La Vuelta llega a su última semana con Jonas Vingegaard (Visma-Lease a Bike) como líder, tal y como se esperaba, pero con una renta muy inferior a lo que cabría esperar a estas alturas de carrera, dado su indudable favoritismo. El ciclista danés aventaja a João Almeida (UAE) en apenas 48 segundos, por lo que la carrera está viva. Sobre todo, porque el corredor portugués ha mostrado un nivel extraordinario en la alta montaña, nunca antes visto.
Quedan seis etapas por delante, las dos próximas con final el alto, de las que hay dos días señalados como decisivos en la carrera: la contrarreloj del jueves en Valladolid, sobre un recorrido de 27,2 kilómetros, y la durísima penúltima etapa con meta en la Bola del Mundo. Los dos ciclistas que luchan por el maillot rojo son grandes contrarrelojistas y, a estas alturas de la carrera, manda más la fuerza y la condición en la que se encuentren. En cuando a la etapa montañosa del sábado, presenta suficiente dureza como para que haya batalla e intriga hasta el final.
Creo que Almeida está rodando a un nivel descomunal, claramente por encima de lo que se podría esperar de él, y esto hace que cualquier desenlace de la prueba resulte posible. Con todo, sigo pensando que Vingegaard se mantiene como el máximo favorito. No tanto por su ventaja, que es escasa, pero pone a Almeida en la posición de tener que remontar y le permite a él ser más conservador, sino porque el danés es un corredor de una gran regularidad y, aunque no esté destrozando la carrera con suficiencia, tampoco resultará fácil que pierda comba. Almeida está muy fuerte en montaña, es verdad, y a punto estuvo de descolgar a Vingegaard en el Angliru, pero dejar atrás al danés en la alta montaña son palabras mayores y Almeida, incluso este Almeida en versión súper, no lo tendrá sencillo.
Ya sin aspiraciones realistas al rojo, Tom Pidcock (Q36.5) intentará mantener su tercera plaza del podio. Ahora mismo está a 2:38 de Vingegaard y cuenta con apenas 32 segundos de ventaja sobre Jai Hindley (Red Bull-Bora), que va a más. En principio, Pidcock es mejor contrarrelojista y Hindley se maneja mejor que él en la montaña. Este último es un poco más favorito a subir al tercer puesto del podio. Felix Gall (Decathlon-Ag2r) completa el top 5 actual.
Quienes sigan este blog con cierta frecuencia sabrá que no hacemos demasiado caso a las nacionalidades de los ciclistas ni somos comentaristas de bandera, pero se está debatiendo mucho estos días sobre la posibilidad de que, por primera vez en la historia, la Vuelta concluya sin ningún ciclista español dentro del top 10 de la general. Ahora mismo, Abel Balderstone, decimosexto a más de trece minutos de la décima plaza, es el primer español de la clasificación.
Las clasificaciones secundarias de la carrera parecen bastante encarrilladas, con Mads Pedersen (Lidl-Trek) al frente de la regularidad, Jay Vine (UAE) como líder de la montaña y el UAE al frente de la clasificación por equipos con más de media hora de ventaja sobre el Visma-Lease a Bike. Más emoción puede hacer en la lucha por el maillot blanco de mejor joven, que ahora mismo porta Giulio Pellizzari (Red Bull-Bora), con solo 32 segundos de ventaja sobre Matthew Riccitello (Israel-Premir Tech).
Precisamente el equipo de Riccitello es el protagonista del gran tema extradeportivo que está condicionando y marcando los debates de esta Vuelta. Las protestas contra el genocidio de Israel en Gaza están llenando de banderas palestinas y de gritos cada etapa de la Vuelta, en lo que es una legítima muestra de libertad de expresión y una lógica protesta ciudadana ante una aberración criminal. Sucede que, más allá de esas protestas legítimas y pacíficas, hay algunos que se han dedicado a poner en riesgo a los ciclistas, algo que nada tiene que ver con la evidencia de que condenar el genocidio israelí es la única opción humana ante lo que está pasando en Gaza. Hay temor ante la contrarreloj del jueves, porque es mucho más difícil controlar acciones aisladas a lo largo de tantos kilómetros con los tiempos de paso de cada ciclista públicos.
También se ha llegado a rumorear con la posibilidad de que la Vuelta no llegue a Madrid, por cuestiones de seguridad. Ayer lo publicó L’Équipe. De momento, no hay ninguna confirmación oficial y la organización transmite que el objetivo es llegar a Madrid como estaba previsto. Parece claro que las protestas contra el genocidio israelí en Gaza van a seguir condicionando la marcha de la prueba.
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