgaudeau, Skjelmose, Woods, Hamilton, Poels, Ciccone, Teuns, Ion Izagirre, Neilands, Houle, Powless, Juanpe López, Aranburu, Van Der Poel, Fraile, Politt, Soler, Costa, Haller, Abrahamsen, Urán, Craddock, Nielsen, Guglielmi, Træen, Amador, Kragh Andersen, Le Gac y Wærenskjold


Gracias a su presencia en la fuga, Ciccone se pone líder de la clasificación de la montaña, empatado a 58 puntos con Powless. Es muy bonita la batalla que tienen entre ambos, aunque la cercanía de Vingegaard (54 puntos) y de Pogacar (48) resulta bastante amenazante para su objetivo de llevarse el maillot blanco a puntos rojos. Los dos dominadores de la carrera amenazan con llevárselo todo. 


A 85 kilómetros de meta hubo reagrupamiento en cabeza y entonces comenzaron pronto a sucederse los ataques, los intentos de formar la fuga de la fuga.  Haller lo probó en solitario. Después, a 62 de meta, le dio caza Rui Costa, quien también lo intentó luego en solitario. Más tarde lo probaron Soler, que llegó a ser cabeza de carrera, y luego Van Aert. A los dos se unieron en cabeza Teuns y Poels. Este último se lanzó en solitario hacia la victoria y lo logró. A sus 35 años entra en el grupo de veteranos con clase de sobra para seguir dando guerra en este ciclismo liderado por jóvenes de insultante talento


Por cierto, a 115 kilómetros de meta se produjo una montonera causada por la imprudencia de un espectador en el pelotón a 115 kilómetros de la meta. Se vieron afectados Sepp Kuss y Nathan Van Hooydonck, lugartenientes de Vingegaard. Parece increíble tener que seguir recordándolo pero sigue siendo necesario: se deben extremar las precauciones al acudir a ver en vivo una prueba ciclista. Este deporte permite una cercanía inimaginable en cualquier otro deporte y es parte esencial de su encanto, pero por favor, no pongamos en riesgo a los corredores. 



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