Mark Cavendish: Imparable

 

Comienza Mark Cavendish: Imparable, el documental de Netflix sobre el ciclista británico, con un vídeo muy tierno en el que encontramos a Cav con con seis años, ya vestido de ciclista, muy sonriente y, ya entonces, rápido, rapidísimo, hablando de una carrera en la que había participado y fue de los mejores, aunque no ganó, quedó segundo. El documental termina con el propio Cavendish en los Campos Elíseos de París tras haber terminado el Tour de 2021, en el que ganó cuatro etapas e igualó el récord de victorias de etapa de Eddy Merckx en el Tour de Francia, pero donde no pudo ganar la etapa final en París, se quedó a punto, igual que en aquella carrera de niño. Si entonces era una periodista la que le preguntaba si había ganado, esta vez era su hijo pequeño el que le cuestionaba insistentemente por su resultado. Entre aquel niño Cavendish al ciclista maduro pasaron muchos años y vivencias, pero pervivió y pervive su hambre de victorias.

Creo que el documental, dirigido por Alex Kiehl, consigue resultar interesante para todo tipo de público. Hay momentos en los que es muy didáctico pensando en los no aficionados, como cuando se explica qué significa el maillot amarillo en el Tour o qué son un sprint o una escapada, pero el documental logra captar la esencia del ciclismo, eso que hace tan especial este deporte, y, sobre todo, la personalidad de Cavendish. En el fondo,cuenta una historia humana con la que cualquiera puede empatizar. Y esa es la grandeza del ciclismo, generador permanente de grandes historias. 

A lo largo de la hora y media de metraje asistimos a muchas de las mejores victorias de Cavendish, como su primera etapa en el Tour, el Mundial que ganó en 2011, aquella vez que vistió el maillot amarillo de líder del Tour en 2019 o su victoria de etapa en París lanzado por su compañero de equipo y ganador de la carrera, Bradley Wiggins, que Cavendish no duda en definir como la mejor victoria de su carrera. También vemos los momentos más delicados encima de una bicicleta, como la caída en un sprint del Tour en 2017 tras verse cerrado por Peter Sagan, su terrible caída en la Milán-San Remo de 2018 o su fuera de control en el Tour de ese año, tras el que muchos lo dieron por acabado.

Además de Cavendish, en el documental hablan otras personas próximas a él; particularmente su mujer, que no oculta los momentos más delicados de la relación, y Bernie Eisel, su mano derecha, con quien Cavendish pasó más tiempo que con su propia familia. Eisel, que adora a Cavendish, lo describe como alguien excesivamente perfeccionista, lo que le hace ser el campeón que es, pero también obsesivo y controlador en exceso.

Sin duda el episodio más duro de los que relata el documental, en el que además se percibe una muy loable vocación de transparencia y honestidad por parte del corredor, es su depresión. Cavendish reconoce que llegó a dejar de comer para estar en forma. Los médicos le recomendaron abandonar el ciclismo para recuperarse.  Fue diagnosticado de depresión, pero le costó confiar en los psicólogos, porque se sentía juzgado. Fue una época muy dura, que también afectó a su matrimonio. Poco a poco, logró salir de ese lugar oscuro y el resto es historia: volvió a ganar, venció, igualó a Merckx y sigue en el empeño de intentar seguir ganando carreras.

Cavendish, que siempre es un espectáculo en las entrevistas postetapa por su forma detallada de explicar los sprints, incluidos gestos, cambios de entonación y una muy elaborada puesta en escena, queda reflejado en este documental como el legendario ciclista que es. También como alguien del que uno de sus amigos de la infancia dice que “su identidad es ganar carreras”, que necesita correr para ser feliz. Alguien, desde luego, que ama el ciclismo y que tuvo la madurez de cambiar en su trato con la prensa con el paso de los años. 

Su propia mujer dice que los medios y él se trataban con el mismo nivel de desprecio. Cavendish también deja clara su veneración por el Tour de Francia. Dice que sin esta carrera el ciclismo no existiría y que le obsesionaba el Tour antes incluso de conocerlo. “Es adictivo. Salvaje, pero muy bonito”, cuenta Cavendish, quien se ha ganado la admiración de la familia ciclista en todos estos años y que intentará en 2024 resarcirse de su triste adiós del Tour este año por culpa de una caída. Tendrá entonces 39 años y, pase lo que pase, escribirá una página más de su historia. 

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