La pretemporada ciclista sigue su curso y ya se va acercando el final de este largo invierno sin competición. Miramos ya hacia 2014, una temporada con muchos interrogantes e innumerables puntos de interés. Con novedades y confirmaciones. Con ciclistas que buscan consagrarse repitiendo su rendimiento del año que pronto dejaremos atrás. Hablo en este caso de Chris Froome, arrollador ganador del Tour de Francia y ganador del prestigioso premio Velo d´oro. Algo así como el balón de oro del ciclismo. Froome ha declarado que quiere demostrar que puede volver a ganar el Tour para luchar contra las especulaciones y sospechas permanentes que siempre se ciñen, malvada herencia del pasado, sobre el corredor más fuerte de cada carrera.
Froome buscará no seguir la estela de Wiggins al año después de ganar el Tour. Los paralelismos entre el brillante 2012 de Wiggins y el excepcional 2013 de Froome son enormes. El británico de origen keniata quiere romper ese mimetismo y evitar que su 2014 se parezca al mediocre 2013 de Wiggins. Veamos. El año pasado, Wiggins ganó el Tour más dos etapas, una etapa de la Vuelta al Algarve, la París-Niza más una etapa, el Tour de Romandía más dos etapas, el Critérium del Dauphiné más una etapa y la contrarreloj de los Juegos Olímpicos. Un año formidable en el que rindió a gran nivel desde el comienzo de la temporada y hasta agosto, cuando se celebraron los JJOO de Londres.
Mismo esquema que el seguido este año por Froome, dominante desde el comienzo. Ganó el Tour de Francia más tres etapas, coronándose emperador del ciclismo con una apabullante superioridad sobre sus rivales, sin apenas el más mínimo resquicio de debilidad. Pero antes ya había cubierto un año repleto de victorias con el Tour de Omán más una etapa, una etapa de la Tirreno-Adriático (donde fue derrotado por Nibali en la batalla por la general), el Critérium Internacional más una etapa, el Tour de Romandía más una etapa y el Critérium del Dauphiné más una etapa.
Caminos paralelos que ahora Froome, naturalmente, desea romper. El 2013 de Wiggins se resume en una etapa de la Vuelta a Polonia, la Vuelta a Gran Bretaña más una victoria parcial y la plata en el Mundial contrarreloj. Una cosecha modesta para alguien que venía de arrasar en el Tour de Francia del año anterior. Wiggins fracasó en el Giro de Italia, aquejado de problemas físicos, todo hay que decirlo. Froome luchará en 2014 contra el espejo de Wiggins porque él quiere que el año después de ganar casi todas las carreras que disputó y de brillar en el Tour sea un año de consagración, de aumento de su dominio sobre el resto de rivales. Desde luego, tiene poderío para ello. Sí o sí, Froome parte como favorito al Tour del próximo año. Junto a muchos otros, sí, pero por méritos propios, de entrada, por encima de ellos. Su abrumadora superioridad en la montaña y su magnífico rendimiento contra el reloj asustan. Toca confirmarlo el próximo año.
Un tercer actor querrá jugar un papel de líder el próximo año en Sky. Será en el Giro. Richie Porte, tras demostrar este año que puede asumir mayores cotas de responsabilidad (París-Niza más dos etapas, una etapa del Critérium Internacional y una etapa de la Vuelta al País Vasco) el año próximo será presumiblemente el líder del conjunto Sky en el Giro.
En el Sky, parece que las aguas pueden estar más calmadas entre los dos últimos ganadores del Tour. Froome y Wiggins mantuvieron una charla en la concentración del equipo en Mallorca. Todo viene por la etapa del Tour del 2012 a la que pertenece la imagen de arriba. Aquella ascensión a La Toussuire en la que Froome, segundo de la general y gregario de Wiggins, pero que estaba rodando ostensiblemente mejor que él en la montaña, atacó y dejó atrás a su líder durante un instante, mirando atrás queriendo demostrar tal vez que él era el más fuerte. Ahora, han aclarado este malentendido, según contó Froome al diario británico Daily Mail la semana pasada.
Froome reconoce que "el incidente del Tour de 2012 estaba en la raíz de todo". Su versión de esa etapa es la siguiente: “Fue un gran malentendido en el que pensé que yo estaba leyendo la carrera correctamente. Creí que la carrera había evolucionado de tal manera que me abrió la puerta para escaparme. Obviamente era el momento equivocado. Ni siquiera se me pasó por la mente atacar a Brad. Acepto que leí mal la situación. Pienso que Brad estuvo bien. Pero muy rápidamente se vio evidente que era un problema y que tenía que parar y volver, que es lo que hice", explica. Sobre la charla en la que parecen que han limado diferencias, Froome afirma que "fue muy constructiva y estamos en un buena situación ahora. Era importante que lo hiciéramos y era importante para el equipo también. Para ser honesto, deberíamos haberlo hecho hace mucho tiempo, sólo para aclarar las cosas, pero nos llevamos bien ahora".
En esa entrevista, Froome reconoce que "parte de lo que me impulsa es un deseo de mostrar, post- Armstrong, que es posible tener sucesivas victorias en el Tour de forma limpia". Para lograr reeditar un año tan glorioso como 2013 tendrá que vencer a grandes rivales, por supuesto, y superar esa estela que parece seguir casi al detalle con un año de diferencia respecto a lo que hizo su compañero Bradley Wiggins. Froome busca romper ese espejo. Tiene armas para ello y su propósito será uno de los muchos alicientes de la cada vez más próxima temporada 2014.
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