Tarragona ha acogido hoy el primer sprint de la Vuelta, que no ha podido ser más agónico y emocionante hasta el final. El colombiano Juan Sebastián Molano lanzó el sprint desde muy lejos y parecía acariciar la victoria, pero se le hizo largo el final, que picaba hacia arriba, y finalmente cayó derrotado por el australiano Kaden Groves. El ciclista del Alpecin se ha impuesto al del Emirates tras un accidentado desenlace, ya que en los últimos cuatro kilómetros se han producido dos caídas serias. La última, en la curva previa a la recta de meta, lo que ha descartado a algunos aspirantes al triunfo parcial.
Groves suma con este triunfo al sprint su quinta victoria de la temporada, entre las que se incluyen dos triunfos de etapa en la Volta a Cataluña, así que esta tierra parece darle buena suerte, y otra en el Giro de Italia.
La etapa de hoy, con salida en Andorra, donde vive una buena parte del pelotón, en gran medida, por razones fiscales, ha seguido un esquema clásico, el esperable de una etapa llana de la primera semana de una gran vuelta. Es decir, escapada sin grandes opciones de ganar, pero que se dejan ver; control de los equipos de los velocistas, que no quieren dejar pasar sus oportunidades; tensión en la parte final que lamentablemente se puede traducir en caídas como ha ocurrido hoy, y finalmente la esperada volata. De manual. Los componentes de la fuga han sido Eduardo Sepulveda (Lotto Dstny) -que repite en la fuga un día más y es líder de la montaña- Ander Okamika (Burgos BH) y David González (Caja-Rural).
Entre los ciclistas afectados por las caídas hoy están Santiago Buitrago y Bryan Coquard, quien aspiraba a buscar la victoria en el sprint.
En la general sigue líder Remco Evenepoel, que ayer criticó de nuevo a la organización por la caída que sufrió tras cruzar la meta al chocar con una mujer. Considera el ciclista belga que estaban demasiado cerca, sobre todo teniendo en cuenta lo estrecha que era la llegada y que venía lanzado.
Mañana, quinta etapa con final en Burriana y con previsible desenlace al sprint, aunque la presencia de un puerto de segunda categoría y una ascensión no catalogada en los últimos 50 kilómetros pueden añadirle emoción a la etapa.
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