Con un día de retraso, porque ayer me fue imposible actualizar el blog, resumo lo que fue la prueba estrella de los Mundiales de ciclismo en Copenhague. Mark Cavendis ganó el Mundial en ruta y es el nuevo campeón del mundo. Es el mejor esprinter del mundo y su equipo, Gran Bretaña, trabajó muy duro para que lograra vestir el arcoiris. Lo consiguió en un vibrante esprint en el que el español Óscar Freire entró demasiado bien colocado y en el que el australiano Goss y el alemán Greipel lograron la medalla de plata y la de bronce respetivamente. Fue una interesante prueba en la que los intentos de escapada fueron varios a lo largo de la misma. La que más tiempo estuvo en cabeza contaba con la presencia de Pablo Lastras. Más tarde, saltaron más corredores, pero los británicos tenían claro que este Mundial era muy propicio para los intereses de Cavendish.
El velocista nacido en la Isla de Man logró la victoria y lucirá el maillot de campeón del mundo, ése que algunos dicen que está maldito, pero que sólo pueden llevar grandísimos corredores, en especial esprinters, que hayan sido capaces de ganar el Mundial. El recorrido fue llano, muy llano, pero todos sabíamos que era lo que tocaba esta vez. Aun así, el repecho final, unido a la garra de gran campeón que tiene, hizo que Fabian Cancellara disputará hasta el final las medallas y terminara, detrás de consumados esprinters, en cuarta posición. La novena fue la que correspondió a Freire, que se metió al esprint en una posición muy delantera demasiado pronto. El cuarto Mundial tendrá que esperar.
La capital danesa nos dejó un recorrido poco atractivo, pero bellas imágenes y, sobre todo, mucho público animando a los corredores. Vivir un Mundial de ciclismo es una experiencia sensacional, ya que hay aficionados de muchos países del mundo. Yo pude hacerlo con el de 2005 que se disputó en Madrid y en el que Valverde acabó segundo por detrás de Boonen. El colorido de la afición y su calor hacia los corredores fue también de los más destacado. Poco más se puede decir, y poco debemos objetar a la selección española. Hicieron lo que pudieron y el propio Freire reconoce que podría haber ganado el Mundial de haber afrontado el esprint de otro modo. Todo el mundo se equivoca. Con el final del Mundila acaba casi por completo el calendario ciclista. Tocará ir haciendo balance de lo vivido este intenso año y de contar lo que está por venir.
La capital danesa nos dejó un recorrido poco atractivo, pero bellas imágenes y, sobre todo, mucho público animando a los corredores. Vivir un Mundial de ciclismo es una experiencia sensacional, ya que hay aficionados de muchos países del mundo. Yo pude hacerlo con el de 2005 que se disputó en Madrid y en el que Valverde acabó segundo por detrás de Boonen. El colorido de la afición y su calor hacia los corredores fue también de los más destacado. Poco más se puede decir, y poco debemos objetar a la selección española. Hicieron lo que pudieron y el propio Freire reconoce que podría haber ganado el Mundial de haber afrontado el esprint de otro modo. Todo el mundo se equivoca. Con el final del Mundila acaba casi por completo el calendario ciclista. Tocará ir haciendo balance de lo vivido este intenso año y de contar lo que está por venir.
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