Roglic gana en el Angliru y Vingegaard acecha a Kuss


En la Vuelta no es la banca, sino el Jumbo-Visma, el que siempre gana. Hoy, en el Angliru, por supuesto, también. La imponente autoridad del equipo neerlandés no deja ni las migajas al resto de contendientes de la carrera, por más que lo intenten, y hoy de verdad que lo han intentado. Nada ha servido para evitar la enésima demostración de poderío del equipo de los tres primeros clasificados de la general. Ni en la lucha por la etapa ni, por supuesto, en la de la general le ha podido nadie hacer la más mínima sombra al todopoderoso equipo que domina con puño de hierro la carrera. Es lo que hay. Es muy de agradecer, eso sí, que otros equipos al menos lo prueben, pese a que sepan, con una certeza casi absoluta, que no les va a servir de nada. 


Remco Evenepoel ha intentado evitar este juego recital del Jumbo. El belga, descartado para la lucha por la general, ha buscado al menos ganar la etapa, que habría sido su segundo triunfo en esta Vuelta. Hizo todo lo que estuvo en su mano, luchó por entrar en la fuga desde la salida y logró componer la escapada del día junto a su compañero en el Deceunink-Quico Step Mattia Cattaneo, que ha hecho un gran trabajo para él, y junto a Lorenzo Germani, otro de los jóvenes prometedores y talentosos del Groupama-FDJ que están siendo protagonistas en esta edición de la Vuelta. 


Naturalmente, la fuga no pudo hacer nada ante el control del Jumbo-Visma, al principio, y después ante el exigente ritmo que puso al frente del gran grupo el Bahrein de Mikel Landa. Ese movimiento, claro, buscaba intentar lograr un triunfo de etapa para el corredor vasco. Lo que terminó logrando, por supuesto, fue hacerle parte del trabajo al Jumbo-Vismo, ya que el brutal ritmo de Wout Poels provocó que se descolgaran del grupo del líder Juan Ayuso y, poco después, Enric Mas en la ascensión al Angliru. Es decir, por si había alguna duda, el Bahrein certificó el podio copado por los Jumbo-Visma. No necesitaban ninguna ayuda, pero han tenido esta ayuda involuntaria. 


Antes de la subida final al mítico puerto asturiano llegó otro movimiento que intentó, y por supuesto no logró en absoluto, inquietar al Jumbo-Visma. Fue un valiente ataque de Marc Soler, bien clasificado en la general, que llegó a tener un minuto y medio de ventaja sobre el grupo del líder. A pesar de que Soler puso todo de su parte y dio hasta el último gramo de fuerza que tenía, el equipo neeelandés no se inmutó lo más mínimo. Lo dicho, siempre gana la banca, en este caso, el Jumbo-Visma.


La subida al Angliru quedó entonces como la batalla particular entre los tres corredores del Jumbo-Visma que encabezan la carrera: Sepp Kuss, el líder por sorpresa, que hoy cumplía años y que ayer dio sus primeros síntomas de debilidades en esta Vuelta, el eterno gregario que ha dicho por activa y por pasiva que no quiere que le regalen la carrera; Jonas Vingegaard, que viene de ganar el Tour y que va de menos a más hasta el punto de ser ya el favorito número uno a la victoria final en la Vuelta, y Primoz Roglic, el vigente ganador de la ronda española que venía a la carrera sumar su cuarto entorchado. Ayer ya se vio claro que el equipo iba a dar libertad a sus líderes. Demostrada la superioridad salvaje de todos ellos respecto al resto de ciclistas y sin que el podio peligre para ninguno de los tres, que gane el mejor. El mensaje está claro. Lo confirmó ayer el director del equipo y lo ha dicho hoy claramente Roglic en meta: él ha ido a su ritmo y punto. 


A falta de dos kilometros para el final, Kuss no ha podido seguir el ritmo de sus compañeros. Dijo algo en la radio y se descolgó. Roglic y Vingegaard se fueron hacia adelante. Por un momento parecía que el esloveno iba incluso a atacar al danés, pero no lo hizo. Sí ganó la etapa, mientras por detrás Kuss intentaba minimizar las pérdidas y era ayudado por Mikel Landa. El estadounidense ha declarado en meta que es consciente de que está quizá ante su única oportunidad de ganar una grande, pero no quiere hacerlo porque nadie se la regale. También ha dicho que entre los tres tienen muy buen rollo y no hay ningún tipo de rivalidad entre ellos. Por su parte, Vingegaard ha dicho que le gustaría que Kuss ganara la Vuelta, lo cual parece contradecirse con el hecho de que hoy a falta de dos kilómetros de meta ni él ni Roglic lo hayan esperado a pesar de que sus “rivales” para el podio marcharan ya muy atrás. 




A falta de la etapa de mañana, que tal y como están las cosas podría ser importante en la general para la batalla entre los Jumbo, y sobre todo a falta de la del sábado en la sierra de Guadarrama, Kuss aventaja ahora a Vingegaard en apenas ocho segundos y a Roglic en 1:08. Salvo altamente improbable desfallecimiento de alguno de los tres, la lucha por el podio ha quedado hoy más que sentenciada, ya que Ayuso, que ha sufrido lo indecible en la subida al Angliru, está a cuatro minutos de Kuss y casi a tres minutos ya de Roglic. Más allá del duelo entre los corredores del todopoderoso equipo neerlandés, casi la única batalla mínimamente abierta es la de la cuarta plaza, ya que Ayuso saca sólo 16 segundos a Landa y medio minuto a Mas. 


Por cierto, el salvaje dominio del Jumbo-Visma eclipsa inevitablemente todo lo demás, pero no podemos dejar de resaltar como merece la extraordinaria Vuelta que está haciendo el joven Cian Uijtdebroeks, quien a sus 20 años es ya séptimo en la general. 




Mañana, lo dicho, etapa de montaña con cinco puertos. La parte final estará marcada por una doble ascensión al Puerto de la Cruz de Linares, de primera categoría, que tiene 8,3 kilómetros de ascensión al 8,6% y donde puede haber batalla. Si no fuera porque parece que el Jumbo-Visma lo quiere todo, mañana sería el clásico día en el que bien podría triunfar una fuga. Veremos si el equipo neerlandés da o no su beneplácito. 

Comentarios

Javier ha dicho que…
Lo que hemos visto en esta etapa es de las cosas más tristes y antideportivas que hemos visto en el ciclismo. Que dos compañeros, yendo escapados los tres, ataquen de esa manera a su líder me parece que no tiene nada que ver con un deporte tan limpio como es el ciclismo. Quiero expresarlo porque en unos meses nos enteraremos de los motivos, pero esto para el ciclismo ha sido una patada en el trasero.
Las carreras no siempre las ganan los más fuertes, porque si así fuera Kuss habría ganado más de una grande.
Muy triste, lo siento.
Alberto Roa ha dicho que…
Muchas gracias por comentar, Javier. Fue todo muy extraño, sí. Más de una vez hemos visto a supuestos gregarios más fuertes que sus líderes aguantando para protegerlos (Landa y Aru en el Giro de 2015, por ejemplo), así que tienes razón en eso, Roglic y Vingegaard podrían perfectamente haber frenado un poco para proteger a Kuss, dado que es el líder de la carrera.