Alejandro Valverde: Un año de arcoíris

Contaba hace unos días Mónica Marchante en Twitter que ella y su equipo habían hecho la enésima actualización del documental que preparaban sobre el último año en la vida de Alejandro Valverde para recoger su podio en la Vuelta. Sería magnífico que la periodista tuviera que revisar una vez el documental Un año de arcoíris para incluir un nuevo Mundial del ciclista murciano o, mejor aún, ojalá rodaran un nuevo documental el próximo año para contar la segunda temporada consecutiva de Valverde como campeón del mundo. Es muy difícil, claro, pero si algo ha demostrado el ciclista del Movistar en su dilatada carrera es que con él todo es posible. 


El documental está a la altura de la leyenda viva que es Valverde. Es decir, es un documental extraordinario. El campeón del mundo cuenta cómo se ha sentido durante este año, cómo vivió aquel sueño cumplido hace ahora un año, cómo conquistó el mundo en Innsbruck. Pero el documental va más allá y sirve para conocer mejor al admirable ciclista que sigue ganando y disfrutando encima de la bicicleta con 39 años. Por ejemplo, vemos imágenes de la grupeta de Valverde, con amigos de siempre, porque a Valverde le gusta divertirse acompañado, porque una de las claves de su éxito es que sigue pasándolo bien montando en bicicleta. Disfruta y hace disfrutar. 

Valverde también cuenta algo que nunca antes había contado en público, la depresión que sufrió en 2012, el año en el que volvió a la competición tras dos años de sanción. Fue en marzo de ese año, cuando ya había regresado y, por supuesto, ya había vuelto a ganar, cuando necesitó de la ayuda de psiquiatras para superar esa adversidad. Lo hizo. Volvió a ser el mismo. Mejor incluso que antes. Valverde lo cuenta, entre otras cosas, para ayudar a las personas que pasen por una situación similar, para normalizar esta clase de problemas de salud, que siguen arrastrando un injusto estigma social, de los que no se suelen hablar. 

El documental, ya digo, extraordinario, recoge también la declaración de personas del mundo del ciclismo que admiran a Valverde, como el tres veces campeón del mundo, Óscar Freire; la voz del ciclismo, el periodista Javier Ares; el ganador del Tour Óscar Pereiro, el seleccionador nacional de ciclismo hasta el año pasado, Javier Mínguez; o personas del entorno del ciclista, como su esposa Natalia; el director deportivo del Movistar, Eusebio Unzué; su inseparable Escámez, masajista y mucho más de Valverde; la madre del corredor y un largo etcétera. Es una delicia. 

Valverde lloró al ver el documental durante el preestreno del mismo. No es para menos. Como lloró él y lloramos todos hace un año cuando ganó el Mundial. Como volvemos a emocionarnos viéndole vencer, tras ese sprint que lanzó desde muy lejos y que se nos hizo eternos. Como nos emocionamos al recordar la terrible caída que sufrió en el prólogo del Tour de 2017, cuando él mismo pensó que su carrera deportiva se había acabado. Afortunadamente, pronto se puso a trabajar y a recuperarse, para proclamarse campeón del mundo un año después. Unzué declara en el documental que "a Alejandro le duran los disgustos entre cinco y quince minutos". Poco más tardó en ponerse manos a la obra para volver a ser el mismo. 

Lo hemos dicho mil veces y lo diremos otras mil más de aquí a 2021, la fecha en la que, en principio, Valverde colgará la bicicleta, tras afrontar uno de los mayores retos que tiene por delante, los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020. Lo hemos dicho y lo repetimos: no hay corredor como Valverde. Es el ciclista más completo de la historia de España. Y despierta admiración más allá de España, porque nadie gana desde febrero hasta octubre como él. Porque nadie es competitivo en tantos tipos de carreras distintos: clásicas, carreras de una semana, sprints en pequeños grupos (y en grandes hasta hace no tanto), vueltas de tres semanas, etapas de montaña... Valverde lo gana todo. Valverde es impresionante, no hay nadie como él. Lo explica muy bien Javier Ares cuando dice que la leyenda que se ha ganado Valverde con sus 127 victorias, y subiendo, le lleva a ser el único ciclista del mundo que pierde las carreras, porque casi se da por hecho que lo tiene que ganar todo. Efectos secundarios de ser Alejandro Valverde, a quien tan bien retrata Un año de arcoíris, el documental que estrenó anoche Movistar y que se puede ver en su plataforma. No hay mejor manera de esperar la nueva cita mundialista, el domingo 29, otra cita con la historia para Alejandro el Magno. 

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