Gesta de Bardet: primer líder en su último Tour


El Tour de Francia tiene una historia más que centenaria, pero sigue sorprendiendo y haciendo cosas nuevas. Hoy, el comienzo de la edición 111 del Tour ha salido por primera vez de Italia, la cuna de otra de las grandes vueltas de calendario, el Giro. Florencia, esa ciudad que es sinónimo de arte e historias, ha acogido la salida del Tour más esperado de los últimos años. Tampoco nunca antes la primera etapa del Tour había sido tan dura, con 3.600 kilómetros de desnivel acumulado. El final de etapa ha sido en Rimini, la ciudad donde murió Marco Pantani, el último corredor en ganar el Giro y el Tour en la misma temporada, en 1998, el gran reto que persigue este año Tadej Pogacar.

El Tour, ya vemos, sigue escribiendo nuevas historias, pero lo que no cambia es esa expectación inconfundible del primer día de la Grande Boucle. Unos nervios diferentes, una ilusión especial. Esta carrera no es igual a ninguna otra. Ninguna tiene tanto seguimiento mediático, nunca tanta trascendencia. El Tour es distinto a todo. Hoy en Florencia se acumulaban las ilusiones y esperanzas de todos los participantes, sus equipos y los aficionados. Por delante, tres semanas de la mejor carrera del mundo. Y entre esos ciclistas con sueños e ilusiones, un veterano admirable, Romain Bardet, que ha logrado una victoria descomunal de la mano de su compañero en el DSM Frank Van den Broeck. Ha sido una auténtica gesta, una victoria agónica, disputada hasta el final y prácticamente desde el comienzo mismo de la etapa. 

Empezó el Tour con una gran batalla por la escapada y precisamente Bardet fue de los primeros en probarlo, una auténtica declaración de intenciones de un ciclista que ha sido dos veces podio de la carrera francesa, del que en su país se esperó siempre que ganara la general de su prueba y que hoy se ha enfundado por primera vez en su carrera el maillot amarillo de líder en el podio tras la más bella victoria de su carrera deportiva. Bardet no entró en la fuga inicial, tras sus primeros ataques. La escapada del día la formaron Matej Mohoric (Bahrein), Valentin Madouas (Groupama FDJ), Ion Izagirre (Cofidis), Clément Champoussin (Arkea), Frank Van Den Broek (DSM), Sandy Dujardin (TotalEnergies) y Mattéo Vercher (TotalEnergies). Después saltaron a por ellos Ryan Gibbons (Ldl-Trek) y Jonas Abrahamssen (Uno-X). 

Bardet se quedó en el pelotón esperando su ocasión, que terminaron llegando unos cuantos kilómetros después.  En el gran grupo, en la primera ascensión del día se descolgó Mark Cavendish (Astana), que persigue el reto de superar a Eddy Merckx en el récord de victorias de etapa en el Tour. En su grupo también se quedó Fabio Jakobsen, compañero de Bardet en el DSM. El Astana se volcó e hizo un trabajo inmenso par evitar que Cavendish llegara fuera de control. 

La extrema dureza de la etapa, recordamos, 3.600 kilómetros de desnivel, y el calor, más de 35 grados en algún momento de la etapa, han pasado factura a los ciclistas. Se esperaba batalla entre los favoritos, que al final no llegó, pero sus equipos sí han asumido la responsabilidad de marcar el ritmo del pelotón en varios momentos de la etapa. El Visma-Lease a Bike se puso a tirar del pelotón después de que lo hiciera el UAE de Tadej Pogacar. A unos 90 kilómetros hubo parón en el pelotón. Entró entonces el EF, que ha trabajado durante todo el día para Alberto Bettiol, campeón de Italia que corría en casa. Luego volvió a tirar el UAE, que provocó una auténtica escabechina. El pelotón se redujo mucho. Se quedaron, entre otros, Mathieu Van der Poel, Michael Matthews o Mads Pedersen, aunque este último logró reintegrarse en el pelotón. 

Precisamente por ese trabajo del UAE, la distancia de los fugados fue reduciéndose y Romain Bardet atacó cuando los hombres de cabeza tenían ya apenas poco más de un minuto de ventaja y se unió a su compañero Van Den Broeck en cabeza de carrera. Empezó entonces un pulso apasionante que los dos ciclistas plantearon al pelotón. A 43 kilómetros saltó Ben Healy en solitario, pero no fue capaz de llegar a los corredores del DSM.

Queda la duda de si el UAE frenó al frente del pelotón por la debilidad que mostró en algún momento Juan Ayuso, a quien se vio muy atrás en el gran grupo. Lo cierto es que el equipo de Pogacar desapareció de la cabeza del pelotón y renunció a probar a Vingegaard. Ese paso atrás del UAE eliminó cualquier opción de ver batalla entre los hombres de la general, pero la disputa por la etapa no podía estar más abierta. A 27 kilómetros del final entró a tirar el Ineos. Luego el EF, que se puso a tirar a bloque. A falta de 13 para el final también se puso a tirar el Lidl-Trek de Pedersen y luego se sumó a la fiesta el Visma-Lease a Bike de Wout Van Aert. 

Los dos ciclistas del DSM estaban cada vez más cercados por el pelotón. Eran tres equipos trabajando para sendos hombres rápidos contra ellos. El trabajo de Van den Broeck, tras más de 200 kilómetros en fuga, fue descomunal. A falta de un kilómetro la ventaja era de apenas diez segundos. Lo tenían difícil. Pero lo lograron. Mano a mano. Juntos. En tándem. Triunfo de Bardet, a quien tantas veces le ha pesado la enorme presión de ser un ciclista francés que destaca en el Tour. Se esperaba de él mucho, quizá demasiado. Es un ciclista enorme, de una gran trayectoria, ha logrado dos podios en esta carrera, y además es valiente y atacante. Hoy se viste, al fin, de amarillo. Primer líder francés del Tour en tres años, además. Y una victoria con un gran significado para él por todo eso y porque, además, ésta será su última participación en la carrera. Su cuarta etapa en el Tour, posiblemente la más especial de todas. 

Por otro lado, hoy también se disputaban los primeros lideratos de las clasificaciones secundarias. Ion Izagirre coronó primero los tres primeros puertos de tercera, pero Abrahamssen se aseguró el primer maillot blanco a puntos rojos de líder de la montaña tras ser primero en los puertos de segunda siguiente, cuando el corredor vasco ya había quedado descolgado. El maillot verde lo lucirá Van den Broeck.

Mañana, segunda etapa, también con un reforrido escarpado que anticipa otro bello día de ciclismo. El Tour de Francia en Italia, algo inédito en más de un siglo. 

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