El ciclismo es un deporte que se parece a la vida y, como ella, a veces puede ser muy cruel. Hoy Iván Romeo ha llegado a la parte final de la penúltima etapa del Tour con opciones reales de llevarse la victoria. Justo cuando entraba demasiado fuerte a una curva a a algo más de veinte kilómetros del final, con un asfalto mojado muy peligroso, el joven y talentoso ciclista del Movistar sufrió una caída que lo dejó sin opciones de victoria ante sus compañeros de fuga. Finalmente, Kaden Groves (Alpecin-Deceuninck) terminó ganando la etapa en solitario, tras irse hacia adelante a 16 kilómetros de meta, una forma inusual de ganar para el velocista australiano.
La caída de Romeo, muy fea, fue una auténtica pena, porque el vallisoletano estaba mostrando muy buenas piernas y la valentía que le caracteriza. A sus 21 años, en su primer Tour, Romeo ha sido protagonista y sólo una terrible caída le ha impedido llegar al desenlace de la etapa entre los mejores. Ha sido una pena, pero hay que quedarse con lo positivo, con la fuerza, el desparpajo y la osadía que ha exhibido Romeo, y que promete muchas más oportunidades en la Grande Boucle y en otras carreras en los próximos años. Es un cazaetapas, un todoterreno, un perfil de ciclista muy poco habitual en España, con todo el furor por delante.
Ahora lo más importante es que se recupere bien de la caída. De momento, en una muestra más de su garra, muy dolorido y ensangrentado, se subió de nuevo a la bicicleta y siguió en carrera. Intentará culminar su primer Tour y llevarse el carnet de ciclista en París.
El día, bajo la lluvia durante buena parte de la etapa, ha sido muy emocionante, como una miniclásica. Hubo constantes ataques desde la salida, hasta se formó un corte con Matteo Jorgenson (Visma-Lease a Bike), Tim Wellens (UAE), Ewen Costiou (Arkea), Jordan Jegat (TotalEnergies), Romain Grégoire (Groupama-FDJ), Harrison Sweeny (EF), Simone Velasco (XDS-Astana), Frank Van Den Broek (Picnic-Post NL), Pascal Eenkhoorn (Soudal-Quick Step), Kaden Groves (Alpecin-Deceuninck), Matteo Trentin (Tudor), Iván Romeo (Movistar) y Jake Stewart (Israel). La presencia en la fuga de Jegat, undécimo en la general, ponía en riesgo el puesto en el top ten de Ben O’Connor (Jayco-AlUla), lo que llevó a algunos fugados a reprocharle al francés su presencia en la escapada, de forma totalmente injustificada e incluso antideportiva. Afortunadamente, Jegat no cedió a la presión y siguió en cabeza. Terminará el Tour décimo en la general y lo merece por su atrevido movimiento de hoy.
En la Côte de Thésy, de segunda categoría, se fueron hacia adelante Jegat y Sweeny. Mientras, por atrás se formó un grupo perseguidor con 16 ciclistas. Entre ellos, Sergio Higuita (XDS-Astana), Guillaume Martin (Groupama-FDJ), Michael Storer (Tudor), Michael Woods (Israel), Axel Laurance (Ineos), Wout Van Aert (Visma-Lease a Bike) y Lenny Martínez (Bahrein), pero no abrieron camino. Ante la falta de colaboración, Sweeny atacó a algo más de 50 kilómetros del final y lo probó en solitario.
El ciclista australiano del EF perdió fuerza y fue cazado en el comienzo de la ascensión a la Côte de Longville, la última ascensión del día. Ahí atacó Romeo, siempre valiente. pero fue cazado. En el descenso se movió Grégoire, pero tampoco abrió hueco. En una curva, cuando quería marcharse hacia adelante, se fue al suelo Romeo y tras él se cayó también Grégoire. Por delante quedaron Groves, Stewart y Velasco.
Groves, el que se supone que era más rápido de los tres y, por lo tanto, el que en teoría tenía menos incentivos para atacar y más para esperar a un sprint reducido, fue quien se lanzó hacia adelante en solitario. Ganó con autoridad y logró así la tercera etapa para el Alpecin-Deceuninck en este Tour. Sus dos compañeros que las ganaron antes, Jasper Philipsen y Mathieu Van der Poel, que además fue líder varios días, tuvieron que abandonar la carrera.
Hasta ahora Groves había ganado dos etapas en el Giro y siete en la Vuelta, así que hoy ha entrado en el grupo de los ganadores en las tres grandes. Contra todo pronóstico, no en un sprint, sino en una fuga que resolvió en solitario, a lo campeón.
Mañana el Tour vuelve a París, después de su ausencia en la capital francesa del año pasado por los Juegos Olímpicos. La etapa concluirá en los Campos Elíseos, pero después de una triple ascensión a Montmartre, en un guiño al precioso recorrido de la prueba olímpica en ruta. El paso por la colina parisina del barrio de los pintores hace que la etapa sea mucho más abierta de lo que es habitual en la tradicional última jornada con llegada masiva en París.
Es de esperar que haya ataques, porque es una oportunidad única para muchos ciclistas que en condiciones normales nunca pueden ganar en París en el Tour, empezando por Tadej Pogacar, claro, quien ayer declaró que está desando que termine la carrera, que será el cuarto Tour de su palmarés, y que se le está hacinéis largo, en una demostración de humanidad poco frecuente en el todopoderoso esloveno.
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