Jorgenson gana ante Evenepoe una gran París-Niza


Cada año por estas fechas, la coincidencia en el calendario entre la París-Niza y la Tirreno-Adriático hace imposible no establecer comparaciones entre la carrera francesa y la italiana. Este año han demostrado la diferencia sideral entre una carrera competida y abierta hasta el último día, con distintas alternativas, de un lado, y otra dominada con mano de hierro por un ciclista muy superior al resto. Naturalmente, esto no es una crítica a la carrera de los dos mares ni tampoco a Jonas Vingegaard, su capo absoluto, este año. Es algo que no depende de la organización de la prueba y, desde luego, no vamos a culpar al danés de ser demasiado bueno. 

Este año la Tirreno-Adriático, que ha concluido con una etapa propicia para el sprint, ha vuelto a ser una carrera interesante, sí, pero en lo que respecta a la lucha por la general, no nos engañemos, el único interés estaba en saber cuánto tiempo sacaría Vingegaard a sus rivales, cuál sería el primer humano tras él (Juan Ayuso, soberbio) y cuántas exhibiciones individuales daría el corredor del Visma. Cuando hay un dominio tan abrumador, el atractivo decae inevitablemente. No es culpa de nadie, ya digo, ni es ninguna crítica, pero es así. Por supuesto, honor y gloria a Vingegaard. Una vez más, inmenso. La etapa final la ha ganado Jonathan Milan. 

En la París-Niza la general también se la ha llevado un ciclista del Visma, equipo que avasalla allá donde va, pero la forma de llegar a ese desenlace ha sido bien distinta. En la carrera del sol sí ha habido batalla entre los favoritos y alternativas. El atractivo recorrido de la etapa final también ha contribuido a regalar un magnífico espectáculo, aunque la clave ha sido la ausencia de un dominador absoluto de la prueba. A la etapa final llegaba líder Brandon McNulty, pero con Matteo Jorgenson a apenas cuatro segundos y con Remco Evenepoel a poco más de medio minuto de él. Todo estaba abierto. 

Tras varios intentos de escapada se formó una fuga de calidad con Armirail, Barta, Battistella, Bilbao, Costiou, De Plus, Guerreiro, Izagirre, Jacobs, Pacher, Scaroni y Sweeny. Una vez fueron cazados saltó Campenaerts y rodó en solitario unos kilómetros. lo mejor estaba por llegar; porque Evenepoel, Jorgenson y Vlasov abrieron hueco con el líder McNulty y con Roglic.

Jorgenson esprintó y se llevó seis segundos en el sprint bonificado, en el que Evenepoel se llevó cuatro, por lo que la diferencia entre ambos en la general pasó a ser de 34 segundos en favor del ciclista del Visma. A McNulty se le escapaba el maillot amarillo, que pasaba a ser cosa de dos: o Jorgenson o Evenepoel. El belga intentó sin éxito recortar la distancia en la general que le separaba del estadounidense. Al final la etapa fue para Evenepoel y el triunfo en la general final para Jorgenson, quien logra así la mejor carrera de su carrera deportiva hasta la fecha. Los dos, junto al resto de protagonistas de esta París-Niza, nos han regalado una carrera preciosa y nos han recordado, de paso, lo bello que es que no haya un dominador tiránico en una carrera, lo que hace que todo sea posible. 




La Vuelta a Extremadura femenina ha concluido hoy con una contrarreloj individual que se ha llevado Ellen Van Dijk. El triunfo final en la general ha sido para Mareille Meijering, del Movistar, a quien han acompañado en el podio final dos corredoras del Lidl-Trek: Gaia Realini y Brodie Chapman


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