Sagan-Nibali, duelo de gallos en Liquigas

Ayer se disputó la séptima y penúltima etapa de la París-Niza, en la que las caídas alejaron a Levi Leipheimer del podio y en la que el belga Thomas De Gent ganó en solitario, pero seguimos pendientes de dos carreras al tiempo y ayer se vio un gran día de ciclismo en Italia. Se trataba de la cuarta etapa de la Tirreno-Adriático. Allí el eslovaco Peter Sagan, un grandísimo corredor que ya ha dicho mucho en el mundo del ciclismo, pero que tiene mucho más por decir en el futuro, consiguió la victoria en un final picando hacia arriba. Ganó por delante de Roman Kreuziger y Vincenzo Nibali, su compañero de equipo y, en teoría, jefe de filas. Y ahí está el lío que da título a este artículo. Parece ser que al italiano no le sentó nada bien que Sagan atacara cuando él marchaba en cabeza a poco de meta junto a Danilo Di Luca. Entonces Sagan arrancó desde atrás y, con su enorme punta de velocidad, le dejó con la miel en los labios.
Mal rollito parece haber en el Liquigas. Es lo que suele pasar, aunque no siempre sucede, cuando metes a dos gallos en el mismo corral. En teoría el líder del equipo es Nibali y él tiene además más galones que el joven eslovaco (a fin de cuentas, El Tiburón ya ha ganado una grande, la Vuelta de 2010). Se comenta, y tiene visos de no ser sólo cuestión de las malas lenguas, que Sagan se tomó así la revancha de una etapa en el Tour de Omán en la que Nibali arrancó a falta de un kilómetro para sacar tiempo, aunque finalmente terminó perdiéndolo. Era una etapa que se decidiría al esprint y Sagan se vio perjudicado por el movimiento de su compañero de equipo. Al acabar la etapa Nibali no podía ocultar su sorpresa y su disgusto por lo que acababa de hacer Sagan en la etapa. El vencedor quitó hierro al asunto, se negó a hablar de revanchas ni enfrentamientos y tiró del topicazo del buen trabajo de equipo y de que el Liquigas tenía dos bazas y jugaron con las dos para obtener la victoria, que al fin y al cabo es lo que desea todo equipo. Veremos cómo sigue el pique.
Al margen del enfrentamiento interno y del ambiente que suponemos habrá en el equipo italiano, lo que está fuera de toda duda es que el ciclista que ayer ganó la etapa tiene una clase y una velocidad sobresalientes y es un potencial ganador de casi todo lo que se proponga. A mí personalmente es un ciclista que me encanta y creo que todas las expectativas sobre él, que son muchas, pueden cumplirse. A Nibali ya le conocemos y es también un magnífico corredor. Nunca es fácil eso de convivir con alguien que te puede hacer sombra y arrebatar victorias y titulares. En el fondo, en este tipo de casos, tu primer rival lo tienes en casa. La etapa fue bonita y dio un vuelco a la general que pasa a estar liderada por el estadounidense del RadioShack Christopher Horner. A siete segundos está Kreuziger, a 13" Meyer, a 21" Sagan, a 22" Di Luca, a 30" Cancellara y a 34" Nibali. En cuanto a Joaquín Rodríguez, ayer fue décimo y se dejó doce segundos. Se encuentra noveno en la general a 35 segundos del líder. Hasta el miércoles queda aún mucha competición en Italia.
En la París-Niza, por el contrario, todo se decidirá en la cronoescalada de hoy. Ayer la suerte no acompañó a Levi Leipheimer, que quedó cortado por una caída y luego, en un vertiginoso descenso en el que acompañado de sus gregarios intentaba alcanzar al gran grupo, se fue nuevamente al suelo. Al final perdió siete minutos en meta con el grupo del líder. Le honra, desde luego, que se volviera a subir a la bicicleta después de la segunda caída y que se esforzara por llegar a meta. La etapa no tuvo mucha historia, ya que se consintió una fuga de dos hombres, Thomas De Gent y Rein Taaramae, que hicieron mucha ventaja con el pelotón. El más fuerte del dúo de cabeza fue el belga del Vacansoleil, que dejó atrás a su compañero de fuga y tuvo todo el tiempo del mundo para saborear su entrada triunfal en meta. Seis minutos después de que De Gent levantara los brazos, entró Taaramae, segundo. John Degenkold dio tiempo al pelotón, que llegó a 9:24. Los 9,6 kilómetros de la cronoescalada de hoy decidirán la carrera. Los primeros kilómetros son los de un mayor desnivel, para acabar con unas rampas más suaves. Wiggins tendrá que defender su ventaja de seis segundos sobre Westra y la de dieciocho sobre Valverde, que está algo griposo estos días.

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