Cuando se presenta el recorrido de una gran vuelta es habitual señalar una jornada como la etapa reina. Suele ser por la dureza de su recorrido, por el desnivel acumulado o por el componente mítico de las cimas que se escalarán. Luego, claro, esa etapa elegida como la reina puede cumplir o no con las expectativas, porque el recorrido no es lo único que determina el devenir de una etapa. Sin duda, la jornada de hoy en el Tour, que encadenaba el Glandon, la Madeleine y la Loze, ha cumplido con creces con lo que se esperaba de ella, porque ha habido espectáculo y ataques desde muy lejos de meta. Ha sido uno de esos memorables días que engrandecen a este deporte y a esta carrera única. La indudable etapa reina del Tour, sí, un fabuloso día de ciclismo.
Tiene mérito y es muy de agradecer que el Visma-Lease a Bike y el Red Bull-Bora hayan corrido al ataque desde la salida, a pesar de que ellos saben, igual que todos, que Tadej Pogacar tiene el Tour ganado, salvo sorpresa mayúscula. A ninguno le ha salido bien, pero al menos lo han probado. No se han rendido los equipos de Jonas Vingegaard y de Florian Lipowitz, segundo y tercero en la general, y eso ha marcado la diferencia en esta esplendorosa decimoctava etapa del Tour de Francia, que ha ganado Ben O’Connor (Jayco-AlUla), el único superviviente de la fuga.
Era muy buena señal de lo que estaba por venir que Primoz Roglic, quinto en la general y compañero de equipo del tercero, Lipowitz, fuera al ataque desde lejos. En la subida al Glandon, la primera del día, ya solo quedaba una veintena de ciclistas en el grupo del líder. Por delante, junto a Roglic, rodaban Thymen Arensman (Ineos), Matteo Jorgenson (Visma-Lease a Bike), Felix Gall (Decathlon-Ag2r), Ben O'connor (Jayco-AlUla), Raúl García Pierna (Arkea), Tim Wellens (UAE), Alex Baudin (EF), Einer Rubio (Movistar), Bruno Armirail (Decathlon-Ag2r), Alexey Lutsenko (Ineos), Gregor Mühlberger (Movistar), Frank Van Den Broek (Picnic-Post NL), Andreas Leknessund (Uno-X) y Lenny Martínez (Bahrein), que buscaba conservar el liderato al frente de la clasificación de la montaña. No lo ha conseguido el ciclista francés, porque Pogacar también es ya nuevo líder de esa otra clasificación.
En la Madeleine, la segunda subida del día, atacó Jonas Vingegaard tras un acelerón de su gregario Sepp Kuss y respondió sin inmutarse Tadej Pogacar (UAE). Al igual que estos últimos días, el esloveno resistió sin ponerse de pie sobre los pedales y no dio la más mínima muestra de debilidad. Se quedaba sin compañeros Pogacar, es verdad, pero nunca perdió los nervios. Vingegaard, por su parte; tenía a Jorgenson en el grupo delantero. Además de los dos ciclistas del Visma y del todopoderoso líder, solo resistieron en cabeza Roglic, O’Connor, Rubio y Gall. Florian Lipowitz (Red Bull-Bora) coronó a poco más de medio minuto y terminó enlazando.
A 40 kilómetros de meta atacó O’Connor y se pegaron a su rueda Jorgenson y Rubio. El terceto abrió camino con el grupo del líder, al que llegó un soberbio Lipowitz. No contento con certificar su tercera plaza del podio, el ciclista alemán atacó a 33 kilómetros de meta. Llevaba buenas piernas y supo leer bien la carrera, porque en el grupo del líder nadie iba a saltar a por él ni iban a tirar para darle caza, y además su equipo, el Red-Bull Bora, llevaba también en ese grupo del líder a Roglic, que para entonces era ya cuarto en la general virtual. El grupo de Pogacar iba totalmente frenado y Lipowitz le metió cerca de dos minutos antes del comienzo a la ascensión final al Col de La Loze, aunque se le atragantó la ascensión y terminaría siendo cazado. No le salió bien y ahora pone en riesgo su tercera plaza del podio. Hoy le ha salido cara la valentía a Lipowitz.
A 23 de meta, Jorgenson se descolgó del tercero delantero, haciendo gestos claros de que hablaba con la radio del equipo y de que se quedaba por órdenes de equipo, no porque no aguantara el ritmo. Para entonces, ya habían llegado al grupo del líder los coequipiers de Pogacar Jonathan Narváez, Adam Yares y Marc Soler, mientras que Vingegaard tenía a su lado a Sepp Kuss y a Simon Yates. En un movimiento un poco extraño, Jorgenson se quedó con Lipowitz, que fue perdiendo fuelle y que terminó siendo cazado, primero, y descolgándose, después. Por el contrario, Oscar Onley (Picnic-Post NL), su rival por el podio, fue de menos a más y llegó a la altura del grupo del líder. El ciclista británico se sitúa ahora a apenas 22 segundos de Lipowitz.
A menos de 16 kilómetros de meta, O’Connor se fue en solitario hacia una prestigiosa y muy valiosa victoria de etapa. El australiano, siempre muy ambicioso, no ha podido disputar la general del Tour, pero se lleva un triunfo parcial muy prestigioso. Por detrás, para completar la emocionante etapa, el héroe local, Kévin Vauquelin (Arkea) se esforzaba al máximo para intentar acercarse al grupo del líder. El francés es ahora séptimo en la general.
A dos kilómetros de meta atacó Vingegaard, de pie, y se pegó a su rueda Pogacar, sentado. A su rueda fue un gigantesco Onley. Terminó acelerando Pogacar en los metros finales y, naturalmente, se fue en solitario. El esloveno sacó unos segunditos más y ya saca 4:26 a Vingegaard y más de once minutos a Lipowitz. Pogacar no ha podido ganar la etapa, por el zafarrancho de combate desde muy lejos, pero ha avanzado hacia su cuarto Tour de Francia. Quizá mañana el esloveno buscará un nuevo triunfo parcial para redondear una carrera que ha controlado a su antojo.
Por último, el día ha sido malo para los intereses españoles. No tomó la salida Carlos Rodríguez, que marchaba décimo en la general. El ciclista español del Ineos se fue al suelo ayer y sufre una fractura de pelvis. Sí empezó la etapa, pero tuvo que terminar abandonando por dolores en una rodilla, Enric Mas (Movistar).
Mañana, antepenúltima etapa del Tour, con cinco puertos de montaña, incluida La Plagne, de categoría especial, con 19,1 kilómetros de ascensión al 7,2% de desnivel medio.
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