Aunque la contrarreloj por equipos disputada hoy en la Vuelta a Burgos tenía apenas 13 kilómetros de recorridos, las imágenes de los ciclistas llegando a meta absolutamente extenuados han sido muy impactantes. Los tres últimos non metros picaban hacia arriba y la mayoría de los equipos llegaron con cuatro de sus siete corredores (es el cuarto quien marcaba tiempo en meta) y y con visibles muestras de agotamiento.
El Jumbo-Visma de Primoz Roglic también ha sufrido mucho, pero es el que menos ha sufrido, o el que mejor ha sabido sufrir quizá. La escuadra neerlandesa, cuyos integrantes han tenido que frenar en la parte final de la crono para poder llegar con cuatro al menos a la meta, ha marcado el mejor tiempo en Pozas de la Sal. El nuevo líder de la carrera será Attila Valter, mientras que Primoz Roglic se reafirma como el máximo favorito a la victoria final en la ronda burgalesa. Eso sí, todo dependerá de la llegada de la montaña a partir de mañana con la etapa con subida al Picón Blanco.
El equipo Emirates del otro gran favorito, Adam Yates, se ha dejado 31 segundos. En el primer punto intermedio mejoró en dos segundos el tiempo del Jumbo-Visma, pero George Bennett, su cuarto hombre, llegó muy tocado a la parte final de la contrarreloj. Sus compañeros no lo esperaron, tardaron en ver que venía quedándose, y terminaron cediendo más de lo esperado. El segundo puesto en meta fue para el Movistar de Einer Rubio, que cedió apenas 19 segundos, mientras que el Bora de Alekxandr Vlasov se dejó medio minuto y el Bahrein, 32 segundos.
Mañana, ya digo, llega la montaña con la ascensión al Picón Blanco, de categoría especial, a 35 kilómetros de meta, y el Alto de Bocos, de tercera categoría, mucho más cerca del final de la etapa en Villarcayo. Será un día para ver en acción a los favoritos.
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