Siete años después, Finestre, la exigente cima donde Chris Froome reventó el Giro de 2018 y protagonizó una de las mayores gestas de la historia del ciclismo, ha vuelto a ser el juez de la corsa rosa. Y esta vez, el entonces derrotado por Froome, Simon Yates (Visma-Lease a Bike), es quien ha asaltado el liderato de la carrera justo a tiempo, para dar la sorpresa y adelantar en la general en el momento preciso a Isaac Del Toro (UAE) y a Richard Carapaz (EF).
Ha sido el desenlace emocionante y sorprendente a un Giro prácticamente perfecto, muy abierto e igualado hasta el final. Ni el mejor guionista escribiera algo así: ganar el Giro de Italia dando un recital en el mismo puerto en el que lo perdió siete años atrás. Historias así son las que enamoran, las que hacen del ciclismo un deporte único. Llegó a meta llorando y no es para menos. Demasiadas emociones juntas. Una victoria para la leyenda.
Hasta hoy Yates iba de tapado, no había destacado ningún día, se había mantenido en un segundo plano frente a las estrellas latinas de este colosal Giro, que perdió a sus grandes favoritos, como Primoz Roglic (Red Bull-Bora) o Juan Ayuso (UAE), pero que aún así ha regalado una de las mejores grandes vueltas que se recuerdan en los últimos años. Porque nadie ha dominado a su antojo con mano de hierro la carrera, porque ha habido sorpresas e inesperados giros de guión. El último, la gesta de Simon Yates en Finestre para saltar de la tercera a la primera plaza de la general y sentenciar un Giro que no había liderado hasta ahora y para el que nunca fue favorito. Un final de película.
A más de 15 kilómetros de la cima de Finestre atacó muy valiente Carapaz y respondió a su demarraje el líder, Del Toro. No lo hizo Simon Yates, astuto, aguardando su momento, no cebándose. Había mandado el ciclista ecuatoriano a trabajar a su equipo durante toda la etapa. No tardó en lanzar su ataque para intentar asaltar la maglia rosa, pero el joven corredor mexicano resistió muy bien, tras un primer momento de indecisión en el instante preciso del explosivo demarraje.
Carapaz, aguerrido y valiente, no es un ciclista amigo de especular ni de dejarse nada. Si puede, lo prueba siempre. Tiene la ambición de los grandes. Por eso sorprendió que atacara tan pronto, pero sólo lo justo, porque si alguien es capaz de intentarlo desde tan lejos de meta ése es el ecuatoriano, ganador del Giro en 2019, campeón olímpico en 2020. Del Toro aguantó a su rueda y, al poco, llegó a su altura el entonces tercero en la general, Yates, que atacó nada más llegar a su altura, poniendo en apuros momentáneamente a Del Toro. El líder parecía ir al límite, pero resistía. Se aliaron Carapaz y Yates para alternarse en los ataques y respondió muy bien un corajudo Del Toro hasta que Yates se fue en solitario a la cuarta. No respondió Carapaz y tampoco lo hizo Del Toro.
A la altura de los dos primeros de la general llegó Derek Gee (Israel). Cuando Yates alcanzó una ventaja próxima al medio minuto, Carapaz aceleró y se pegó a su rueda otra vez Del Toro. Con esa arrancada, los dos ciclistas latinos se acercaron mucho al corredor británico, pero no terminaron de cerrar el hueco. Yates volvió a ampliar la distancia, poniendo más en riesgo la segunda plaza de Carapaz que el liderato de Del Toro. De hecho, antes de llegar al tramo de sterrato, Yates se situó ya segundo de forma virtual, justo cuando Gee atacó a Carapaz y Del Toro. El ecuatoriano, incombustible, volvió a acelerar entonces. Se repitió la jugada. El líder sufrió al principio, pero terminó cerrando el hueco. Mientras, a Yates se le iba poniendo cara de ganador del Giro, siete años después de ganar la Vuelta.
Yates se situó como líder virtual y siguió avanzando camino de una de esas hazañas que engrandecen este deporte. Llegó a tener dos minutos de ventaja, cuando estaba a 1:21 de Del Toro en la general, y coronó con poco más de diez de segundos de margen para mantenerse como líder virtual. Desde entonces, tocaba gestionar esa distancia, aguantar camino de meta para vestirse de rosa el penúltimo día, a tiempo de llegar a Roma como el capo del Giro. El último obstáculo era Sestrière, donde estaba situada la meta. Lejos de aflojar, Yates amplió claramente su ventaja, en gran medida porque Del Toro y Carapaz no daban más de sí. Estaban totalmente reventados. El Giro era del británico tras una exhibición portentosa y, por si había alguna duda, Van Aert, que venía en la fuga, le dio el empujón definitivo. Qué excelso ciclista de equipo es Van Aert, qué injustamente se lo trata demasiado a menudo.
La hazaña de Yates permite que un Giro muy igualado y emocionante hasta el final concluya con una ventaja de más de cuatro minutos sobre el segundo en la general. Una jugada maestra de las que pasan a la historia, un movimiento espectacular y exitoso que pone el broche a una carrera, insisto, extraordinaria.
Del Toro concluye el Giro segundo, un puesto que hoy, lógicamente, le sabrá a poco y la decepcionará, pero no hay que perder el norte. Con 21 años y todo el ciclismo en sus piernas, es un gran resultado esta segunda plaza en una carrera a la que vino a aprender y a ayudar a su jefe de filas. La tercera posición tampoco contentará hoy a Carapaz, pero igualmente, en cuanto pasen unos días, deberá valorar este podio muy meritorio. Claro que soñó en rosa hasta el final, pero concluirá la carrera al menos como tercer clasificado y, sobre todo, después de haberlo dado todo y de haberlo intentando hasta el final. Carapaz, que siempre habla muy clarito, ha dicho en meta que ha ganado el más inteligente y que Del Toro no ha sabido correr hoy y que él ha perdido el Giro.
En lo relativo a la lucha por la etapa, se ha repetido la escena de ayer: fuga muy numerosa, de más de treinta ciclistas, y victoria en solitario del más fuerte de los escapados. Chris Harper (Jayco-AlUla) ha logrado un triunfo descomunal, que es además su primera victoria en seis años. No es mal lugar la etapa reina del Giro para romper esa sequía. Una etapa que todos recordaremos por el recital de Simon Yates para ganar la carrera, pero en la que el muy merecido triunfo parcial se lo llevó el ciclista australiano.
El resto de miembros de la fuga fueron Quinten Hermans, Jimmy Janssens, Timo Kielich (Alpecin-Deceuninck), Alessandro Verre (Arkéa-B&B Hotes), Pello Bilbao, Fran Miholjevic (Bahrain Victorious), Sylvain Moniquet, Stefano Oldani (Cofidis), Dries De Bondt, Andrea Vendrame(Decathlon AG2R La Mondiale), Sven Erik Bystrøm, Kevin Geniets, Enzo Paleni, Rémy Rochas(Groupama-FDJ), Kim Heiduk (Ineos Grenadiers), Francesco Busatto, Kevin Colleoni(Intermarché-Wanty), Simon Clarke (Israel-PremierTech), Jacopo Mosca, Mads Pedersen, Carlos Verona(Lidl Trek), Jon Barrenetxea, Jefferson Cepeda (Movistar), Milan Vader (Q36.5), Gianmarco Garofoli, Ethan Hayter(Soudal-QuickStep), Chris Hamilton (Picnic PostNL), Mirco Maestri (Polti VisitMalta), Wout Van Aert (Visma | Lease a Bike), Martin Marcellusi y Manuele Tarozzi (VF Group-Bardiani CSF-Faizanè). Nombres propios de un día para la historia del Giro y del ciclismo.
Comentarios