Burgos, ciudad que acogerá la gran salida de la Vuelta el próximo 14 de agosto, también ha sido el escenario de la presentación del recorrido de la prueba en su edición de este año. Me gusta el recorrido. Me gusta mucho. Creo que los organizadores de la ronda española han conseguido mantenerse fieles a sus señas de identidad, como la inclusión de etapas con finales en alto en la primera semana o el descubrimiento de nuevos puertos, pero a la vez cambia, porque se vuelve más equilibrada que en ediciones anteriores, con más etapas también para los velocistas, y con el gran acierto de incluir una contrarreloj en la última etapa de la carrera, lo que podría mantener la emoción de la Vuelta hasta el final.
Sin duda, el gran acierto de la Vuelta 2021 es esa crono final. 33,7 kilómetros de contrarreloj individual entre Padrón y Santiago. La cronoescalada del penúltimo día del Tour del año pasado, con la sorpresa del triunfo de Pogacar ante Roglic, demostró que esta especialidad puede ofrecer un gran espectáculo y parece claro que los organizadores han tomado nota. Los escaladores deberán tener en cuenta en las jornadas montañosas previas que el último día habrá una crono final donde se decidirá la carrera.
La Vuelta comenzará en Burgos, desde dentro de la catedral burgalesa para festejar su octavo centenario, con una contrarreloj de 8 kilómetros. La segunda etapa será llana, con previsible final al sprint también en Burgos, en Gamonal, mientras que la tercera concluirá en el Picón Blanco, ascensión típica de la Vuelta a Burgos. El cuarto día, camino de Molina de Aragón, también parece apropiado para resolverse con una llegada masiva, mientras que el quinto la Vuelta regresará a Albacete, donde podría aparecer el viento.
Ya en la séptima etapa, regresan los finales en alto, con la ascensión a la montaña de Cullera, de tercera categoría. Más serio será el contacto con la montaña de la novena etapa, que terminará en el Alto de Velefique, tras la octava con final en La Manga del Mar Menor.
Otra de las cosas que me gustan especialmente del recorrido de este año en la Vuelta es que recorre realmente buena parte de España, no se vuelca en exceso en el norte o en el sur, como otras veces. Y creo que eso es importante especialmente este año, porque el ciclismo es un gran escaparate para el turismo, una fabulosa forma de promocionar España en el mundo, y tras el parón doloroso causado por el coronavirus, tan terrible para la industria turística, este año puede venir mejor que nunca como vía de promoción.
La segunda semana de la carrera comenzará en Roquetas de Mar, camino del Rincón de la Victoria. La undécima etapa concluirá en Valdepeñas de Jaén, un final ya clásico en la Vuelta. La duodécima y la decimotercera etapa, también por tierras andaluzas, serán propicias para el sprint o para las escapadas. La etapa 14, con final en Pico Villuercas, y la 15, que llegará al Barraco, tierra ciclista con obligado recuerdo para el Chava Jiménez, presentan recorridos más exigentes.
La tercera semana de carrera reserva la traca final, con Asturias y Galicia, valores seguros para la Vuelta. La etapa 17 concluirá en Lagos de Covadonga, mientras que en la 18 se descubrirá el Gamoniteiru, que parece muy duro. Tras una etapa rompepiernas con final en Monforte de Lemos, el penúltimo día habrá montaña, como ya es tradición en todas las grandes vueltas, con una jornada durísima diseñada por Óscar Pereiro. Este año Xacobeo, la Vuelta terminará en Santiago, con esa contrarreloj final a la que, con un poco de suerte, la carrera podría llegar abierta y con todo por decidir.
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