Kron vence y los favoritos se borran


Ni la lluvia ni la polémica han abandonado hoy a la Vuelta en su segunda etapa. Ayer varios equipos y ciclistas criticaron con dureza  la oscuridad y falta de seguridad en la contrarreloj por equipos por las calles de Barcelona. Hoy se han tomado la revancha con la organización. La dirección técnica de la carrera anunció por la mañana que en la etapa de hoy por seguridad se tomarían los tiempos para la general en el Alto del Castillo de Monjuic, es decir, a 3,6 kilómetros de meta, aunque mantendrían las bonificaciones tanto en esa subida como en el final de la etapa. Poco después, sin embargo, tras varios contactos entre los ciclistas, se decidió que se tomarían los tiempos a nueve kilómetros de meta. Ha sido una presión clara a la organización, liderada por el Jumbo. En la salida se vio a Jonas Vingegaard acercarse al bus del Movistar para pactar con Enric Mas el pulso a los organizadores, que  tras lo de ayer, surtió efecto. El resultado es que la etapa de hoy la han disputado de verdad un máximo de 20 corredores. 


Por cierto, hoy las farolas estaban encendidas desde antes de las cuatro de la tarde en la plaza de España y en la zona frente al estadio olímpico en la que ha concluido la etapa. No parece casual, desde luego. Varios medios como El Periódico han publicado que el ayuntamiento barcelonés intentó ayer pero finalmente no pudo adelantar el alumbrado público antes de la hora prevista, las 20:45. El director de la Vuelta, Javier Guillén, ha contado que nadie preveía una tormenta de esa magnitud, que fue la que provocó esa oscuridad que sufrieron los últimos equipos en tomar la salida. También ha dicho, que lleva 15 años con este horario para los inicios de la carrera y que nunca había habido ningún problema, remarcando así lo imprevisible de la duración e intensidad de la tormenta que llegó ayer. 


Por ser justos, Javier Guillén ha acudido al final de la etapa de hoy a dar explicaciones a Televisión Española con muy buena actitud y exponiendo razones que a veces se nos escapan y ayudan a entender la complejidad de las decisiones que debe tomar la organización. 





Como en el poema de Machado, al que puso música y voz Serrat, nunca es triste la verdad, lo que tiene es remedio. Y la verdad es que la polémica ha acompañado más de lo que nadie desearía a este inicio de la Vuelta. Nadie puede controlar el tiempo, sólo faltaba, pero ayer los ciclistas, posiblemente con razón, terminaron muy cabreados la contrarreloj por equipos. Hoy, quizá no con tanta razón, han presionado a la organización para que, de facto, la etapa terminará nueve kilómetros antes de la meta, es decir, para que la inmensa mayoría del pelotón se pudiera desentender por completo de la etapa antes del comienzo de la subida a Montjuic. No hacen ningún bien a la competición ni al ciclismo en su conjunto imágenes como las de los ciclistas prácticamente parados, de paseo, en esos kilómetros finales, sumadas a la de Jonas Vingegaard ordenando al pelotón bajar el ritmo tras una caída en la que se vio envuelto Primoz Roglic.  


En todo caso, no es la primera ni será la última polémica de este tipo. Recordemos lo ocurrido en el Giro. Es un difícil equilibrio el que se debe intentar encontrar entre la seguridad de los ciclistas, prioridad número uno, y también el respecto a las carreras, los espectadores, los organizadores y los patrocinadores. A veces da la sensación de que los corredores no miden del todo el efecto de sus plantones. Otras veces parece que éstos llegan después de situaciones por las que objetivamente es lógico que estén enfadados. No tengo una solución milagrosa a esta eterna polémica. No me sitúo ni me situaré nunca del lado de quienes desde el sofá critican a los corredores por defecto y dicen que son unos flojos (doy fe de lo mucho que ha llovido en Barcelona este fin de semana). Tampoco, claro, del lado de quienes defiendan de forma acrítica todo lo que hagan los ciclistas. Las formas en estos plantones no son siempre las mejores. 




En todo caso, si algo podemos tener claro es que dentro de tres semanas, cuando la Vuelta concluya en Madrid, no nos acordaremos de estas polémicas porque entonces habremos disfrutado de los duelos entre los grandes favoritos. Hoy, entre los pocos ciclistas que sí han disputado la etapa, están Andrea Piccolo (Education First), Javier Romo (Astana), Joel Nicolau (Caja Rural- Seguros RGA), Matteo Sobrero (Jayco Alula) y Jetse Bol (Burgos BH), componentes de la fuga del día. El primero de ellos, Piccolo, es el nuevo líder de la Vuelta. Segundo líder en dos etapas, otra vez un joven ciclista italiano portando el maillot rojo. 


Ante la pasividad de los favoritos, y de buena parte del pelotón, en la subida a Montjuic, atenazados además  por varias caídas como las sufridas por el líder Lorenzo Milesi o por Santiago Buitrago, quien sí atacó fue Andreas Kron, del Lotto Dstny, que se llevó la victoria en solitario en meta tras resistir bien la persecución de un reducido grupo de ciclistas que venían tras él, entre los que estaban Laden Groved, Andrea Vendrame, Andrea Bagioli, Fernando Barceló, Iván García Cortina y el joven francés Romain Gregoire, a quien tenemos muchas ganas de ver en acción en esta Vuelta. Kron ha dedicado la victoria a Tijl De Decker, fallecido el viernes, en una de las imágenes más emotivas de esta polémica segunda etapa de la Vuelta. 






Se hace camino al andar y mañana llega la montaña en Andorra. Será, seguro, el mejor antídoto para subir el ánimo del pelotón y los aficionados tras este inicio de la carrera que ha contado con la belleza imponente de Barcelona y la entrega del público, pero que también ha tenido a la lluvia y a las polémicas como indeseadas invitadas. 


Comentarios

Javier ha dicho que…
Gracias Alberto por la crónica de lo sucedido ayer. Desde la televisión fue todo muy desconcertante. Es verdad que esto no ayuda ni al espectáculo ni a los ciclistas. El motivo alegado de evitar caídas no es muy justificable, ya que el ciclismo son caídas (¡cuántas grandes vueltas se han perdido por caídas: Perico, Beloki, Valverde, TODOS!). Dios quiera que vuelva todo a su cauce y terminen las polémicas.
Más grave aún fueron los clavos en la carretera con los que algún descerebrado pretendía cargarse esta vuelta.
Comienza el espectáculo, esperemos que sea el de verdad.
Alberto Roa ha dicho que…
Muchas gracias por tus comentarios, Javier. Toda la razón.