Hace menos de un mes, Tobias Ahrahamsen se fracturó una clavícula en una dura caída en el Baloise Belgium Tour. Hoy ha ganado una etapa en el Tour de Francia en la que ha estado escapado desde la salida. Son las historias únicas del ciclismo y del Tour que tanto engrandecen a este deporte y a esta carrera, su mayor estandarte mundial. Ahrahamsen ha sido el vencedor de la undécima etapa del Tour, que ha así una bendita locura, convertida por la actitud de los ciclistas en una especie de clásica con salida y final en Toulouse, previa a la ascensión al Hautacam de mañana.
Les ha sentado bien a los corredores la jornada de descanso de ayer. La etapa, con un recorrido muy bien diseñado, como la mayoría de las jornadas de la primera semana de carrera, presagiaba un día de escapada, pero ha sido aún mejor y más emocionante de lo que cabría esperar. Ha parecido una clásica, sí. Por la presencia de cotas y hasta por los nombres de algunos de los ciclistas implicados en la lucha por la etapa. Y tampoco ha faltado movimientos entre los fosforitos, con susto incluso para Tadej Pogacar.
Mauro Schmid (Jayco-AlUla), Jonas Abrahamsen (Uno-X), Davide Ballerini (XDS) formaron una escapada desde la salida y estuvieron rodando muchos kilómetros con poco más de un minuto de ventaja sobre el pelotón. Su insistencia tuvo premio y dos de ellos, Schmid y Ahrahamsen, llegaron en cabeza a la meta y se disputaron el triunfo parcial, que terminó llevándose el ciclista del Uno-X. Después llegaron a su altura los muy combativos Matthieu Burgaudeau (Total Energies) y Fred Wright (Bahrein).
Y, hasta ahí, todo normal, una escapada, el pelotón controlando por detrás. Ya está. Pero no, no estaba. Porque hubo un contraataque protagonizado por Mathieu Van Der Poel (Alpecin-Deceuninck), Quinn Simmons (Lidl-Trek), Axel Laurance (Ineos), Wout Van Aert (Visma-Lease a Bike) y Arnaud De Lie (Lotto), con Nelson Oliveira (Movistar) persiguiendo por detrás, aunque no pudo llegar a su altura. Empezó entonces una persecución y una sucesión de movimientos en cabeza.
A falta de 9 kilómetros para el final, Van der Poel, gran animador de este Tour, saltó desde el grupo perseguidor y se lanzó a la caza de Schmid y Ahrahamsen, que por entonces ya eran los dos corredores que abrían la carrrera. No logró el ciclista neeelandés alcanzarlos, pero lo intentó hasta el final.
En el pelotón, el Visma-Lease a Bike aprovechó algunas de las cotas para atacar a Tadej Pogacar (UAE), cumpliendo su compromiso de no darle ni un solo día tranquilo al esloveno y de endurecer la carrera con ataques alternos de distintos ciclistas, para desgastarlo y llevarlo en tensión. Es una guerra de nervios. A cuatro kilómetros del final, de hecho, Pogacar se fue al suelo tras hacer el afilador. El UAE se organizó muy bien y, además, el Visma-Lease a Bike frenó de inmediato el ritmo en el pelotón, para no sacar partido de algo así. Un gesto de juego limpio del equipo neerlandés, cuya actitud está siendo impecable.
Mañana, etapa muy importante para la lucha por la general. Más allá de que es previsible que Ben Healy (EF) ceda el amarillo, la llegada de la alta montaña ofrece una nueva ocasión para continuar con la rivalidad sin fin entre el equipo de Vingegaard y el de Pogacar. El ciclista esloveno, líder real de la carrera aunque no vista de amarillo, ciclista a batir, se enfrentará a un Visma-Lease a Bike decidido a buscar cada oportunidad que se presente para intentar encontrar alguna debilidad del mejor ciclista del mundo. La parte final de la etapa presenta una sucesión de puertos, con meta en el Hautacam y sus 13,5 kilómetros de subida al 7,8% de desnivel medio.
Comentarios