El DSM sorprende bajo la lluvia en Barcelona


Seis décadas después, Barcelona ha vuelto a acoger hoy la salida de la Vuelta. La ciudad se ha volcado con la contrarreloj por equipos inaugural de la última grande de la temporada. Barceloneses y visitantes se han (nos hemos) echado a la calle desafiando a la lluvia para disfrutar del ciclismo. La lluvia, esa que tanta falta hace para combatir la sequía, ha llegado a la capital catalana a la vez que la Vuelta, casi, casi de forma simultánea. Las buenas noticias nunca llegan solas. Cuando quedaban dos minutos para que el primer equipo tomara la salida en la crono, el cielo se iluminó con un relámpago impresionante y un estruendoso trueno anunciaba lo que estaba por venir. 


La lluvia ha condicionado por completo la etapa, que ha ganado el equipo DSM, el segundo en tomar la salida, cuando ya llovía pero el asfalto no estaba aún empapado y no había todavía grandes charcos en algunos tramos. El conjunto que tiene a Romain Bardet como jefe de filas ha colocado al joven Lorenzo Milesi como primer líder de la carrera. Eso sí, ha habido emoción hasta el final ya que el Movistar de Enric Mas se ha quedado a 56 centésimas del tiempo del vencedor


La mayoría de los equipos de los grandes favoritos han decidido arriesgar lo justo, porque dadas las circunstancias era más lo que se podía perder. El Soudal-Quick Step de Remco Evenepoel ha cedido seis segundos; el Bahrein de Santiago Buitrago y Mikel Landa, diez segundos; el Ineos de Geraint Thomas, condicionado por la caída de Laurens De Plus y por los problemas de Filippo Ganna, que no ha llegado con sus compañeros a meta, veinte segundos; el Bora de Alekxandr Vlasov, 28 segundos; el Jumbo-Visma de Primoz Roglic y Jonas Vingegaard, 32 segundos, y el Emirates de Joâo Almeida y Juan Ayuso, 37 segundos. 


Evenepoel se ha quedado ostensiblemente en meta por el hecho de que ya había anochecido cuando los últimos equipos llegaron a meta, lo cual es cierto y la organización debería haber contemplado. 



En cuestión de minutos los abanicos de cartón que regalaba la organización al público dejaron de ser los objetos más preciados del día y pasaron a serlo los paraguas oficiales que se vendían en los puestos o los que vendían desde que cayó la primera gota los vendedores ambulantes. Hasta hubo quien usó las toallas de playa como improvisados paraguas. Otros pensaron que tampoco hacía falta resguardarse de la lluvia, que al fin y al cabo refrescaba, que ya se la echaba de menos y que, además, tampoco los ciclistas tenían protección alguna. Pasamos rápido del calor húmedo y el bochorno a la lluvia, que refrescó el ambiente pero hizo más peligroso el recorrido. 


Desde las cuatro de la tarde, tres horas antes de la salida de la primera escuadra, los equipos salieron a reconocer el recorrido urbano. La organización y el ayuntamiento barcelonés decidieron que la carrera transitara en esta primera etapa por calles céntricas de la ciudad, lo que ha sido un regalo maravilloso para los aficionados y una forma fantástica de enseñar Barcelona al mundo (espectaculares las imágenes de la Sagrada Familia), aunque también ha supuesto un estrés añadido para los equipos, ya que el recorrido era muy técnico, con muchas curvas. Para los aficionados, doy fe, ha sido una fiesta. 





Hasta aquí, lo estrictamente deportivo; a partir de ahora, la crónica de un día en el que me lo he pasado como un niño chico. A primera hora de la tarde, la playa de Somorrostro ofrecía una imagen fantástica y bien curiosa. La Vuelta siempre busca salidas espectaculares y desde luego este año lo ha logrado con creces. Desde la playa, casi se diría que sobre el mismo mar, ha tomado la salida la Vuelta 2023. Ha sido precioso. El ciclismo es, siempre lo digo, el deporte más cercano. Hoy lo ha vuelto a demostrar. Por más carreras que sigo en vivo, y afortunadamente este año está siendo increíble tras hacer podido disfrutar también de la salida del Tour, no deja de maravillarme la proximidad de este deporte a sus aficionados, lo sencillo en relación a otras disciplinas que es ver de cerca a tus ídolos, pasar por la puerta de tu casa. Y, claro, totalmente gratis. Un pequeño milagro cotidiano. 


Se han visto hoy coches y autobuses de los equipos esperando en los semáforos en rojo, equipos que aparecían de repente rumbo a la impresionante plataforma de salida situada en la playa, bañistas que se acercaban sorprendidos preguntando qué era aquello que habían montado en plena playa, turistas cenando (sí, cenando a esa hora) en un restaurante japonés con muy buena pinta frente a la playa... La estampa, en fin, ha sido de lo más variopinta.  Por cierto, no sé si se podrá incluir en cómo ejemplo del landismo, pero las primeras gotas de agua de la tarde cayeron en el momento justo en el que Landa y su equipo se disponían s hacer el reconocimiento del recorrido. 



Tras ver los entrenamientos a de los equipos desde la rampa de salida, que luego con la lluvia se han afanado en mantener lo menos mojada posible empleados de la organización antes de la salida de cada equipo, me fui hacia la zona de meta, en Plaza de España. El trayecto con aire acondicionado en el Metro fue todo un alivio. El escenario de la meta no podía ser más bello, frente al imponente palacio que acoge el Museo Nacional de Arte de Catalunya, justo tras cruzar por las torres venecianas. Es imposible que Barcelona no luzca bella. Hoy, con lluvia y todo, ha mostrado al mundo por qué es una ciudad única. 





El ayuntamiento de la ciudad quiere que Barcelona vuelva a ser escenario de grandes acontecimientos deportivos. La ciudad de los Juegos Olímpicos de 1992 acogerá el año que viene la de la Copa América de vela y se ha postulado para acoger también la gran salida del Tour de Francia. Por lo que respecta a la jornada de hoy en la Vuelta, desde luego, las autoridades pueden estar más que satisfechas. Todo lo que se podía controlar, y la lluvia no entraba dentro de esa categoría, claro, ha salido a pedir de boca. La ciudad ha cumplido con nota y el reto logístico se ha resuelto con éxito. A finales del siglo XIX, Barcelona tenía ya cinco clubs ciclistas y un velódromo. Hace 61 años acogió por última vez la salida de la Vuelta. Hoy ha seguido escribiendo esa larga y exitosa relación entre el deporte y la ciudad. 





Mañana, segunda etapa con salida en Mataró y final, de nuevo, en Barcelona, precisamente, frente al estadio olímpico de Montjuic, escenario de aquellos Juegos del 92. Toca reponerse de este intenso primer día y volver a disfrutar mañana, posiblemente, también bajo la lluvia. 

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